jueves, 22 de agosto de 2013

agosto 22, 2013
Historias de reportero | Carlos Loret de Mola Álvarez | 22-VIII-13

El principal problema del presidente Enrique Peña Nieto no es la rebeldía de maestros, la oposición a su reforma energética o los brotes de inseguridad. Es la economía que está estancada.

Los datos más recientes apuntan a que para el cierre de año, si le va bien, podrá llegar a 1% de crecimiento del PIB. En una de esas se queda abajito, en cero.

La economía de nuestro país anda mal. El discurso oficial busca repartir culpas al resto del mundo.

Y es cierto que el desempeño económico de nuestro motor principal, Estados Unidos, ha sido mucho peor al esperado y eso impacta duramente.

Es cierto que Ben Bernanke, el influyente titular de la Reserva Federal de la Unión Americana (el Fed), contribuye poco con sus declaraciones pesimistas.

Es cierto que Europa sigue vapuleada y que apenas logró sacar la nariz para respirar con un 0.3% de crecimiento. Pero también es cierto que el manejo del gasto del gobierno en México fue tan deficiente al arranque del sexenio que generó que en nuestro país se profundizara el estancamiento, que nos golpeara más la crisis. Ese factor es atribuible a la actual administración.

En la economía mexicana, el gasto del gobierno es un motor fundamental. Muchas cadenas productivas dependen del dinero del presupuesto público: licitaciones, contratos, concursos, concesiones que significan inversiones que generan empleos y están motivadas por los miles de millones de pesos que cada año invierte el Estado.

Ese flujo de recursos se redujo significativamente durante el primer semestre del gobierno actual. Fue el famoso “subejercicio presupuestal”. Quizá se debió a la inexperiencia de los nuevos funcionarios, quizá tenían miedo a firmar, quizá estaban reacomodando intereses, quizá haciendo un “guardadito” por si no recaudaban lo pronosticado, quizá todas las anteriores. La cifra oficial vigente marca que se ha gastado 98% del presupuesto, es decir, ya se pusieron al corriente, pero el daño quedó.

La manera más didáctica de descubrirlo es al comparar el crecimiento de las economías de México y Estados Unidos trimestre a trimestre: siempre notaremos que la mexicana le saca un tramo de ventaja a la estadounidense. Ese “tramo” se debe sobre todo al gasto del gobierno.

Así, tenemos que en los primeros tres meses de 2011, EU creció 2.0% pero México 4.4%. El segundo trimestre fue 1.9 contra 3.2. Luego 1.5 contra 4.1. Y así continúa la cifra muchos trimestres hasta que llega el segundo (abril-junio) de este 2013: 1.4% en Estados Unidos y 1.5% en México. El “tramo” de ventaja desapareció.

En este año, Hacienda ha modificado a la baja dos veces su pronóstico de crecimiento económico: empezó en 3.1% y ya va en 1.8%. Apenas hace un par de semanas vaticinó que el segundo trimestre marcaría un aumento de 2.5% y se le fue casi a la mitad: 1.5%.

El impulso reformista de Peña Nieto puede asombrar a las élites, pero se sabe que si le va mal al bolsillo de la gente le va mal al presidente.

SACIAMORBOS

Dicen que no cedieron al chantaje violento, que fue para mantener al PRD en el Pacto.

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