martes, 15 de noviembre de 2016

noviembre 15, 2016
SAN JUAN, Argentina, 15 de noviembre de 2016.- Lionel Messi, autor de un gol y dos asistencias, lideró este martes al seleccionado argentino que goleó por 3-0 a Colombia y se aseguró finalizar el año al menos en la quinta posición de las eliminatorias, que da derecho a una repesca en busca de la clasificación para el Mundial de Rusia 2018.

El conjunto colombiano, en cambio, es sexto con 18 puntos y de momento está por fuera de los puestos de clasificación.

Messi abrió el marcador a los 9 minutos de tiro libre y luego asistió en dos ocasiones para que convirtieran Lucas Pratto, a los 22, y Ángel Di María, a los 84.

A falta de seis jornadas, Argentina alcanzó los 19 puntos.

La próxima doble fecha de eliminatorias será el 23 y 28 de marzo de 2017. Argentina jugará ante Chile y Bolivia, mientras que Colombia hará lo propio contra Bolivia y Ecuador. 

Los jugadores en el Estadio San Juan del Bicentenario. (Getty Images)

Así lo cuenta Enrique Gastagna en Clarín: Espantó a los complejos, logró evadirse del microclima negativo y simplemente fue él: Messi. Entonces, tal como se imaginaba, con el genio a su disposición, la Selección vio la luz y por fin dibujó una sonrisa llena de alivio. Messi era la fórmula obvia para dar un paso adelante. Desde semejante lugar de confusión, no era lógico aguardar una exposición colectiva híper convincente.

No existe ningún equipo capaz de alcanzar una transformación brutal de un partido a otro, mucho menos si viene de sucesivas frustraciones y si las inseguridades acosan a todos. Messi. Siempre Messi. Para creer. Para ilusionarse. Para rescatar a compañeros traumados. Para calmar a un equipo sin identidad nítida. Para darle paz a un entrenador cuya continuidad caminaba por la cornisa. Unicamente girando alrededor del 10 se entiende por qué Argentina pasó a Colombia con comodidad y se va de vacaciones al menos en zona de Repechaje, pensando en Rusia 2018.

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“Hay que ganar como sea”, había dicho el capitán después de la paliza sufrida en Brasil. Justo él, un paladín del juego, dejando las formas a un lado. Los ultra resultadistas tal vez expriman esa frase para decir ahora que Argentina ganó como sea. A no creerles: Argentina ganó con Messi jugando a lo Messi.

Es una bendición ser contemporaneo de Leo y verlo en acción semana tras semana. De nuevo, resultó un goce total. Se hizo cargo de todo. La pidió de entrada y encaró. El triple volante central que ubicó Pekerman para ensuciarle el terreno no sirvió de nada. Mucho menos la elección como lateral izquierdo de Balanta. Partiendo desde la derecha y volando por donde se le ocurría, Messi arrasó.

Justo Barrios, uno de los tres mediocampistas centrales, bajó al 10 cerca del área. Tiro libre frontal para Messi. Con Brasil no había podido superar la barrera. Ahora, a un ángulo, tocando el travesaño, para alejarle aún más la pelota a Ospina. Un cuento más del mejor. Su grito 57 de Selección, el número 17 en Eliminatorias y el sexto de tiro libre.

Pero no se conformó. También le puso la redonda en la cabeza a Pratto con un centro delicioso. Dos festejos en 22 minutos para despedazar a una Colombia otra vez tibia ante Argentina, temerosa, que llegaba tan cuestionada como su técnico Pekerman y que terminó peor.

Fue Messi además pura generosidad no sólo con Pratto, sino con otros compañeros. A Mercado y a Otamendi les sirvió tiros libres que no cabecearon al gol por milímetros. A Di María lo dejó mano a mano en una que el zurdo estrelló en un palo. También lo asistió en el tercero, tras robársela a Jeison Murillo, en esa misma acción en la que Higuaín se pasó de largo. Ahí pareció que Leo quería hacerlo anotar al Pipita, cruelmente silbado por todo el estadio instantes antes, mientras ingresaba.

Después de Messi, para celebrar, la Selección apenas regaló a Pratto. De nuevo no le pesó ser el “9”. Resultaron interesantes sus desplazamientos y encontró el alimento que le ensancha el ego a cualquier goleador.

El funcionamiento general del equipo no conformó. No hubo auxilio para Messi. Todo Leo se lo debió autogestionar. Los mediocampistos aparecieron atados en la circulación y con escasa movilidad. Raro en Banega. Poco de Biglia. Bloqueado Di María en la etapa inicial. Lo mínimo de Mascherano, quien sí fue irreprochable en los cortes. Hubo algunas inseguridades en los pases de entrada. Hubo fragilidad de Mas en la marca.

Bauza le dio unos minutos a Enzo Pérez, expuso ante la malicia popular un rato a Higuaín (la intención seguro fue regalarle una señal de respaldo) y le otorgó espacio al debut de Acuña.

Aquí, en San Juan, Messi se había lesionado antes de la Copa América de Estados Unidos. Aquí tomó de la mano a la Selección y la sacó del abismo. Ahora habrá un tiempo para buscar el equipo y los intérpretes adecuados. En marzo, será el momento de recibir a Chile, el verdugo en las últimas dos finales perdidas. El morbo se renovará. Ahora Messi salvó a todos, pero no siempre con Leo alcanzará. El genio pide a gritos un equipo. Que Bauza y sus compañeros lo escuchen. (EFE / Clarín)