lunes, 8 de julio de 2013

julio 08, 2013
La muestra Jesuitas. Vida y expulsión en la Nueva España, integrada por 30 piezas coloniales, se inaugura este martes 9 en el Centro INAH Durango

DURANGO, 8 de julio.- A 450 años de la fundación de la Ciudad de Durango, emprendida en el siglo XVI por el militar español Francisco Ibarra, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) conmemora este hecho histórico con una exposición sobre la presencia de los jesuitas en la Nueva España, orden religiosa que evangelizó a la población duranguense desde su arribo a esa parte del país en 1596, hasta su expulsión en 1767.

Foto: México Desconocido

La puesta museográfica, titulada Jesuitas. Vida y expulsión en la Nueva España, se integra por 30 piezas coloniales entre esculturas, platería y pinturas al óleo que dan cuenta de la vida cotidiana de los misioneros de la Compañía de Jesús. Las piezas provienen en su mayoría del Museo Nacional del Virreinato, donde se exhibió por primera vez, y cuyo éxito le valió itinerar en el Museo Regional de Chihuahua, Instituto Mexiquense de Cultura y Museo de Arte e Historia de Guanajuato.

La exposición, que se inaugura este martes 9 de julio en el Centro INAH-Durango, es la primera de tipo colonial en exhibirse en el estado. “El origen de la que hoy es la capital de Durango, se remonta a 1563, cuando el capitán Francisco Ibarra —encomendado por el virrey don Luis de Velasco— conquistó varias áreas del norte de México y ordenó la fundación de una villa donde estaba el pueblo indígena de Analco”, relató el arquitecto Alberto Ramírez, director del Instituto en la entidad.

“Para ello —añadió—, ordenó a Alonso Pacheco echar los cimientos de la Villa de Guadiana, el 14 de abril de 1563, tres meses después estaba lista; para entonces el capitán Ibarra le cambió el nombre por Ciudad de Durango, según se menciona en el texto Durango gráfico (1903) de autoría de Carlos Hernández”. Asimismo, en Memorias de Ibarra se estipula como fecha de creación el 8 de julio de 1563”.

Esta entidad posee gran potencial cultural con dos mil monumentos históricos, de los cuáles 746 se concentran en el Centro Histórico de la capital del estado, por lo que en 1982 se le otorgó la Declaratoria Federal de Zona de Monumentos Históricos; además cuenta con 570 sitios arqueológicos registrados. También tiene el reconocimiento de Patrimonio Mundial al formar parte del Camino Real de Tierra Adentro, en el que diversas poblaciones coloniales compartieron comunicación, economía y vínculos religiosos, culturales y sociales.

La muestra organizada por el INAH para dicha conmemoración, se presenta en la Sala de Exposiciones Temporales del Centro INAH Durango. Entre las piezas destaca un cuadro —de aproximadamente 140 cm de alto y 100 de ancho— del siglo XVIII, de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús.

Asimismo, sobresale la pintura del jesuita mártir Juan Del Valle, que se muestra con su hábito negro característico de la orden religiosa, boca arriba y con las manos entrelazadas, con flechas atravesándole el pecho. “En la parte superior, en una cartela se encuentran los datos de su fallecimiento, ocurrido en el poblado El Zape, durante un levantamiento armado de  los  indígenas tepehuanes, en 1616”, detalló Alma Montero, curadora de la exposición.

La orden jesuita se caracterizó, desde su creación en 1540 en Europa, por tener una instrucción muy disciplinada de corte militar y darle gran peso a la educación y el desarrollo intelectual. Esto último, más tarde desencadenarían motivos por parte de la Corona española para expulsarlos de sus territorios en 1767, y con ello evitar que los indígenas desarrollaran el intelecto y una conciencia y orgullo de haber nacido en América.

Los jesuitas llegaron a Durango en 1596, año en que el padre Martín Peláez fundó la primera compañía en dicho estado. “Construyeron varias misiones y el Colegio de Guadiana, en la segunda mitad del siglo XVIII, el cual destacó porque fue la institución educativa virreinal más desarrollada en el norte de la Nueva España, y donde se formó el clero secular de la época”, recordó Alberto Ramírez.

Por su parte, Alma Montero explicó que en dicho espacio “los jóvenes tenían una rigurosa preparación en latín, retórica, teología, filosofía y otras materias. En ese colegio se forjó la intelectualidad de una buena porción del norte novohispano y del actual sur de los Estados Unidos”.

“A mediados del siglo XVIII —relató el arquitecto Ramírez— todavía en poder de los jesuitas, el edificio fue reedificado por completo debido a daños estructurales graves. Posteriormente, a raíz de la expulsión de los padres de la Compañía de Jesús, el inmueble sirvió como Seminario Conciliar, hasta que en 1860 las instalaciones se convirtieron en el Colegio Civil de Durango”.

Dicho colegio, dijo, cerró en 1864 debido a la Intervención Francesa y fue reabierto el 1 de marzo de 1867 mediante un decreto de Benito Juárez, a la muerte de éste, a manera de homenaje, el 5 de agosto de 1872 el nombre del inmueble cambió por Instituto Benito Juárez; 85 años más tarde se le otorgó la categoría de Universidad, hoy la más importante del estado.

Riqueza cultural duranguense

Entre las joyas arquitectónicas que la entidad posee se encuentra la construcción religiosa más importante del norte de México, que fue sede del Obispado en 1620, bajo la cual estaban en jurisdicción los templos desde Durango hasta el poblado de Santa Fe, en Nuevo México.

Se trata de la Catedral Basílica Menor de la Inmaculada Concepción, localizada en la calle 20 de Noviembre. La estructura data de finales del siglo XVII; fue construida en el espacio donde originalmente se localizaba el Templo de la Asunción, consumido en un incendio en 1634. La imagen de la Virgen de la Inmaculada Concepción se exhibe en el altar mayor.

Asimismo, destaca el edificio Casa del Conde del Valle de Suchil, el mejor monumento barroco de arquitectura civil de la ciudad; fue construido entre 1761 y 1768 por órdenes del gobernador José Carlos Agüero con la intención de habitarlo, sin embargo, se lo vendió a su teniente José del Campo Soberón y Larrea, conde de Guatimapé y del Valle de Suchil. Actualmente, funge como instalaciones de un banco.

Además, de Durango son originarios importantes personajes de la historia mexicana, entre ellos Francisco Villa, cuya estatua se localiza en el bulevar que lleva su nombre; José Manuel Ramón Aduato Fernández Félix, mejor conocido como Guadalupe Victoria, primer presidente de México, al cual se le construyó en 1930 el monumento que lleva su nombre, localizado en la glorieta de la capital duranguense.

La exposición Jesuitas. Vida y expulsión en la Nueva España permanecerá hasta el 28 de septiembre en el Centro INAH Durango “Edificio Bicentenario”, que se localiza en Avenida 16 de Septiembre, No. 130,  Colonia Silvestre Dorador, en la capital de Durango. Horario: 9:00 a 17:00 horas. Entrada libre. (Boletín INAH)