lunes, 26 de septiembre de 2016

septiembre 26, 2016
CARTAGENA DE INDIAS, Colombia, 26 de septiembre.- "¡Cesó la horrible noche de la violencia que nos ha cubierto con su sombra por más de medio siglo!". Con una cita al himno de Colombia ha cerrado el presidente Juan Manuel Santos su discurso en la histórica jornada en Cartagena de Indias que ha puesto fin a más de medio siglo de conflicto armado con las FARC. "Es una victoria de la sociedad colombiana en su conjunto y de la comunidad internacional. Sin ese amplio respaldo popular, que fue creciendo en los últimos años, no estaríamos ante este acontecimiento", ha dicho Rodrigo Londoño (alias 'Timochenko'), el líder de la guerrilla. Ver El 'himno de la alegría' acompañó la ceremonia de este lunes, Perdón por todo el dolor que hemos podido causar: 'Timochenko', 'Miembros de las Farc, les doy la bienvenida a la democracia': Santos, 'Ya no hay espacio para política basada en la violencia: Ban Ki-moon y Así se vivió en las ciudades la firma de la paz entre Gobierno y Farc.

Ban Ki-Moon, le dio la bienvenida a la paz, a la que llamó “una luz brillante que ilumina a todo el mundo”. Así terminó el conflicto más longevo del Hemisferio Occidental y así desapareció la guerrilla más potente y antigua de América. Una guerra de 52 años que ha dejado, en una nación de 48 millones de personas, 6,9 millones de desplazados, más de 250.000 muertos y 100.000 desaparecidos. Colombia es el segundo país con más minas anti-persona, tras Afganistán, y uno de los 10 más violentos del mundo, según datos de Amnistía Internacional en 2016.

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, en apretón de manos a Rodrigo Londoño (alias 'Timochenko'), el líder de la guerrilla, ante el presidente de Cuba, Raúl Castro. (AFP)

La firma fue con un "balígrafo" (una bala convertida en bolígrafo). La ceremonia, antecedida por una tormenta que estuvo a punto de complicar el evento, arrancó a las 17.10 horas del lunes en la Plaza de Banderas del Centro de Convenciones de Cartagena, ante 2.500 invitados entre los que estaban incluidos 15 presidentes, 27 cancilleres y tres ex presidentes, además de los máximos representantes de organismos internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Junto a la gran mayoría de líderes latinoamericanos, se encontraban John Kerry, Secretario de Estado estadounidense, y Don Juan Carlos, en representación de España.

El momento más esperado llegó al principio, cuando los máximos representantes de ambos bandos, Santos y 'Timochenko', se dieron un solemne apretón de manos. Ésa es la foto que quedará para el recuerdo en las páginas de Historia de este 26 de septiembre de 2016. Poco antes, el líder de la República había entregado un pin con una paloma blanca al jefe guerrillero. La firma se realizó con un balígrafo, un boli construido con restos de balas de la guerra.

"Ya no habrá espacio en Colombia para la política basada en la violencia", zanjó Ban Ki-moon, secretario general de las Naciones Unidas. "Tras décadas de conflicto arraigado, es lógico que persista la desconfianza. A pesar de esto, espero que puedan superar este dolor. Éste es un proceso de paz que ha sido liderado por los colombianos desde el principio hasta el final. Es un honor para la comunidad internacional apoyarlos en este esfuerzo", añadió.

La ceremonia, con fuertes connotaciones poéticas y teatrales, arrancó con el Presidente abriendo con una llave "la puerta de la paz" para entrar al acto oficial. En su primer discurso como jefe de Estado, el 7 de agosto de 2010, Santos ya había hecho una visionaria mención al respecto, al afirmar que "la puerta del diálogo no está cerrada con llave".

La firma de la paz ha sido su obsesión durante este mandato. Hay quien le ha comparado con el líder sudafricano Nelson Mandela e insinuado que su objetivo es el Nobel de la Paz. "Recuerdo lo que me dijo Mandela: el día que usted quiera hacer la paz, piense en dos palabras: perseverancia y paciencia", dijo el Presidente tras alcanzar, el pasado 23 de junio, el determinante acuerdo de cese al fuego bilateral y de hostilidades y la dejación de armas de la guerrilla.

El discurso de los dos líderes ha tenido varios puntos similares, más allá de la duración impuesta de 10 minutos. Tanto Santos como 'Timochenko' han citado a Gabriel García Márquez, sus mariposas amarillas y la "segunda oportunidad sobre la tierra" ('Cien años de soledad') que se está viviendo en el país. Ambos pusieron en el centro a las víctimas (se calcula que hay ocho millones de afectados tras una guerra de 52 años) y mencionaron a los campesinos, indígenas y afros, las comunidades más azotadas por el conflicto.

Las diferencias fueron ideológicas. 'Timochenko' destacó a Hugo Chávez, "sin cuyos trabajos pacientes pero discretos este final feliz no hubiera tenido éxito", así como a Nicolás Maduro, "continuador de ese esfuerzo de paz". También recordó a Fidel Castro, a Raúl Castro y al pueblo cubano, en cuya capital, La Habana, ambas partes han estado negociando desde el 4 de septiembre de 2012.

El líder guerrillero lanzó un guiño al Presidente: "Hemos encontrado en Santos un valeroso interlocutor, capaz de sortear con entereza las presiones y provocaciones de los sectores belicistas del país. A él le reconocemos su probada voluntad por construir el acuerdo. Por primera vez en más de un siglo hemos podido unir las suficientes voluntades para decir no a los amigos de la guerra". Y Santos recogió el guante: "Yo, que fui su implacable adversario, reconozco que fueron dignos negociadores en la mesa de conversaciones y que trabajaron con seriedad y voluntad, sin las cuales hubiera sido imposible llegar a este momento".

La sentencia más aplaudida, paradójicamente, fue para alias 'Timochenko', cuando pidió perdón. "Cada uno de nosotros tenemos a quienes lloraron. Gloria a todos los caídos y víctimas de esta larga confrontación que hoy termina. En nombre de las FARC ofrezco sinceramente nuestro perdón a todas las víctimas del conflicto, por todo el dolor que hayamos podido causar en esta guerra". Poco después, se produjo una anécdota: el líder iba a encarar la parte final de su discurso, cuando sobrevoló el cielo un avión militar causando un estruendo. Visiblemente sorprendido, atinó a bromear: "Ésta vez venía a saludar la paz y no a descargar bombas".

Pese a la complicidad entre ambos líderes, no faltaron las referencias a sus acólitos. "Aquí nadie ha renunciado a sus ideas, seguiremos confrontándolas en la arena política, sin violencia", dijo 'Timochenko', que envió un mensaje a sus guerrilleros y prisioneros: "Vivieron y lucharon como héroes".

Santos hizo "un homenaje sincero, desde el fondo del corazón, a todos los héroes de las Fuerzas Armadas de nuestro país, que han combatido con honor para defender la tranquilidad y seguridad de los colombianos". No evitó los temas más polémicos (mencionó el drama del narcotráfico, reconoció que el acuerdo no es perfecto), pero sí aprovechó para recordar al pueblo colombiano que el próximo domingo 2 de octubre se celebra el Plebiscito, una herramienta no vinculante, pero donde el mandatario se juega su credibilidad. "Con su voto podremos dejar atrás un pasado triste y abrirle las puertas a un futuro mejor, con alegría y optimismo".

La ceremonia concluyó con el himno de la alegría, entre banderas de Colombia con la franja blanca como símbolo de paz y gritos de los asistentes al son de "Sí se pudo" y "No más guerra". Pese a las fortísimas medidas de seguridad, las FARC habían solicitado que los agentes no portaran armas altas, como símbolo de un país sin guerra. Los retos para la paz en Colombia todavía son muchos e inciertos, sólo el tiempo dirá si este acuerdo fue suficiente. (José Fajardo / El Mundo / El Tiempo)