martes, 25 de marzo de 2014

marzo 25, 2014
MADRID, 26 de marzo.- Adivinanza: ¿En qué se parece un criminal financiero a un narrador? El escritor Jorge Volpi (México, 1968) se encoge de hombros e inclina la cabeza al momento de enseñar su sonrisa compuesta de blancos y enormes dientes: «En que ambos nos dedicamos a decir mentiras todo el tiempo».


Con su última novela Volpi estira la ficción como si se tratase de una resortera, probando qué tan elástica es y qué tan lejos puede proyectar la piedra. «Memorial del engaño» es firmada por J. Volpi, el sexagenario presidente de una firma de inversión, amante de la ópera y uno de los responsables de la debacle financiera en 2008. Para dar mayor verosimilitud, o para enfatizar la farsa, la supuesta autobiografía va acompañada de una carta del editor justificando sus razones para publicar las memorias de un desfalcador, además de fotografías de los personajes mencionados en sus páginas (unos reales, otros...no tanto). Claro, este Volpi, nacido en Nueva York, también maneja una cuenta en Twitter con menos de doscientos seguidores, donde redacta 140 caracteres en perfecto español, aunque con la aclaración, en uno de sus primeros tuits, de las mejoras que ha logrado en esta lengua ajena.


«Es inevitable que los escritores abordemos este tipo de temas», dice Jorge Volpi, el escritor, director del Festival Cervantino de Guanajuato, Mexico; ex director del canal de televisión Pública Canal 22. «Si bien en América Latina sufrimos un poco menos esta crisis, en comparación con España, hemos sufrido tantas caídas en la economía que esto termina por ser una metáfora de todo lo vivido en el pasado».

Define su novela como un «catálogo de engaños múltiples», desde la familia, hasta la economía e incluso, la verdad sobre quién es el verdadero autor.

- ¿Qué tanto se asemejan ambos Volpi?

-¡Bastante poco, espero! Quizá algunas cosas. El personaje no tiene talento musical y por eso se vuelve mecenas de la ópera. Yo, en vez de eso, soy director del Cervantino. Él financia óperas, yo las produzco.

- J. Volpi es un cínico. ¿Y usted?

-Sí (responde sin estar convencido. Hace una pausa, replantea). Más bien, soy descreído. Mi cinismo va más bien en el sentido de tratar de enseñar el lado más oscuro de las distintas tendencias ideológicas, no creer demasiado en nada, ser escéptico en general.

- Si duda de todo, ¿A qué se aferra?

-A lo único que se puede aferrar uno, es a ser razonablemente feliz.

- Además de ser una novela del engaño, ¿lo es también de la fe?

- De la ideología como acto de fe. La ideología no es más que un planteamiento que uno cree sin que haya pruebas claras de que es correcto. Por un lado, la fe en el comunismo, que prometía el cambio positivo del mundo, con gente más feliz y sociedades más equitativas. Por el otro, la fe neoliberal que asume que el mercado, por sí mismo y sin ninguna regulación, llevaría a las sociedades a ser más prósperas y libres. Los dos son planteamientos casi religiosos que se revelan como grandes engaños.

- Entre su última novela («Tejedora de sombras») y ésta han pasado apenas dos años. Además, es director del Festival Cervantino. ¿En qué momento se abre espacio para escribir novelas en lapsos cortos de tiempo?

-Empecé a investigar la crisis cuando regresé a México, pero en realidad es una novela que escribí muy intensamente desde que viví en Madrid durante un año y después, durante el año que fui profesor de Princeton en Estados Unidos. Otros años trabajaba por ocho horas diarias, así que cuando asumí la dirección del Cervantino ya había terminado la obra.

- Más allá de la crisis financiera, hay otros detonantes de la historia

- Hubo un momento en que me topé con la figura de Harry Dexter White (quien también forma parte de la trama). Que el creador del Fondo Monetario Internacional, fuera acusado en su tiempo de ser espía comunista, es la paradoja que me impulsó a escribir. ¡Era inverosímil que el FMI, instrumento del capitalismo, hubiera sido fundado por un espía comunista!

- ¿Se justifica lo injustificable, como lo hace J. Volpi?

- Eso intenta. Eso intentan todos los criminales, políticos y gente que ostenta el poder. Mi novela no deja de ser una sátira, una ópera bufa. El engaño que la rodea está vinculado con la comedia, con la idea de personajes que engañan a otros, incluyendo al verdadero autor. Me he divertido bastante asumiendo una voz descarada. (Tatiana Maillard / ABC)