martes, 25 de marzo de 2014

marzo 25, 2014
LA HAYA, Holanda, 24 de marzo.- En un intento de aislar a Rusia, Estados Unidos y sus aliados de países occidentales y asiáticos declararon el lunes que separaron indefinidamente a Moscú de una importante coalición internacional, y advirtieron que están dispuestos a ordenar sanciones económicas más severas si Vladimir Putin incursiona más en Ucrania.

Las medidas se produjeron en medio de un frenesí de maniobras diplomáticas mientras Estados Unidos y Europa buscaban maneras de castigar a Rusia por anexarse la península de Crimea y evitar que la crisis se intensifique.

En el sentido de las manecillas del reloj, Barack Obama, presidente de EE. UU., Angela Merkel, canciller de Alemania; Shinzo Abe, primer ministro de Japón; Matteo Renzi, primer ministro de Italia; José Manuel Durão Barroso, presidente de la Comisión Europea; Herman Van Rompuy, presidente de la Unión Europea; Stephen Harper, primer ministro de Canadá, y François Hollande, presidente de Francia. (AFP)

El presidente Barack Obama y los líderes de Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Canadá y Japón efectuaron una reunión de emergencia del Grupo de los Siete en Holanda. En una declaración conjunta tras la reunión, los gobernantes dijeron que suspendían su participación con Rusia en el Grupo de los Ocho países más industrializados hasta que Moscú "cambie de rumbo".


También cancelaron una cumbre económica que Putin alojaría a mediados de año.

Los líderes del G-7 en lugar de eso planean reunirse a mediados de año en Bruselas, y determinaron en un gesto simbólico que el encuentro tendrá lugar en la ciudad sede tanto de la Unión Europea como de la OTAN, dos organizaciones que buscan fortalecer sus lazos con Ucrania.

"Hoy, reafirmamos que las acciones de Rusia tendrán consecuencias significativas", dijo el comunicado de los gobernantes. "Esta clara violación del derecho internacional es un serio desafío para el imperio de la ley en todo el mundo y debe ser una preocupación para todas las naciones".

Por otra parte, en un acontecimiento inesperado en La Haya, el ministro de relaciones exteriores ruso Serguéi Lavrov se reunió con su homólogo ucraniano, el contacto a más alto nivel entre los dos países desde que Rusia trasladó tropas a Crimea hace casi un mes.

Lavrov buscó minimizar la relevancia de que Occidente sacara a Rusia del G-8 al describir la sociedad económica como un club informal que ha sido eclipsado por otros foros internacionales.

Las acciones de Rusia han provocado una de las crisis políticas más profundas en décadas en Europa y producido comparaciones con las tensiones hemisféricas durante la Guerra Fría. Obama y otros líderes occidentales han criticado las medidas de Moscú como una violación del derecho internacional y han ordenado sanciones económicas contra allegados de Putin, aunque esos castigos parecen haber hecho muy poco para alterar los cálculos de los líderes rusos.

Horas antes de que los líderes mundiales comenzaran sus reuniones en La Haya, las fuerzas rusas irrumpieron en una base militar de Ucrania en Crimea, la tercera acción de ese tipo en igual número de días. El incipiente gobierno ucraniano respondió ordenando a sus tropas retirarse de la península, la cual tiene importancia estratégica.

En otros desarrollos, en Estados Unidos el Senado avanzaba hacia una votación sobre sanciones contra Rusia y ayuda a Ucrania, mientras que Ucrania presionó para que la Asamblea General de las Naciones Unidas adopte una resolución, posiblemente el jueves, que reafirme la integridad territorial del país y declare que el referendo en Crimea que llevó a su anexión por parte de Rusia "no tiene validez".

En La Haya, los líderes del G-7 también discutieron planes para aumentar la asistencia financiera al gobierno central de Ucrania.

Se espera que Obama busque el apoyo de los líderes europeos para sanciones aún más fuertes contra sectores clave de la economía rusa, incluido el energético.

Sin embargo, el mandatario estadounidense posiblemente enfrente la resistencia de algunos funcionarios europeos. Rusia es uno de los mayores socios comerciales de la Unión Europea y las autoridades temen que esa región, que aún sufre inestabilidad económica, podría sufrir si Moscú toma represalias, sobre todo si frena el suministro de petróleo y gas.

En otro intento de aislar a Rusia, Obama celebró una reunión por separado el lunes con el presidente de China, Xi Jinping, cuyo país frecuentemente se alinea con Moscú en disputas con Occidente.

Washington ha estado apelando a la vehemente oposición de Pekín a la intervención extranjera en los asuntos internos de otras naciones y se anotó un punto diplomático simbólico cuando China se abstuvo hace una semana durante la votación de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que declaraba ilegal el referendo de secesión de Crimea. Rusia vetó la medida y los otros 13 miembros del Consejo votaron a favor, con lo que la abstención de China sirvió para aislar a Moscú internacionalmente.

"Creo que al trabajar juntos, China y Estados Unidos pueden ayudar a fortalecer el derecho internacional y el respeto a la soberanía de las naciones y establecer el tipo de normas a nivel internacional que permiten que todos los pueblos prosperen", dijo Obama de pie junto a Xi antes de su reunión que duró una hora.

En contrapunto a Obama y sus socios del G-7, un grupo de cinco grandes economías emergentes — Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica— emitió el lunes un comunicado en el que se opone a las sanciones e insta a los países a trabajar a través de la ONU en su lugar. Los llamados países BRICS dijeron que el lenguaje hostil, las sanciones y la fuerza no "contribuyen a una solución sostenible y pacífica". (AP / Spiegel)