miércoles, 14 de agosto de 2013

agosto 14, 2013
MÉXICO, 14 de agosto.- Rafael Caro Quintero hizo una fortuna de la siembra y cosecha de mariguana, la cual según estimaciones alcanzaba los 500 millones de dólares (mdd). Accionista de empresas a través de las cuales lavaba dinero, el hombre de Badiraguato, Sinaloa, era dueño de al menos 36 casas en el país, según los cronistas de su desgracia.


Sólo para tener una idea de la dimensión de los terrenos, el decomiso de la primera finca, a cargo del Ministerio de Justicia de Costa Rica fue empleado para la construcción de vivienda para 150 familias, mientras que el terreno ubicado en San José de la Montaña albergaba en 2005 viviendas para unos 130 habitantes, agrupados en 26 familias.

En Tubutama, Sonora, Caro tenía un rancho (la más grande de sus propiedades) llamado el Castillo El Álamo, una construcción fastuosa de hace más de un siglo, que asemejaba una edificación medieval, dentro de cuyos límites criaba ganado, tenía autos de lujo y una capilla. Su valor aproximado: 4 millones de dólares.

Se afirma que desde la cárcel, Caro Quintero seguía utilizando a miembros de su familia y de ‘figuras de paja’ para invertir su fortuna en empresas aparentemente legítimas y proyectos inmobiliarios, entre los cuales se encontraban Grupo Fracsa y Dbardi SA de CV, empresa de desarrollo inmobiliario; Grupo Constructor Segundo Milenio SA de CV; el restaurante bar Barbaresco y el spa Hacienda Las Limas, esto según la Oficina de Control de Activos Extranjeros de Estados Unidos (OFAC, por sus siglas en inglés). (obrasweb.mx)

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