miércoles, 11 de junio de 2014

junio 11, 2014
ESCOCIA, 11 de junio.- Nacida en Inglaterra, criada en la frontera con Gales y residente desde hace más de 20 años en Escocia, la escritora J.K. Rowling ha deshojado la margarita del referéndum escocés del 18 de septiembre y ha decidido que votará en contra de la independencia. No porque piense que los escoceses no son capaces de regir su propio destino, sino porque cree que entraña demasiados riesgos. Su convicción en favor de que Escocia siga formando parte de Reino Unido es tal que ha decidido donar un millón de libras (1,24 millones de euros) a la campaña unionista Better Together, mejor juntos, que pide el no en el referéndum.

Foto: The Telegraph.

El anuncio de la autora de la serie de Harry Potter no ha sido una gran sorpresa, dada su conocida amistad con personajes clave de la campaña del no, como el ex primer ministro Gordon Brown. Rowling no es el primer famoso ni será el último que se pronuncia sobre el referéndum escocés.

En contra de la independencia se han pronunciado personajes como el ex entrenador del equipo nacional escocés de fútbol, Alex McLeish, que se ha declarado “orgulloso escocés pero apasionadamente a favor de que Escocia siga formando parte de Reino Unido”; o la cantante Susan Boyle, que se ha declarado también “patriota escocesa pero no nacionalista”. O el actor David Tennant, que dejó Escocia hace ya un tiempo y sugiere: “Vayamos a Europa y seamos una gran familia feliz”, un mensaje que tiene más bien poco eco en el corazón de Inglaterra.

A favor de la independencia se ha pronunciado, como no, el actor Sean Connery, un independentista de toda la vida que no podrá votar porque no reside en Escocia. O el autor James Kelman, que cree que “la independencia no es una decisión económica, sino algo que afecta al respeto a uno mismo”. Depender se si mismos “nos hará crecer”, sostiene el escritor Alasdair Gray. “Votamos sí a la independencia de Escocia porque creemos que hemos de ser responsables de nuestras propias vidas”, aseguran los hermanos Craig y Charlie Reid, que forman el histórico duo The Proclaimers.

J.K. Rowling ha explicado su decisión en un texto bastante largo publicado en su página web en el que asegura que se acercó al debate sobre la independencia “con la mente abierta y la conciencia de la seriedad de lo que nos van a pedir que decidamos”. Es en parte esa importancia, y el hecho de que un triunfo de la independencia no tendría marcha atrás lo que le ha hecho definirse por el no. Asegura que tiene buenos amigos en los dos bandos y que tanto en uno como en otro hay gente “inteligente y razonable”, aunque le confunden las aseveraciones tajantes que pronostican que la independencia llevará al cielo o al infierno, según el bando de cada cual.

Al final, lo que más ha pesado es su aversión a unos riesgos que cree que no valen la pena. A pesar de que le atraen las promesas de “una Escocia más justa, más verde, más rica y una sociedad más igual” que auguran los independentistas. Y a pesar también de que no le gusta el actual Gobierno de Westminster ni la centralista prensa londinense.

Frente a esos peros a la unión se ha impuesto la evidencia de que, sin ella, Escocia habría sufrido mucho más cuando bancos como el RBS se asomaron al abismo. “Mis dudas para aceptar la independencia no tienen nada que ver con una falta de confianza en los extraordinarios logros de Escocia”, escribe, sino más bien en que “cuanto más oigo a la campaña del sí, más me preocupa la forma en que minimizan los riesgos”. O factores concretos, como el temor de destacados expertos en investigación médica a que Escocia pierda su actual posición de primera fila mundial en terrenos como ese. (Walter Oppenheimer para El País)