miércoles, 11 de junio de 2014

junio 11, 2014
Nota necrológica publicada el 24 de agosto de 1988 en el Diario de Yucatán:

Nota de duelo
Don Joaquín de Arrigunaga y Peón

A las tres de la mañana de ayer, día en que cumplió 84 años, se desligó de la vida en esta capital, después de prolongada dolencia, don Joaquín de Arrigunaga y Peón, caballero perteneciente a una antigua y estimada familia de la sociedad meridana.

Don Joaquín de Arrigunaga fue hijo de Manuel de Arrigunaga Gutiérrez de Estrada y Eduviges Peón y Peón.

Fue fundador y presidente perpetuo de la Academia Yucateca de Historia y Genealogía "Francisco de Montejo", donde su interés por conservar y proteger nuestra identidad cultural, que fue una de las constantes de su vida, tuvo, entre otros plausibles frutos, las gestiones para la organización de los Archivos Parroquiales de Yucatán y la concentración en el Sagrario de la Catedral de Mérida de todos los libros sacramentales -bautizos, datos de matrimonios, defunciones, etc.- de más de cien años de antigüedad.

Promovió y dirigió la microfilmación de los mismos libros sacramentales, bajo el patrocinio de instituciones extranjeras como la Universidad de Arlington, Texas, y el Centro Genealógico Mundial de los Mormones, en Salt Lake City, Utah, y recopiló un índice cronológico y alfabético de los matrimonios realizados en Mérida desde 1543, año del nacimiento de doña Beatriz, hija mayor del conquistador don Francisco de Montejo, hasta la época contemporánea.

Testimonio también de su empeño en el rescate y difusión de nuestros valores es su libro "Españoles, mestizos e indios, forjadores de la intelectualidad yucateca", que trata de los yucatecos que estudiaron en el Colegio de San Ildefonso, precursor de la Universidad estatal.

Otra prueba de su amor a la investigación es su libro que nos deja: "Estirpe de conquistadores". En sus páginas traza la genealogía de su familia, hasta entroncarla con los Montejo, fundadores de la ciudad, en los años mil quinientos, pero es tan extenso el trabajo, que da noticia de la trayectoria de muchas más familias yucatecas, descendientes, asimismo, de conquistadores.

Don Joaquín era Caballero de Honor y Devoción de la Orden de Malta, uno de los pocos que hay no sólo en México sino en América. Fundada en el siglo XIII para acoger y cuidar a los cristianos heridos en las campañas contra los moros, la maltesa es ya una institución honoraria -sus obras se reducen a sostener leprosarios en África y otras partes del mundo-, pero mantiene vigente la tradición de nobleza que la caracteriza.

Después de residir largos años en la metrópoli, el extinto se radicó de nuevo en Mérida, donde en la década de los 60 compaginó sus inquietudes culturales con otras actividades, como la apícola.

Se le vela en la Funeraria Perches. Hoy a las nueve será incinerado y sus cenizas depositadas en la cripta de la familia Arrigunaga, en la Iglesia de Nuestra Señora de Lourdes.

Su viuda María de los Ángeles Coello Castilla; hijos Joaquín y Guadalupe (de su primer matrimonio, con la Sra. Guadalupe de Icaza y López negrete, q.e.p.d.), Maritza, Juan, César Augusto, Santiago, Lourdes y Ricardo; hijos políticos Rafael Mancera Aguayo, Luz María de la Mora y Ana Luisa Medina Várguez; hermanos Eduardo (en México), Srita Valentina y Noemí de Diner (también en la metrópoli), hermana política Ligia Zavala Vallado, nietos, sobrinos y demás deudos están recibiendo el pésame de las personas de su amistad, al que asociamos el nuestro.

Esquela publicada el mismo día.

Lápida de Joaquín de Arrigunaga y familia en el interior de la iglesia de Nuestra Señora de Lourdes

Placa en el interior del Archivo Parroquial de la Arquidiócesis de Yucatán donde se reconoce el papel de don Joaquín de Arrigunaga en su creación y organización (foto: JMRM)