miércoles, 11 de junio de 2014

junio 11, 2014
MADRID, España, 11 de junio.- Implantar la sharia en todo el territorio sirio e iraquí es el objetivo del Estado Islámico de Irak y Siria (o Estado Islámico de Irak y Levante), el grupo islamista que controla ya gran parte del país. Y poco a poco, sin apenas resistencia, los yihadistas lo están consiguiendo. El avance sobre Mosul se suma a las ciudades que ya capturaron a comienzos de año y amplias zonas de la provincia de Al Anbar. Menos de tres años después de la salida de las tropas estadounidense están un paso más cerca de conseguirlo.

El grupo se conoce comúnmente con el acrónimo ISIS (por sus siglas en inglés), en el que la S tiene su origen en la palabra árabe al Sham, que se puede traducir como Levante, Siria o incluso Damasco, pero en el contexto de la yihad global se refiere al Levante.

Ante la gran ofensiva, 500,000 huyen de Mosul. Conquistada por los yihadistas también la provincia de Baiji. Los rebeldes tomaron el control de toda la provincia. El ministro de Relaciones Exteriores iraquí: "amenaza mortal". Turquía pide a la OTAN una reunión de emergencia.

La violencia sectaria ha animado a grupos extremistas que combaten en Siria, como es el caso de ISIS, a expandirse por el país. La publicación especializada 'Al Monitor' apunta que este grupo ha ampliado su actividad desde finales de 2013. En Bagdad, haciendo apariciones públicas en la región de Buriz en la provincia de Diyala (al este de Bagdad), en Nibai (al norte de la capital iraquí), este martes en Mosul o este miércoles en Tikrit... el avance es imparable.


Nuri al-Maliki, primer ministro de Irak.

La democracia no ha conseguido calar en un país en el que el abanico de grupos étnicos y sectarios no tienen asignado ningún rol. El gobierno de Nuri al Maliki no ha permitido que los suníes estén representados y su indignación ha aumentado.

Las fuerzas de seguridad iraquíes se batían este miércoles contra los rebeldes yihadistas en la entrada de la ciudad de Samarra, a unos 110 km al norte de Bagdad, según informaron fuentes oficiales y testigos. La ciudad alberga un santuario chií que fue bombardeado en 2006 y que desencadenó un sangriento conflicto entre chiíes, mayoritarios en el país, y la minoría suní.

Suníes y chiíes, enfrentados en Irak

Desde la ocupación extranjera en 2003, Irak es un reguero de atentados que enfrentan a suníes y chiíes, las dos facciones musulmanas mayoritarias en el país. Los yihadistas han tomado partido por la minoría suní en Irak y echan leña al fuego en las tensiones sectarias con la mayoría chií, aliada del Gobierno de Nuri al Maliki y próxima a Irán.

Un auténtico éxodo el que se está registrando en Mosul, la ciudad de Irak que el martes cayó en manos de al-Qaeda: cerca de 500 mil habitantes,  uno de cada tres, huyeron de sus hogares en las últimas horas, para escapar de la guerrilla del Estado Islámico de Irak y el Levante.

En 2011, cuando EEUU abandonó el país, este grupo terrorista estaba más o menos derrotado, sin embargo en pleno auge de las tensiones entre suníes y chiíes, el grupo yihadistas ha encontrado un hueco para extender su influencia. En concreto a través del Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS)

El grupo surgió en 2013, al calor de Al Qaeda y para combatir contra las fuerzas leales a Bashar al Assad, desde entonces luchan con otras fuerzas insurgentes en Siria e Irak. En Siria, su influencia está en el noreste del país, en la frontera turco-siria, en las provincias donde operan independientemente del Frente Al Nusra. En Irak, ya controlan las provincias de Ambar y Ninive donde se encuentran ciudades tan importantes como Faluya y Mosul.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) informa que se ha producido “un número importante de víctimas entre los civiles”, aunque nadie ha facilitado datos al respecto. Además, escasean los víveres y el agua potable, y los yihadistas han prohibido el uso de coches. Quienes huyen de Mosul tienen que hacerlo a pie.

Su líder es Abu Bakr al Baghadadi del que no se tiene mucha información, más allá de su nacimiento en 1971 en Bagdad. Se desconoce el número exacto de combatientes que se cifran entre 3,000 y 5,000. Según recoge el profesor Peter Neumann del King College, el 80 por ciento de los yihadistas occidentales combaten en sus filas.

Más de 5,000 milicias independientes en Siria

En los últimos tres años, se han formado más de 5,000 milicias islamistas independientes sólo en Siria. Algunas, como el Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS), están inspiradas en Al Qaeda pero se han desvinculado porque su objetivo es más local e, incluso, más despiadado. El ISIS, por ejemplo, puso en práctica castigos tan medievales como la decapitación o la crucifixión de apóstatas.

La ofensiva, incluidos dos atentados suicidas en Bagdad que causaron una veintena de muertos, muestran que el Gobierno de Al Maliki es incapaz de frenar el renacer de la insurgencia suní que él mismo ayudó a apaciguar en 2008.

Otros han decidido optar por seguir la senda de las bandas criminales, como ‘Los firmantes de sangre’, liderados por Mojtar Bel Moktar, contrabandista de tabaco y secuestrador profesional, en cuyas manos estuvieron retenidos tres cooperantes catalanes.

A pesar de que Obama se ha comprometido a luchar contra estas milicias, el interrogante se encuentra en cómo se hará. “Si estos grupos realmente están centrados en la agenda local, habrá que valorar si se cumple o no el umbral de acción”, reflexiona Frederic Wehrey, investigador de la fundación Carnegie para la Paz Internacional.

“Si entramos en un país que se centra exclusivamente en la seguridad nacional, esto se convertirá en una profecía autocumplida y los grupos locales se volverán cada vez más antiamericanos”, asegura.

Un desafío para Occidente

El grupo islamista Ahrar al Sham, el Movimiento Islámico de los Hombres Libres de Siria, uno de los más grandes que se han formado durante la rebelión contra Al Assad, es un ejemplo perfecto para el desafío al que se enfrenta Occidente: su objetivo principal es derrocar a Al Assad y sustituirlo por un Gobierno islámico, pero no pretenden librar una ‘guerra santa’ global contra Occidente.

El Estado Islámico de Irak y Levante (ISIS) tiene de 3,000 a 5,000 milicianos en sus filas, tanto árabes como extranjeros. El profesor del Kings College de Londres, Peter Neumann, estima que el 80% de los milicianos extranjeros en Siria se ha sumado al ISIS, que es una organización vinculada a Al Qaeda que se creó en abril de 2013.

Sin embargo y al mismo tiempo, este grupo también colabora de forma cercana con el Frente Al Nusra, filial de Al Qaeda, aunque sus objetivos últimos aún están en pleno debate, ya que los propios combatientes están desarrollando una “ideología” común del grupo.

Las consecuencias de la guerra en Siria llegan a Irak

Miles de ciudadanos huyen después de que los grupos insurgentes tomasen el control de Mosul y Tikrit. Estas estratégicas ciudades durante la invasión de EEUU, se han convertido en el bastión de Al Qaeda en Irak. ¿Desde cuándo el grupo terrorista opera en el país?

Los combatientes del ISIS profesan la rama suní del Islam. El grupo es principalmente activo en Irak y Siria. En Irak, tienen el control de las ciudades de Ramadi, Faluya y Mosul y en Siria tienen una fuerte presencia en tres provincias.
Su fuente de financiación es desconocida.

Antes de la invasión de Irak, en 2003, el yihadismo era casi inexistente en Irak. Ahora, tres años después de la retirada de las últimas tropas estadounidenses del país, una sociedad fragmentada y el choque de intereses religiosos hacen que Irak esté al borde una guerra civil.

Aproximarse a la realidad iraquí es trazar una radiografía religiosa del país. Los chiíes son la mayoría, aproximadamente el 60% de la población. Luego están los suníes (a los que pertenecía Sadam Hussein) y luego, otra de las minorías, como los kurdos (musulmanes no árabes). El actual Gobierno fue el primero en ser elegido por vía democrática en medio siglo, y el primero en estar dominado por la mayoría chií. También es la primera vez que los kurdos ocupan aproximadamente el 25% de los cargos más importantes. Aún así, persisten los enfrentamientos religiosos en el país.

Un enfrentamiento que viene de lejos

Los enfrentamientos entre suníes y chiíes se remontan  a los albores del islam, cuando surgieron dos interpretaciones opuestas sobre la sucesión de Mahoma. Sin embargo, estos enfrentamientos resurgen con la ‘primavera árabe’ cuando la comunidad suní se levanta contra los gobiernos chiíes.

Abu Bakr al-Baghdadi es el líder principal del ISIS, que lucha contra lo que definen como el monopolio del poder por parte del primer ministro iraquí, el chií Nuri Al Maliki.

Tras más de tres años de sangrientos enfrentamientos en Siria, los combatientes del Estado Islámico de Irak y Siria, vinculado con Al Qaeda, han llevado su guerra a Irak. Vestidos de negro y ondeando banderas negras de Al Qaeda, cientos de insurgentes islamistas con ametralladoras luchan sin tregua en las calles contra una coalición de policías, militares y miembros de tribus suníes, que unieron fuerzas para enfrentar a los integristas armados, un enemigo común que ya se ha hecho con el control de varias zonas del país.


El aumento de los enfrentamientos y la vigencia de Al-Qaeda hacen temer el regreso de la violencia sectaria que puso a Irak al borde de la guerra civil en 2006-2007, en un contexto donde continúan las protestas pacíficas contra Al Maliki en varias ciudades del país.

Los países del Golfo Pérsico, bajo sospecha de financiar a ISIS

Amnistía Internacional ya ha puesto su punto de mira en varios países del Golfo Pérsico, en especial en Arabia Saudí. La ONG ha pedido a estos estados que dejen de financiar al ISIS y otros grupos armados que están sembrando el caos en Siria e Irak.

A los mismos círculos apuntan otros sectores islamistas. El secretario general de la milicia chií iraquí Asaib Ahl al Haq, Qais al Jazali, ha exigido este miércoles al Gobierno de Arabia Saudí que ponga fin a su financiación a los grupos terroristas suníes en el país y ha advertido de que dicha injerencia tendrá consecuencias.

Las milicias, una amenaza para la seguridad de EEUU

La caída de Mosul ha supuesto un duro golpe para Estados Unidos, que ha visto, desconcertado, cómo las pequeñas milicias islamistas repartidas por toda la región amenazan sus intereses y su seguridad nacional.

No es la primera vez que Estados Unidos expresa su temor ante este fenómeno, pero ahora, ha aumentado. Así lo recoge ‘The Washington Post’, que informa de que además de haberse convertido en el principal problema de Estados Unidos, más allá del problema que había sido Al Qaeda, es una poderosa demostración de lo que ha crecido el poder y la efectividad de los extremistas en esta región.

Grupos difíciles de contener

La pérdida de la ciudad de Mosul a manos del Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS) es una nueva muestra de cómo estos pequeños grupúsculos, en ocasiones vinculados a Al Qaeda, son más difíciles de contener y a los que hacer frente, es mucho más complejo.

También en Siria ocurre lo mismo. El Frente Al Nusra, las Brigadas de los Mártires de Siria, el Jaysh al Islam o las brigadas de Farouq, todos ellos son grupos rebeldes que intentan desde hace más de tres años combatir el régimen de Bashar al Assad en una guerra que se ha llevado por delante más de 160.000 vidas. Pero todos estos pequeños grupos, vinculados a Al Qaeda, se han convertido en una de las principales “amenazas directas” de Estados Unidos.

Así lo ha hecho saber el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, durante su discurso de apertura de la academia Militar, como recoge 'The New York Times'. Aunque se ha comprometido a replegar a sus tropas de Afganistán, donde hasta ahora se han mantenido en pie de guerra permanentemente, Obama ha hecho alusión a esta amenaza, mucho más difusa y menos concreta, que puede amenazar los intereses del país tanto en territorio estadounidense como en todo el mundo. Siria, Nigeria, Somalia, Yemen o Malí son algunos de los países donde se han desarrollado este tipo de grupos.

Estrategia para manejar esta amenaza

“Tenemos que desarrollar una estrategia que se dirija a esta difusa amenaza”, asegura Obama, pero debe ser una estrategia que “expanda nuestro alcance sin necesidad de enviar a las fuerzas militares” y que “no despierte resentimientos locales”. “Necesitamos socios para luchar contra los terroristas junto a nosotros”.

Aunque hace un año, Obama hablaba de una amenaza menor que podría ser tratada con “elegancia” y de forma “proporcional”, el presidente norteamericano ha cambiado el discurso para asegurar que el terrorismo es una amenaza a corto plazo, que puede tener repercusiones en “el futuro cercano” y que es la “amenaza más directa a los intereses de Estados Unidos, tanto en el país como en el extranjero”.

George W. Bush aseguró que la invasión a Irak había sido un éxito. Once años después, la estabilidad está lejos de asentarse en el país y Bagdad de convertirse en el aliado estable que buscaba EEUU en la región Todo lo contrario. (noticias.lainformacion.com / Repubblica / El País)