miércoles, 7 de agosto de 2013

agosto 07, 2013
Dr. Juan Pablo Villanueva

No se equivocó Carmen Zita Solís Robleda cuando dijo que las redes sociales son hoy las plazas públicas de los años 60, que en lugar de salir y exigir la aplicación de la constitución (en todos sus artículos), poníamos un “me gusta” o un comentario altanero, altivo, gallardo y nos íbamos a dormir. Lograron la expulsión de Mubarak tras 28 años de dictadura en Egipto pese a que este prohibía la utilización de internet en aquel país, han movilizado gente en casi todos los continentes. En México, en las elecciones de 2012 algunos movimientos que a mi juicio fueron brutalmente desorganizados lograron agrupar a muchos jóvenes de la ciudad de México alrededor y contra una televisora por apoyar al que hoy es el presidente de la república.

Pero en Yucatán no ha habido un movimiento así, ni ha habido un llamado con tanta fuerza que logre agrupar a muchas cadenas, grupos o personas alrededor de –por ejemplo- el congreso, el palacio de gobierno o el tribunal judicial del estado para, nuevamente, exigir la aplicación de la constitución. Los políticos en México, indubitablemente, no entienden con palabras, nunca oyen voces bajas o susurros, nunca escuchan a un ciudadano que pide una audiencia para poder explicarse, abren bien los ojos cuando hacemos –los ciudadanos- ruido estremecedor. Yucatán podría ser el estado que merece ser, su clima, su vegetación, su ubicación y su gente debieron permitir a este estado ser punta de lanza para impulsar el comercio desde cualquiera de sus puertos. Fuimos republica dos veces en el siglo XIX hasta que Antonio López de Santa Ana se arregló con Miguel Barbachano para liquidar a los indios con armas a cambio de la anexión y así fue, vino después la partición de la península de Yucatán en dos y luego en 3 partes, pero incluso ahora, no hay territorio en el país que se sienta más arraigado a sus usos y costumbres que los habitantes de los estados que conformamos la península de Yucatán.

Pero no sucedió, Yucatán ha estado administrado –salvo un periodo de 6 años- por el Partido Revolucionario Institucional, ósea que, la culpa de que Yucatán no sea lo que merece ser, ni lo que debería ser es de las administraciones priistas, sin peros. No se necesitan 2 dedos de frente para saber, entender y –en ocasiones callar-, que la política acá, en Yucatán, es familiar, nepotista, pero no obstante eso, es constitucional. Es derecho del que eligieron gobernador designar a sus directos y/o subdirectores de áreas. Estemos o no de acuerdo es de su completa y absoluta competencia.

Así que, diametralmente opuesto y contra toda orden populista me dirijo a los ciudadanos pusilánimes, ignorantes y estultos que lograron –ya que evidentemente son mayoría- que volviera a ganar el PRI en las elecciones estatales. Pero es que, acaso ¿no aprenden?, si los partidos políticos aparecen como las instituciones menos confiables en México, ¿Por qué le regresan el poder de administrar nuestro dinero de nuevo al peor partido político en México?. Transpolando esto, incluso México administrado 70 años por el PRI, no logró ser lo que en América logro ser Brasil. Basta leer un pequeño libro de historia para darse cuenta de lo peor que este partido político le ha hecho al pueblo de México, como Fidel en Cuba, El PRI en México (la dictadura perfecta) le ha quitado la confianza a la gente, le ha quitado la fe y la seguridad de que México es un país poderoso, hecho de hombres valientes y fuertes (no corruptos). El PRI ha insertado en la mente del mexicano la idea de “el que no vive del presupuesto estatal, no vive” “o lastimas o te lastiman” “la ley del cangrejo” “la nula competencia” “la soledad”  y “el egoísmo”. Octavio Paz lo sabía pero no culpó suficientemente al PRI por razones que jamás voy a entender. Estas ideas vienen de tiempos de Porfirio Díaz, del sindicalismo de Fidel Velázquez, de Los Adolfos, Gustavo Díaz Ordaz, López Portillo y más recientemente de Carlos Salinas de Gortari. Leer la historia de México produce náuseas y coraje a cualquier ciudadano que se sienta llamado a hacer respetar la constitución.

Yucatán se parece mucho, formamos parte de este país, sabemos que los partidos políticos pelean los ayuntamientos y las diputaciones por el poder y por el dinero (que también trae poder) que estos conllevan. Ganar un ayuntamiento supone unos 10 millones de pesos por año de administración que bajo triquiñuelas y efugios legaloides el ciudadano ganador (y el partido político) pueden tener. Remítase al más reciente caso, Tekax, donde Carmen Navarrete dispone de 10 millones por mes (además de las partidas presupuestales estatales y federales), sin siquiera declararlos ni mucho menos explicar su destino, peleada incluso con su amigo Fernando Romero y sabiendo que no puede entrar a comisarias como Kancab o Xaya porque sería apedreada,  gobierna como una ciudadana estulta y pusilánime porque si lo que quería era una carrera política que le avisen por favor que no podrá aspirar a más. Ya ha sido llamada por Luis Evia y compañía y, aunque ignoro para que, no creo que para felicitarla. A este nuevo gobernador le encanta firmar leyes, le encanta la constitución y los departamentos jurídicos, su hermano dirige la consejería jurídica estatal y es un hábil estratega yucateco (que eso significa una desventaja por cierto), pero el primero- de administración pública, de Montesquieu, Aristóteles, Platón, Jean-Jacques Rousseau, Nicolás Maquiavelo, José Martí, Jorge Washington y Benito Juárez- no sabe más que sus nombres.

Al ver a pacientes en todo el estado de Yucatán reafirmo la sentencia que propone que la primera tarea de la educación es agitar la vida, pero dejarla libre para que se desarrolle, libre para criticar, para confrontar, para dialogar; pero ¿cómo podrían engendrarse hijos educados si los padres no lo están?. Gente ignorante, pusilánime y estulta son los que lograron que el PRI regrese a la administración pública federal y estatal, a esa gente va todo mi coraje y mi exhorto -religiosa y amablemente- para que se eduquen (autodidactas), para que lean, sepan y aprendan que si dos o tres administraciones públicas no lograron lo que propusieron, difícilmente lo hará una cuarta. Tenemos una gran diferencia con Cuba y se llama IFE, no creo en los fraudes que López Obrador pregona justa con esos mismos ciudadanos (véase el zócalo capitalino un domingo de mitin). Ganó Felipe Calderón y ganó Peña Nieto, nos guste o no. En este país y en este estado hay más gente iletrada e inculta que inteligentes. ¿Fuente? Mídase el coeficiente intelectual al momento de emitir cada voto en las próximas elecciones. Leyes tenemos muchas, la constitución política de México esta parchada demasiado, ahora toca el tiempo de acciones y si no viene de parte de los ciudadanos que ocupan puestos de elección popular, va a venir de la sociedad, de esta otra ciudadanía que no se parece en nada a la que hizo ganar al PRI –otra vez- en 2012 en México y 2007 en Yucatán. El que tenga oídos que oiga.

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