martes, 18 de octubre de 2016

octubre 18, 2016
ROMA, Italia, 18 de octubre.- ¿Hamburguesas de McDonald’s en la plaza de San Pedro? No, pero casi: a tan solo dos pasos de la columnata de Bernini, en un edificio de la plaza de la Città Leonina en el que viven siete cardenales, entre ellos Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio de la Cultura, tendrá lugar la inminente apertura de un nuevo establecimiento de la poderosa cadena norteamericana de comida rápida que está causando un profundo malestar en los comerciantes y los residentes del histórico barrio, además de enfurecer a algunos purpurados.

El local, de 538 metros cuadrados, pertenece al Vaticano y está gestionado por la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), dirigida por el cardenal Domenico Calcagno, conocido, entre otras cosas, por ser propietario y coleccionista de armas. En el edificio vivió el cardenal Ratzinger, quien después de ser elegido Papa acudía a su piso para consultar su biblioteca y tocar el piano, cuyo sonido llegaba hasta el apartamento de otro purpurado, Antonio Cañizares, quien también habitó allí mientras fue prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.

Vista exterior del edificio vaticano que se convertirá en establecimiento de fast-food. (ABC)

En pie de guerra contra McDonald’s se ha levantado el Comité de Salvaguardia del Borgo, debido a la desnaturalización de un barrio patrimonio de la Unesco. La protesta la ha encabezado el profesor de Literatura Alberto Asor Rosa, quien emplea la siguiente metáfora para expresar su amargura: "Esto es el golpe definitivo a un animal herido, en un contexto ya saturado de comercios, restaurantes y tiendas de souvenirs".

"Una decisión aberrante"

Indignado también se muestra el cardenal Elio Sgreccia, presidente emérito de la Pontificia Academia de la Vida, aunque él no vive en el edificio afectado: "El alquiler a McDonald’s es una decisión aberrante, para nada respetuosa con las tradiciones arquitectónicas y urbanísticas de una de las plazas más características que colindan con la columnata de San Pedro, meta, cada día, de miles de peregrinos y de turistas", ha afirmado Sgreccia al diario La Repubblica. Al Papa Bergoglio le ha llegado también la carta de un cardenal, que expresa amargura por una decisión que "llevará el caos y transformará el barrio". Ante este cúmulo de reproches, Calcagno ha sido tajante y asegura que "todo está en regla y no hay marcha atrás".

Al parecer, la cadena americana pagaría un alquiler 30.000 euros al mes, un precio de mercado, aunque al alcance de muy pocos con la economía estancada. Para el cardenal Sgreccia es una "vergüenza": "No hay que pensar solo en los negocios. Habría que utilizar ese local para los más necesitados de la zona, para darles acogida y ayuda, como enseña el Santo Padre".

El coloso de la comida rápida va a la caza de locales en lugares privilegiados. Acaba de abrir otro gran restaurante junto a la plaza Navona de Roma y se disponía a abrir otro en la histórica plaza del Duomo de Florencia, a lo que se opone el alcalde. La compañía ha demandado y pide una indemnización de 18 millones de euros. (ABC)