domingo, 26 de abril de 2015

abril 26, 2015
Armando "Catón" Fuentes Aguirre


Náufragos. Un tipo le contó a otro: "Anoche disfruté en un restorán una cena ovípara". El otro lo corrigió: "Querrás decir 'opípara'". "No -repitió el tipo-. Ovípara. Me costó un huevo". El barco de pasajeros naufragó. Un marinero y dos hermosas chicas consiguieron llegar a una isla desierta. Para el hombre aquello fue un paraíso. Empezó a repartir sus rijos de varón entre las dos bellas mujeres: a una le daba servicio los lunes, miércoles y viernes; a la otra la atendía los martes, jueves y sábados. Pero lo que al principio fue placer se convirtió bien pronto en fatigosa obligación. (Hace unas décadas los maridos con experiencia le decían al muchacho que se iba a casar: "Ahora vas a saber lo que es coger a fuerza"). A causa del cumplimiento diario de su deber carnal el pobre nauta andaba flaco y escuchimizado. Esperaba con ansia la llegada del domingo, su único día de descanso. Una mañana los náufragos vieron una balsa que se acercaba a la isla. De ella descendió otro náufrago. Caminó hacia ellos con movimientos adamados y les dijo a las mujeres con atiplada voz: "¡Qué gusto verlas, amiguitas, y más en compañía de este chico tan guapo!". "¡Dios mío! -exclamó desolado el marinero-. ¡Se jodieron los domingos!". El doctor Ken Hosanna le informó a la curvilínea paciente: "Su apéndice está mal. Tendré que operarla". Declaró, inquieta, la muchacha: "Quiero una segunda opinión". "Cómo no -replicó Hosanna-. Está usted muy buena".¡Ah, los hijos! El papá de Pepito estaba jugando con él en su departamento del segundo piso. Resbaló el señor y cayó por la ventana. Lacerado, herido, con dos costillas rotas y un brazo fracturado, regresó caminando penosamente al departamento.Cuando entró le dijo Pepito: "¿Qué me trajiste, papi?". Capronio, ruin sujeto, le preguntó a un amigo: "¿En qué se distingue tu hermana de un globo aerostático?". El amigo, receloso, contestó: "No sé". "Yo tampoco -dijo Capronio-. A un globo aerostático nunca me he subido". Un esposo se quejaba: "Mi mujer es perezosa y gastadora. No lava los platos de la comida: los manda a la tintorería". A don Augurio Malsinado no lo quieren en ninguna parte. La otra noche no lo dejaron entrar a una fiesta porque no traía saco y corbata. ¡Y era una orgía!... En la oficina el joven esposo se veía triste y desolado. Le preguntó uno de sus compañeros: "¿Qué te pasa?". Contestó él: "Mi hijo pronunció hoy su primera palabra. Dijo: 'Papá'". "¿Y por eso estás así? -se asombró el otro-. ¡Deberías estar feliz!". Replicó el muchacho: "Se lo dijo al iPad". Al término de la batalla Babalucas le dijo al general: "Hice un prisionero". Preguntó el superior: "¿Dónde está?". Respondió el tontiloco: "No quiso venir". Don Valetu di Nario, señor de edad madura, fue con un médico y le dijo: "Mi aparato auditivo se me fue al fondo del oído. Sáquemelo por favor". El facultativo tomó unas pinzas y extrajo el objeto. Le dijo al veterano: "Esto no es su aparato auditivo, señor. Es un supositorio". "¡Qué barbaridad!" -exclamó con azoro don Valetu. Seguidamente se bajó el pantalón y lo demás y le pidió al doctor: "¿Sería entonces tan amable de localizar mi aparato auditivo?". Afrodisio Pitongo, hombre proclive a la concupiscencia de la carne, tenía una tienda de ropa íntima para dama. En el escaparate puso un letrero que decía: "Panties crotchless: 450 pesos. Instalados: 25". Avaricio Cenaoscuras, hombre mezquino y cicatero, llegó a su casa cierto día. Se quitó el abrigo, la bufanda y los guantes que llevaba, pues hacía mucho frío, y se encaminó a la alcoba. Ahí encontró a su esposa en la cama en compañía de un desconocido. Antes de que el cutre pudiera pronunciar palabra habló la mujer: "De esto tú tienes la culpa, Cenaoscuras. No has querido comprarme el calentador que te pedí".
Rosibel, la linda secretaria de don Algón, le dijo: "Le tengo una noticia, jefe". Preguntó el ejecutivo: "¿Buena o mala?". Respondió la muchacha: "Buena y mala a la vez". "No entiendo -se inquietó don Algón-. ¿Cómo puede ser una noticia buena y mala al mismo tiempo?". Contestó Rosibel: "Lo entenderá cuando le dé la noticia: no es usted estéril como creía.". FIN.