domingo, 9 de marzo de 2014

marzo 09, 2014
PEKÍN, China, 9 de marzo de 2014.- ¿Qué le ha pasado al avión desaparecido de las aerolíneas de Malasia y dónde está? Un día después de que el radar perdiera el contacto con el aparato, que cubría la ruta entre Kuala Lumpur (Malasia) y Pekín con 239 personas a bordo, aún no hay ni rastro del fatídico vuelo MH 370.

Al amanecer en Extremo Oriente, una flotilla con barcos de Malasia, Vietnam, Filipinas y Singapur ha retomado la búsqueda en las aguas donde el Golfo de Tailandia confluye con el Mar de China Meridional, el último lugar donde la torre de control estableció contacto con el avión. Un minuto antes de entrar en el espacio aéreo vietnamita, el aparato dejó de ser captado por los radares sin que los pilotos informaran de ningún problema. Sea lo que fuera, ocurrió rápidamente. Todo indica que el avión cayó al mar pero, de momento, lo único que han encontrado las fuerzas aéreas vietnamitas son dos manchas paralelas de combustible, de 10 y 15 kilómetros de largo, que podrían ser de este vuelo.

En Pekín, familiar de un pasajero del avión de Malaysia Airlines. (Reuters)

A medida que pasan las horas y sus restos no aparecen, aumentan las especulaciones. Como el tiempo era bueno, las hipótesis más razonables es que el aparato sufriera un repentino fallo mecánico o un atentado. Esta última teoría está cobrando fuerza porque en el avión volaban dos pasajeros con pasaportes robados, uno de Italia y otro de Austria, lo que ha disparado las sospechas de que haya sufrido un atentado terrorista. Además, las autoridades de Malasia están investigando a otros dos pasajeros sospechosos.

Según informan las agencias internacionales, así lo ha confirmado este domingo el ministro de Transportes de Malasia, Hishamuddin Hussein, quien señaló que sus investigadores ya trabajan con el FBI para aclarar las incógnitas que rodean al vuelo MH 370. Para empezar, uno de los pasajeros volaba con el pasaporte del italiano Luigi Maraldi, de 37 años. Su padre, Walter Maraldi, explicó a la televisión estadounidense NBC que su hijo estaba viajando por Tailandia, donde su pasaporte fue robado hace un año. Lo mismo le ocurrió al austriaco Christian Kozel, quien también denunció la sustracción de su pasaporte durante unas vacaciones a Tailandia hace dos años. Aunque la suplantación de identidades mediante pasaportes robados puede ser utilizada por redes de narcotráfico, los expertos en terrorismo consideran extraño que dos personas con documentos falsos coincidan en un mismo vuelo si no están compinchados.

A ellos se suman otros dos pasajeros sospechosos que, al parecer, compraron sus billetes a través de la aerolínea China Southern, que compartía el código de este vuelo con Malaysian Airlines.

Aunque las autoridades insisten en que todavía es pronto para hacer estas conjeturas, una bomba explicaría la repentina desaparición del radar, pero habría dejado restos en decenas de kilómetros a la redonda. Lo más lógico es, por tanto, que el avión se precipitara al mar. Pero, en ese caso, el piloto habría tenido tiempo de comunicarse con la torre de control, a menos que hubiera fallado la radio o que la hubiera apagado deliberadamente, por voluntad propia o forzado por alguien.

Casualidad o no, 153 de los 227 pasajeros del avión eran de China, donde una decena de hombres armados con cuchillos y machetes, presuntos terroristas islámicos procedentes de la región de Xinjiang, mataron la semana pasada a 29 personas en la estación de trenes de Kunming. Un salvaje atentado que conmocionó a la comunidad internacional y que ha tenido un gran impacto en un país con mayoría musulmana como Malasia.

Un avión seguro, una aerolínea de prestigio

Mientras los investigadores intentan aclarar todos estos interrogantes, los familiares de los pasajeros esperan con angustia que las aerolíneas de Malasia les expliquen dónde está el avión y qué le ha pasado. Curiosamente, el aparato, un Boeing 777-200ER, era hasta hace poco uno de los modelos más seguros de la aviación internacional, ya que no había registrado ningún siniestro mortal desde que entró en servicio en 1995. Pero, en julio, un aparato similar de la aerolínea surcoreana Asiana se estrelló al aterrizar en el aeropuerto de San Francisco. Murieron tres pasajeros y 180 resultaron heridos. Por su parte, las aerolíneas de Malasia, de propiedad estatal, suelen copar las clasificaciones de compañías aéreas más seguras del mundo, pese a que llevan enlazando cuatro trimestres consecutivos de pérdidas.

Además, el capitán de la aeronave, el malasio Zaharie Ahmad Shah, era a sus 53 años un experimentado piloto que sumaba 18,365 horas de vuelo y llevaba trabajando para Malaysia Airlines desde 1981. A su cargo tenía al primer oficial Fariq Abdul Hamid, malasio de 27 años que pertenecía a la compañía desde 2007 y acumulaba en su historial 2,763 horas de vuelo.

Dotado con cajas negras que emiten señales ultrasónicas bajo el agua y pueden ser captadas a cientos de kilómetros, el avión ha corrido un destino tan misterioso que no se puede descartar que haya sufrido un atentado terrorista. «Estamos mirando todas las posibilidades, pero es pronto para hacer ningún comentario definitivo», esquivó la cuestión el primer ministro de Malasia, Najib Razak.

A pesar de estos temores, es normal tardar varios días en encontrar los restos de un avión caído al mar. Así ocurrió con el vuelo de Air France entre Río de Janeiro y París que se estrelló en el Atlántico en junio de 2009, cuyos restos no aparecieron hasta dos semanas después y cuyo fuselaje no fue totalmente recuperado hasta dos años más tarde. Una pesadilla que puede repetirse con este fatídico vuelo MH 370 de Malasia. (ABC)