lunes, 3 de julio de 2017

julio 03, 2017
Viola Rita / La Repubblica

Quien encuentra un amigo encuentra un tesoro, dice el conocido refrán. Pero, además de encontrar amistades, mantenerlas a lo largo de la vida o crear otras nuevas, especialmente en la vejez, es esencial: lo muestra hoy un nuevo estudio que dice cómo este tipo de compañía puede ser una fuente de felicidad y bienestar, a veces incluso mayor que la proporcionada por la familia - que, cuando el individuo es anciano, por desgracia puede estar ausente o ser a veces fuente de estrés. El estudio fue llevado a cabo por el investigador William Chopik de la Universidad del Estado de Michigan y fue publicado en Personal Relationship.

Practicar deportes de grupo.
La amistad de los ancianos. La investigación contiene dos encuestas: en la primera participaron cerca de 280 mil personas de todas las edades, procedentes de 100 países diferentes, a quienes se les pidió evaluar una puntuación de su salud, el bienestar subjetivo,  entendido como una sensación de satisfacción en su vida, y la felicidad. La evaluación se ha correlacionado con los resultados proporcionados por los participantes sobre la importancia de la relación con las relaciones familiares y de amistad en sus vidas, de acuerdo con su percepción, todo ello estudiado según la edad. Se tuvo en cuenta el sexo, el estado civil y la educación de los participantes. Con base en los resultados, en promedio, tanto los vínculos con miembros de la familia y los amigos se han asociado con una mejor salud y bienestar general. Además, con la edad, en comparación con las relaciones familiares, las amistades parecen ser un predictor más fuerte en términos de probabilidad con la felicidad y la salud: en la práctica, los que habían dado una mayor  importancia a los amigos en sus vidas también habían declarado tener una salud más robusta. Esto, según el autor, porque a veces las relaciones con los miembros de la familia -el estudio incluye a los niños y los cónyuges, pero también a los parientes más lejanos - pueden ser percibidas como estresantes. Un resultado aún por confirmar, que pone de relieve la importancia de los amigos, sin disminuir el papel de la familia.

Bailar.

Jugar ajedrez.

Voluntariado.

Relacionarse por redes sociales.

Tener buenos amigos. La segunda encuesta, entre más de 7 mil ancianos en los Estados Unidos, confirma la importancia de las relaciones de calidad: informan de un mayor número de enfermedades crónicas los participantes para quienes los amigos son una fuente de estrés. Por el contrario, los que tienen amigos que los apoyan se han declarado más felices. Son estas relaciones valiosas las que a menudo superan la prueba del tiempo, según ha explicado el autor del estudio: "nos ayudan a prevenir la soledad, pero a menudo es difícil mantenerlos durante toda la vida -comenta Chopik-. Si una amistad ha pasado esta prueba, sabemos que es una buena relación, es decir, una persona a quien recurrir en busca de ayuda o consejo, deseada en nuestras vidas". Pero a menudo los encuestados consideran la búsqueda de estos lazos como un elemento de segundo plano, algo que el autor encuentra extraño, en vista de su importancia, incluso respecto al bienestar físico y mental.

El compromiso social. No sólo las amistades, sino en general la participación de la persona en la sociedad es un verdadero antídoto a la depresión, sino un control de la salud. Lo explica Rossella Liperoti, geriatra en el Hospital Universitario Agostino Gemelli en Roma: "El aislamiento social es un factor de riesgo importante para un trastorno depresivo", comenta la experta. "Además de las relaciones con la familia, de acuerdo con la evidencia científica, cultivar amistades, participar activamente en asuntos sociales, tales como el volintariado, actividades lúdicas, ir al cine o al teatro, son comportamientos que reducen el riesgo de desarrollar trastornos depresivos." Y la red social no sólo mejora el estado de ánimo. "La depresión, de hecho, se asocia con un peor pronóstico de enfermedades y una mayor tasa de mortalidad", continúa Liperoti. "En este caso, por ejemplo, la supervivencia después de un infarto al miocardio se reduce. O bien, puede suceder que el control de la glucosa en la sangre de un paciente diabético sea menos regular". En resumen, la vida social alarga la vida. Y la familia es un pilar, ya sea para jóvenes o viejos, añade la experta. "Sin embargo, el papel de los amigos es esencial cuando la red familiar es más débil o disgregada."

Otro aspecto importante, el compromiso social, la participación en la vida social, favorece un rendimiento cognitivo mayor que la que se tiene cuando se es menos activo desde este punto de vista, explica Liperoti. Relacionarse con los demás y desarrollar actividades de grupo que sean una fuente de placer, mantiene el cerebro en funcionamiento. En pocas palabras, el tiempo dedicado a las relaciones de amistad, sobre todo si son de calidad, debe ser una parte importante de nuestra vida presente y futura, para aumentar nuestro bienestar, no sólo psicológico sino también físico.

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