jueves, 12 de julio de 2018

julio 12, 2018
Eduardo Ibarra Aguirre / 13-VII-18

México vive mucho de los mitos, acaso por aquello de que las percepciones se sobreponen a la realidad, terca como es. No me refiero al que inventó Pedro Aspe sobre “el mito genial de la pobreza”, cuando despachaba como secretario de Hacienda de Carlos Salinas. Ahora ambos son multimillonarios, mucho más el segundo que Armella.

Me refiero a los mitos que el poder tejió sobre Andrés Manuel López Obrador, sus luchas, partidarios, votantes y el Movimiento Regeneración Nacional.

Resulta  que las encuestas de salida, aplicadas el domingo 1, entre ellas la de Parametría, dada a conocer por Francisco Abundis y remitida al buzón de Utopía, muestran que los hombres de 26-35 años, las personas con mayor escolaridad e ingresos son quienes en su mayoría votaron por AMLO como presidente de México. Las tendencias coinciden no sólo con otras firmas demoscópicas y el Instituto Nacional Electoral, sino también con las mediciones preelectorales de Parametría.

De esta manera, Obrador obtuvo un porcentaje mayor de votantes varones que de mujeres (65% vs 49%). De forma contraria, Meade logró más impacto entre las mujeres. Anaya tuvo menos preferencias entre el electorado femenino.

En cuanto a la edad, Parametría observa que ciudadanos de 26-35 años de edad son quienes en mayor proporción votaron por Obrador, pues alcanzó 63% de los sufragios.

Y frente al mito construido desde el oligopolio mediático por buena parte de sus analistas, la muestra arroja que en cuanto a escolaridad, 65% de los ciudadanos con universidad o más prefirió a AMLO sobre los otros candidatos –dato que me adelantó el consultor Antonio Hernández Rolón–, seguido del 59% de electores con preparatoria. Esto es, fue el candidato con mayores preferencias entre los votantes con más escolaridad. Meade obtuvo sus mayores porcentajes de voto entre los electores sin estudios (31%) o con primaria (26%).

Escolaridad e ingreso mantienen una correlación sólida, por ello es comprensible que 64% de los que sufragaron por AMLO son ciudadanos con mayores ingresos (64%). Mientras que el PRI contó con su mayor electorado entre los que tienen ingresos menores a 785 pesos mensuales.

Cierto es que el perfil socioeconómico de los votantes de don Andrés Manuel, como ahora lo llaman, varió respecto de 2006 sobre todo, también de 2012, pero no tanto como para que los operadores de la propaganda negra encajonaran a Morena entre “los iracundos, dogmáticos, muy radicales”, como los describió el “estratega” (fracasado) Jorge Castañeda con Ciro Gómez en víspera de la elección; o bien pasada ésta, Juan Ignacio Zavala o Pablo Escudero, advirtió al aire: “¡Esto se va a llenar de comunistas!” (2-VII-18, 8:08 horas).

Al clientelismo político atribuyeron analistas del sistema que tronó el domingo antepasado, el derecho a la pensión universal para adultos mayores; programas de apoyo a madres solteras y estudiantes de preparatoria; a congraciarse con la capas medias el segundo piso de uso gratuito, el alcoholímetro y el metrobús; todos se extendieron por el país, pero a la mitad los ingresos y con cuota de cobro para automovilistas. Ocultaron grotescamente su origen en el gobierno capitalino de AMLO. Es decir, lo copiaban a medias y mal, a la vez que difamaban al arquitecto.

“¡Que se quede con sus pobres!”, sentenció una tamaulipeca de Nuevo Laredo, estado en el que también ganó AMLO, como en todos los demás, excepto Guanajuato, antes de que los 30.1 millones de votantes marcaran un alto a los programas y políticas depredadoras del país y sus habitantes.

Acuse de recibo

“(…) a todo lo que hablas del frustrado fraude electoral preparado por el gran traidor carlos salinas de gortari (sic) y sus muñecos los oligarcas de la pridictadura, les hace falta un emético enérgico que les permita vomitar o defecar todos los aprestos para el tercer fraude electoral a AMLO, pues se los hizo tragar el pueblo con más de 30 millones de votos. (…) estoy tan contento porque al fin derrocamos a la pridictadura, que podría invitarte a bailar”. La opinión es de Moisés Edwin Barreda (Morena, constancia y fraude, 11-VII-18)… Jesús Alberto Oliver Rodríguez: “¡Ya cambiará!”… Y una conclusión de Arturo Sandoval: “Creo en Andrés Manuel López Obrador, creo en la mayoría de su discurso, pero no se le debe guardar culto a su personalidad ni firmarle un cheque en blanco. (…) todos nosotros no somos invisibles, se comprobó nuestra fuerza y solidaridad en septiembre de 2017. (…) somos un muy visible y fuerte tigre de contrapeso”… Memorial del viento, de Carlos Payán, se presentará el sábado 14 a las 12 horas, en Citlaltéptl 25, esquina Ámsterdam, colonia Hipódromo-Condesa… En Forum: Una oportunidad para México y América Latina (Javier Tolcachier). El INE y el abejorro; El colmo de Colmenares (Humberto Musacchio); Juego limpio; ¡Aguas con el agua! (Raúl Moreno Wonchee). Gestión de riesgos, ausente de la agenda nacional: Irasema Alcántara Ayala (Genaro Rodríguez). Enlace:

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