lunes, 16 de marzo de 2015

marzo 16, 2015
MÉRIDA, Yucatán, 16 de marzo.- En el marco de las actividades del Centro Cultural ProHispen en la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (Filey) 2015, el cronista de la ciudad Juan Francisco Peón Ancona impartió el pasado jueves la charla "Jorge Ignacio Rubio Mañé. Recuerdos de un ilustre investigador de Yucatán".

Margarita Díaz Rubio y Juan Peón Ancona (foto: JMRM)

"Historiador de Yucatán, de México y de América, incansable investigador en los archivos del continente americano, España y otros países de Europa. Prolífico escritor de numerosas e importantes obras históricas. Ilustrado genealogista, respetado y reconocido internacionalmente constituye un caso más de esos personajes que pese a su altura intelectual nadie se acuerda de ellos", expresó Peón Ancona durante su ponencia, resaltando la necesidad de revalorizar en su justa dimensión el legado del mencionado:


"No basta una medalla oficial anual, que fue otorgada hace casi medio siglo. Medalla que por otra parte se ha repartido a tutiplén y que ya no singulariza a nadie", dijo en referencia a la Medalla Yucatán.

"A estas alturas, Mérida debería tener una calle, mejor una avenida bautizada con el nombre de tan destacado personaje, o una biblioteca, hemeroteca o centro de estudios llamado Ignacio Rubio Mañé", opinó el también Presidente de la Academia Yucateca de Genealogía Francisco de Montejo, agrupación que propuso esta idea a una de las pasadas administraciones de los últimos años.

"¿Por qué la Universidad de Yucatán, en su área antropológica e histórica, no ha rendido homenaje a quien tanto honor merece? ¿Acaso los libros y demás estudios de don Ignacio no han servido para enriquecer las tesis de estudiantes de la materia y los libros de los noveles historiadores de Yucatán? ¿Por qué se olvida tan fácilmente el nombre de un autor cuyos libros básicos son impresindibles y solicitados casi cotidianamente por los estudiosos de la historia de Yucatán?", cuestionó.

"Me consta a mí, como director que fui de la Biblioteca Carlos R. Menéndez, los libros de don Ignacio Rubio los estaban leyendo unos estudiantes y teníamos que quitárselos para dárselos a otros que estaban esperando porque eran muy solicitados, y esto era siempre", recordó.

"Archivo de la historia de Yucatán y Campeche", "Alcaldes de Mérida de Yucatán, 1542-1941", "La Casa de Montejo en Mérida de Yucatán", "Los Piratas Lafitte", "El separatismo de Yucatán", "Notas y acotaciones a la historia de Yucatán de Fray Diego López de Cogolludo" son algunas de las obras de frecuente consulta de su autoría que mencionó el ponente.

Sin embargo, reconoció al Patronato Pro Historia Peninsular (ProHispen), bajo el patrocinio de la señora Margarita Díaz Rubio de Ponce, que ha dedicado sus afanes a honrar la memoria del distinguido historiador con una serie de conferencias, publicaciones, la colocación de una placa en la fachada de la casa donde nació el historiador el 23 de abril de 1904, el avance en los trabajos de ordenación del archivo histórico particular del historiador, en posesión del Patronato, y el rescate de todos sus escritos periodísticos, que describió como "verdadero oro en polvo del pasado peninsular".

Peón Ancona lamentó que el legado de Jorge Ignacio haya sido hecho a un lado para dar preferencia y fama a otros historiadores de desigual brillantez que han exaltado la historia oficial, "por fortuna hoy en declive".

Destacó que Rubio Mañé nunca entró en concesiones o claudicaciones históricas con nadie, siendo siempre un hispanista de corazón y convicción congruente con su ideología a pesar de encabezar por muchos años el Archivo General de la Nación.

"Presidentes de México como López Mateos, Díaz Ordaz y Luis Echeverría, quienes sentían gran estimación y respeto por él, lo sostuvieron firmemente en su puesto a pesar de las pasiones y tendencias históricas tan opuestas entre unos y otros", recordó.

"Don Nacho me comentaba que Echeverría solía invitarlo a su despacho privado para relajarse y platicar con él sobre cosas diversas de los héroes nacionales como Hidalgo, Iturbide, Juárez, etc.", añadió el cronista.

"No era, como algunos podían creer, un "mocho" o un extremista inquisitor, y mucho menos un anti-indigenista. Era, eso sí, un convencido admirador de la obra de España en México y América. Muy superior a pesar de sus fallas, y lo decía continuamente don Ignacio Rubio Mañé, a la que desarrollaron otras potencias conquistadoras del mismo Siglo XVI, en especial Inglaterra", dijo.

"Cronista firme y contundente, solía echar por tierra los falaces argumentos de la famosa Leyenda Negra contra España, producto de la envidia de países competidores en las conquistas de ultramar de aquellos tiempos. Leyenda perniciosa que llegó a contaminar nuestra verdadera historia patria", explicó.

El cronista también resaltó la extensa y voluminosa obra histórica nacional de Rubio Mañé, destacando sin embargo que su pasión por la historia de Yucatán gozó siempre de su preferencia.

"Con tantísimos compromisos a nivel nacional y extranjero no nos explicamos cómo pudo dedicarle tanto tiempo a su patria chica, dejándonos esa cantidad de importantes y útiles estudios históricos en libros, proyectos y artículos", reconoció.

También hizo mención de su gran capacidad de trabajo y prodigiosa memoria, cualidades que conservó hasta casi la hora de su muerte, ocurrida en 1988 en la capital del país.

"Quienes de cerca tuvimos la oportunidad de ver trabajar a José Ignacio Rubio Mañé nunca dejamos de admirarnos por la rapidez y eficacia con que escribía, transcribiendo manuscritos coloniales durante horas y horas, agotando la resistencia de otros investigadores mucho más jóvenes que él", recordó.

Adicionalmente, hizo mención de su asombrosa capacidad epistolar:

"Nunca dejaba de contestar con suma prontitud ninguna de las cartas que recibía, dando respuesta cortés y satisfactoria a lo que en ellas se le planteabla. Su archivo epistolar ocupaba numerosas estanterías".

Lo describió como parte de la cadena de grandes historiadores de Yucatán, poniéndolo a la altura de Diego López de Cogolludo, Justo Sierra, Eligio Ancona Castillo, Crescencio Carrillo y Ancona y Juan Francisco Molina Solís.

"Si don Nacho hubiera centrado sus estudios sólo en Yucatán, sería incalculable la información que sobre la historia vernácula tendríamos hoy", aseguró el cronista.

Resaltó que Rubio Mañé ayudó a desentrañar seculares misterios de la historia de Yucatán:

"Junto con Robert S. Chamberlain, destacado historiador norteamericano, especialista en la Conquista española de América del Siglo XVI, descubrió el verdadero origen de Francisco de Montejo "El Adelantado", conquistador de Yucatán al hallar en Salamanca, España el testamento de Juan de Montejo, padre del Adelantado".

"Gracias a las recomendaciones de don Nacho, quien esto escribe tuvo en 1986 provechoso acceso a personajes de la talla de don Dalmiro de la Válgoma, Secretario de la Real Academia de la Historia en Madrid, y don José Antonio Calderón Quijano, ilustre maestro de historia de América de la Universidad de Sevilla, autor de la famosa obra "Fortificaciones en Nueva España", por sólo mencionar algunos", recordó.

Resaltó que la genealogía, ciencia auxiliar de la historia, fue algo que don Ignacio llevó muy dentro desde los inicios de su carrera, complementando la obra de su viejo maestro el historiador Molina Solís, agregando innmerables noticias genealógicas y familiares de los conquistadores, capitanes, generales, obispos y otros altos personajes de los tiempos de la dominación española, además de ayudar a la terminación de "A Través de las Centurias", obra que relata la historia de algunas de las más importantes familias yucatecas, que comenzó José María Valdés Acosta, quien murió al concluir el segundo de tres tomos de la misma.

"Nunca tomó parte de grillas, ni mafias. Nunca atacó ni odió a nadie. Jamás manifestó envidia o encono por otros historiadores, cosa frecuente en el medio en que se movía, y siempre reconoció los méritos de los demás, aunque no pensaran como él", aseguró.

Peón Ancona también mencionó la participación de Rubio en la Acción Católica Yucateca y recordando cómo sufrió prisión en 1931, durante el gobierno de Bartolomé García Correa, junto con el futuro sacerdote Fernando María Ávila Álvarez por defender sus ideales cristianos por medio de un combativo periódico juvenil.

Indicó que don Ignacio, quien siempre permaneció soltero, destacó como hijo ejemplar, buen hermano y tío afectuoso y solícito.

El cronista recordó que Rodolfo Ruz Menéndez (+) y él colaboraron con Rubio Mañé en algunas de sus obras y recibieron de su persona las mejores enseñanzas en el estudio, investigación y comprensión de la historia.

"Ambos, yo en boca y memoria de Rodolfo, rendimos hoy un ferviente homenaje a su memoria junto con ProHispen", expresó.

"La gente no muere mientras se le tenga presente", dijo Manuel Díaz Rubio, sobrino al igual que doña Margarita de Rubio Mañé, quien describió al homenajeado como un gladiador del trabajo

El evento se llevó a cabo el pasado jueves 12 de marzo en el Salón José Emilio Pacheco (Chichén Itzá) del Centro de Convenciones Siglo XXI, contando con la presencia de estudiantes del Rogers Hall, a quienes Peón Ancona felicitó por su interés en la historia de Yucatán. (JMRM)