sábado, 19 de julio de 2014

julio 19, 2014
Reportaje de Luis Ángel Fuente, estudiante de la Facultad de Ciencias Antropológicas de la UADY.

La palabra tatuaje proviene del samoano «tátau», que significa ‘marcar o golpear dos veces’ se incorpora al español a través del francés, tatouage. Los marineros que viajaban por el océano Pacífico encontraron a los samoanos, y quienes quedaron fascinados por sus tatuajes equivocadamente tradujeron la palabra «tatau» como tatuaje. 


La concepción y práctica del tatuaje en la sociedad occidental son aspectos que se han ido expandiendo en la sociedad, considerándolo por un lado una práctica prohibida, para delincuentes, que marca de por vida física y socialmente a la persona en cuyo cuerpo se puedan observar los trazos permanentes de tinta, mismos que pueden ser considerados un arte, símbolos con significado para quien los lleva y la justificación del dolor de este proceso. 

La razón por la cual lo tatuajes se vuelven inmutables en la piel es que la tinta se asienta en la capa de la dermis, situada bajo la epidermis (superficie de la piel). La epidermis renueva constantemente sus células, el metabolismo de la dermis no implica este tipo de renovación celular y, por lo tanto, la tinta no se elimina.


En sus inicios, el tatuaje era considerado un elemento característico de los marineros, e incluso piratas. Se tiene la creencia de que de ahí surge la relación entre el tatuaje y la delincuencia, en la época de los 60 y 70, el tatuaje surge una metamorfosis al ser adoptado por la comunidad hippie, quienes le estamparon su estética y simbolismo, llevándolo a un nivel artístico y sentimental que perdura en nuestro tiempo. Al presente es común observar tatuajes en personas y figuras públicas como modelos, deportistas, músicos, escritores, etc. El tatuaje requiere pertenecer a una clase o grupo social en particular, mucho menos de la edad (aunque en algunos países, practicar el tatuaje en menores de edad es ilegal).

La representación negativa adjudicada a los tatuajes no se limita solo a aquéllos que se han hecho uno, sino también a los realizadores; los tatuadores, quienes por lo general también portan tatuajes que incluso pudieron ser elaborados por ellos mismos, son personas que han desarrollado la habilidad de dejar marca en las personas, literalmente. No es un oficio cualquiera, ni para todos, ya que un error puede arruinar el trabajo de horas y la piel del cliente. La habilidad que estas personas poseen es la combinación del buen dibujo, la creatividad y un pulso estable.

El camino que una persona sigue al decidir convertirse en tatuador es difícil, se requiere disciplina y un interés genuino por el dibujo y los tatuajes. En el caso de Leto Martín, una tatuadora reconocida en la ciudad, el interés por los tatuajes fue evolucionando a partir del gusto y la habilidad para el dibujo “Desde más o menos los 18 me empezaron a gustar o desde antes pero como mi familia era muy conservadora obviamente no me dejaban tatuarme y me decían que eso no era para mujeres y se veía mal, me ha gustado dibujar desde chiquita, toda mi vida me recuerdo dibujando y nunca deje de hacerlo, entonces primero me empezó a llamar la atención la pintura, después el grafitti que hasta la fecha lo sigo haciendo y luego el tatuaje”.

La decisión de tatuarse por primera es algo que algunas personas meditan durante mucho tiempo, mientras que para otras, la simple idea está prohibida, es una experiencia de la que sólo puede hablar quien la vive en carne propia. Leto señaló que “mi primer tatuaje fue hace 3 años, fue un moño rosa en la nuca, lloré, me dolió mucho, lloré demasiado, tardaron como 2 horas, me lo hizo un chavo del D.F., lloré porque soy muy nena, a mí me duelen mucho los tatuajes, entonces no sabía que se sentía y cuando me lo hicieron dije no me vuelvo a hacer nada pero sí, me hice muchos más, ya me mantenía sola, me sentía en la libertad de poder hacerlo porque antes no me dejaban entonces como que respetaba eso porque me decían ‘si vas a hacer esas cosas que sea cuando tú te mantengas’ y pues lo cumplí, siempre quise tatuarme y lo hice”.


Por lo general, los tatuajes suelen poseer cierto significado, sobre todo si se trata del primero. “Lo que pasa es que a mí me gusta mucho todo lo que es femenino, la delicadeza y como que también los moños representan mucho eso, es un moño rosita, me gusta lo cursi y el área en la que me lo hice, no tiene realmente un significado demasiado profundo pero me gusta que se vea coqueto.” Dijo Leto.

Después de su primer tatuaje y debido al creciente interés por el dibujo y el oficio de los tatuadores, Leto empezó poco a poco a adentrarse en el mundo de la tinta “Yo quería aprender pero realmente no sabía absolutamente nada, no sabía ni siquiera como armar lo que se necesitaba, no sabía que se necesitaba y pues estaba muy desinformada en ese sentido, le pregunté a unos tatuadores si me podían enseñar, pero ellos mantienen cierto recelo con lo que hacen y no a cualquiera le van a enseñar entonces si como que me querían enseñar pero me decían ‘no es que si dibujas chido pero no es lo mismo que tatuar’ entonces como que me mandaron a la chingada, o sea realmente no me quisieron enseñar, hasta que Lalo Mantilla me dijo que estaba buscando un aprendiz y me llamó ‘me dijeron que tú dibujas chido, no sé si te interesa’ y le dije que si quería aprender”.

La habilidad para dibujar debe combinarse con la precisión, el control y el conocimiento de las máquinas para lograr ser un tatuador, se requiere disciplina y las ganas de hacerlo, siempre es importante conocer las herramientas de trabajo, nadie escucha a un guitarrista que no sabe afinar su guitarra. “Al principio compre mi kit de tatuar y era la maquina básica y todas las piezas, (Lalo) me enseño cómo se usa, cómo se arma, cómo se arma la mesa de trabajo, las cintas, todo lo que se necesitaba y él fue bastante exigente conmigo, tanto en el dibujo y el diseño, ahí mejoré un chorro lo que es el dibujo y también pues fue un dolor de cabeza para mí aprender a armar y desarmar máquinas, aprender a calibrarlas porque yo no sabía absolutamente nada de eso y sí me la pasaba luego llorando porque no podía, me frustraba pero seguí, continúe y ahorita ya tengo un año tatuando y me fue bastante bien, supongo que igual por ser mujer mucha gente te busca, yo buscaba victimas para practicar y se prestaban y si muchas veces la cagué y veo esos tatuajes ahora y digo, no, pero es lo chido, ver los primeros tatuajes que hiciste y darte cuenta de que mejoraste un buen, entonces como que eso me alentó a seguir”, contó Leto.


Sobre el oficio del tatuador y los estilos de tatuaje

Ser tatuador requiere tener habilidad para el dibujo, el buen manejo de las maquinas, entre otras cualidades, no es un oficio para cualquiera ya que sobre los tatuadores recae una responsabilidad que conlleva el dejar marcas permanentes en sus clientes. Sobre las características que debe tener un buen tatuador, Leto señaló: “Cada quien tiene su manera de trabajar pero yo creo que un buen tatuador debe saber dibujar o al menos ponerse esa meta de dibujar todos los días, aprenderse todos los estilos, poder hacer de todo aunque no le guste porque al final de cuentas si es un arte pero también es un servicio porque a quien estas tatuando es una persona que tiene gustos diferentes entonces yo creo que debe de saber hacer de todo, yo creo que es muy importante tener buen pulso porque la maquina pesa y vibra un chorro entonces es práctica, yo al principio temblaba pero luego le vas agarrando la onda y aprendes a dominar la máquina y controlar tu mano y también ser de mente abierta, no criticar lo que la persona se quiere tatuar sino darle opciones, si te llega con un diseño que está muy culero pues no decírselo así, no te voy a tatuar, decirle mira yo tengo estás opciones, hay que saber tratar a las personas”.

Al tratarse de una actividad artística, como puede ser la música, la literatura y el dibujo mismo, existen varios géneros y estilos, algunos tradicionales y otros vanguardistas que permiten que los artistas del tatuaje escojan entre la amplia gama que ofrecen, experimenten y se especialicen en el que sea de su gusto de acuerdo a sus cualidades. Leto habló sobre los estilos y su favorito: “Por lo general la gente me trae el diseño y me dice yo quiero esto, muy pocas veces aceptan modificaciones porque como que están casados con la idea de ‘yo quiero este diseño que vi en Internet’, y bueno si están seguros que lo quieren así, se los hago; pero la neta me gusta más diseñar, no me late tanto como el tatuaje tradicional con las líneas muy gruesas y los colores primarios, a mi me gusta más cosas como que más delicadas, me gusta mucho hacer rostros, muñecas, flores, animales, me late mucho el estilo neo tradicional que es más como el estilo europeo de tatuaje, también, como me dedico al grafiti, me gusta mucho hacer letras de ese estilo o bombas tipo acuarela o cosas un poco más libres o más de ahorita, más gráficas, me gusta mucho la ilustración, me gusta que de repente los tatuajes que hago se vean como si fueran un boceto, me gusta mucho ese estilo, creo que es mi favorito”.


Y sobre sus influencias, Leto apuntó: “Me gusta un chorro una tatuadora que es alemana que se llama Jessica Mac, ella hace mucho plantas, frutas, es algo que no es tan común y su diseños son como muy delicados, muy estéticos, para mí es mi mayor influencia, igual una chica que es rusa que se llama Sasha Unisex, ella hace como plastas de color y así forma los diseños, está muy chido lo que hace y se requiere de mucha creatividad y técnica”.