sábado, 14 de septiembre de 2013

septiembre 14, 2013
GINEBRA, 14 de septiembre.- Tres días de intensas negociaciones en Ginebra han permitido a EE. UU. y Rusia alejar hacia un horizonte indefinido la posibilidad de un ataque militar a Siria. Los máximos responsables diplomáticos estadounidense, John Kerry, y ruso, Serguéi Lavrov, anunciaron al mediodía un acuerdo para la destrucción de todas las armas químicas en posesión del régimen de Bachar al Assad.

Damasco tendrá que entregar un listado completo de los mismos en el plazo de una semana y la destrucción deberá completarse antes de mediados del próximo año. En caso de que Siria no colabore, se podrá invocar contra ella el capítulo 7 de la carta de Naciones Unidas, que permitiría desencadenar acciones militares de castigo.

El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, y su homólogo ruso, Sergei Lavrov, alcanzaron un acuerdo ayer en Ginebra mediante el cual los sirios deben dar “un acceso inmediato y total” a todos los lugares de almacenaje de armas químicas para su posterior destrucción. (Getty Images)

Con el anuncio culminó una intensa semana que se inició el pasado lunes cuando, durante una comparecencia en Londres, Kerry respondió a una pregunta sobre las posibilidades de evitar un ataque diciendo que eso sólo sería posible si Assad entregara todas sus armas químicas a la comunidad internacional para que ésta las destruyese. Algo que, añadió, no va a ocurrir.

Fuera intencional, como sospechan algunos analistas, o «retórico y accidental», como sostiene una mayoría, el comentario de Kerry fue agarrado al vuelo por Moscú, que propuso explorar las posibilidades de una renuncia de Asad a su armamento químico. Siria celebró la iniciativa, que rápidamente fue vista con esperanza por los principales socios de EE. UU. y, muy importante, por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.

Esa misma noche de lunes, el presidente de EE. UU., Barack Obama, en el curso de una serie de entrevistas televisivas programadas para explicar el ataque a Siria, se mostró muy receptivo a la iniciativa rusa, aunque advirtió de que la opción militar seguía sobre la mesa. En todo caso, solicitó al Congreso que interrumpiera el proceso de debate del apoyo pedido por Obama al ataque.

Tras un primer intento de que los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU acercasen posturas, y ante la dificultad de conciliarlas, se decidió que Kerry y Lavrov se reunieran desde el pasado jueves en Ginebra para intentar el acuerdo anunciado hoy. Mientras, ese mismo jueves Siria anunció su ingreso en la Convención de Armas Químicas y remitió la documentación pertinente a la ONU.

Tras alcanzar el acuerdo, Kerry y Lavrov ofrecieron una rueda de prensa conjunta en la que el primero destacó que el plan acordado contiene plazos y que su objetivo es ambicioso, pues los inspectores deberán haber completado la visita y evaluación de los almacenes e instalaciones de producción de armas químicas antes de finales de noviembre próximo.

Preguntado sobre cómo se conseguirá destruir el arsenal químico en un país en guerra civil, el jefe de la diplomacia estadounidense indicó: «Una de las razones por la que creemos que esto puede realizarse es que el régimen ha hecho extraordinarios esfuerzos para mantener bajo control esas armas. Sabemos y hemos visto que las han movido y que continúan moviéndolas a lugares que ellos controlan», agregó el secretario de Estado.

Inspectores de la ONU en Siria, en búsqueda de pruebas del uso de armas quómicas. (AP)

Durante las negociaciones, uno de la mayores obstáculos que hubo que resolver fueron las eventuales consecuencias que tendría el incumplimiento de la promesa de Al Assad de entregar las armas químicas. Kerry explicó que tal situación «tendrá consecuencias en el Consejo de Seguridad, bajo el capítulo 7 (de la Carta de Naciones Unidas)», que autoriza el uso de la fuerza, aunque recordó las divergencias que persisten en el seno de este órgano sobre la forma que deberían tomar esas «consecuencias». EE. UU. sostiene, junto con sus aliados en el Consejo de Seguridad -Reino Unido y Francia- que el empleo de la fuerza debe mantenerse como una opción sobre la mesa, algo que Rusia y China, que como los anteriores tienen derecho a veto, rechazan.

Por su parte, Lavrov aseguró que su país y EE. UU. están comprometidos con la celebración lo antes posible, probablemente en octubre, de la conferencia de paz para Siria, conocida como Ginebra II. De ella se espera, no sin ciertas dosis de optimismo, que pueda salir un acuerdo que ponga fin a la guerra civil y permita iniciar una transición democrática que cumpla dos condiciones. Por un lado, romper con la dictadura y, por otro, impedir que el país quede a la merced de los numerosos grupos yihadistas que trufan el conglomerado rebelde y que, de hecho, han llevado a que este bando se encuentre, a su vez, en guerra interna.

Por si las advertencias lanzadas por Kerry desde Ginebra no fueran claras, el presidente Obama celebró el acuerdo pero advirtió de inmediato que si Siria no cumple, «si falla la diplomacia», entonces Washington «está preparado para actuar y sigue dispuesto a hacerlo».

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