domingo, 2 de marzo de 2014

marzo 02, 2014
Armando "Catón" Fuentes Aguirre
Himenia Camafría, madura señorita soltera, compraba todos los días un condón en la farmacia. Una amiga le preguntó, curiosa: "¿Y los usas?". "No -respondió Himenia-. Pero el farmacéutico ya está empezando a fijarse en mí"... Fecundino Pitorreal entró en el quirófano de la clínica donde su esposa acababa de dar a luz triates. La enfermera se alarmó. "¡Salga de aquí! -le ordenó-. ¡No está usted esterilizado!". Respondió Pitorreal con orgullo: "Creo que lo acabo de demostrar, señorita"... El niño le preguntó a su mami: "¿Por qué amarraste a la criada?". "No la amarré -responde extrañada la señora-. ¿Por qué me dices eso?". Explica el pequeñín: "Porque pasé por su cuarto y oí que le decía a mi papá: '¡Suélteme, señor! ¡Por favor, suélteme!'"... El eminente zoólogo habló de las costumbres y modo de ser de los diferentes animales. Le preguntó alguien del público: "¿Cuál es el animal de peor carácter?". "Existen diversas opiniones -respondió el naturalista-. Hay quienes piensan que es el búfalo africano". Un individuo lo contradijo. "No -manifestó con tono de certidumbre-. Es el encabronado". "Otros aseguran -continuó el conferencista sin hacerle aprecio- que el animal de peor carácter es el chacal". "Es el encabronado" -repitió el tipo. "Algunos opinan -prosiguió el zoólogo sin hacerle caso-, que es el jabalí". "No es cierto -volvió a decir el sujeto-. El animal de peor carácter es el encabronado". Estalló el conferenciante. "¿Qué dice usted? -le reclamó irritado-. Ningún animal hay que se llame así. ¿Qué criatura es ésa?". "El encabronado -explicó calmosamente el tipo- es un animal que tiene dos cabezas, una en cada extremo del cuerpo, y que carece de orificios aparte de los correspondientes a las orejas, la boca y la nariz". "Eso es imposible -declaró el zoólogo-. Un animal así no podría orinar ni defecar, y menos aún podría reproducirse". Replica el otro: "¿Y por qué cree usted que está encabronado?"... El médico descubrió que la recién casada se sentía abatida porque no recibía de su marido, muchacho simple y cándido, ni una sola demostración de afecto. "Debe usted hacerle el amor" -le recomendó. "Y eso ¿cómo se hace?" -preguntó el bobalicón. El médico, asombrado por la ignorancia del mozalbete, procedió a hacerle una demostración con la muchacha. "Este tratamiento -le dijo al babieca- lo debe recibir su esposa los martes, jueves y sábados". "Los martes y los jueves está bien, doctor -contestó el tontiloco-, pero los sábados juego al golf todo el día, de modo que no se la podré traer"... Afrodisio le dijo a Dulcilí: "Eso de que antes debemos casarnos es asunto para pensarlo detenidamente. ¿Qué te parece si esta noche lo consultamos con la almohada los dos juntos?"... Rosilita le comentó a su mamá: "No me gustaría ser una solterona amargada como mi tía Celibia". "No lo serás, hijita" -respondió la señora-. Estoy segura de que te casarás". "Y si me caso -inquirió la pequeña- ¿tendré un marido como mi papá?". "Seguramente" -dijo la señora-. "¡Carajo! -exclamó con disgusto la niñita-. ¡De cualquier modo me irá mal!"... Después de un apasionado episodio de amor en la oficina le dijo don Algón a su secretaria: "¿Ahora sí ya está usted tranquila y sin miedo de perder su trabajo, Rosibel? ¿La convencí ya de que hay cosas que usted hace muy bien y que una máquina no podría hacer?"... En el bar un tipo le comentó a la chica que estaba sentada a su lado en la barra: "Con dos kilos menos te verías maravillosa". Contestó ella: "Lo que me acabas de decir no es muy galante". "Al contrario -replicó el sujeto-. Dos kilos es lo que calculo que pesa tu ropa"... "Los hombres son como las almohadas -le dijo la abuela a su nieta que se iba a casar-. Con el tiempo y el uso se ablandan". Y añadió luego con sonrisa pícara: "En todos sentidos"... Después del clamoroso éxito obtenido ayer en el Palacio de Minería, y a petición del bondadoso público de la Ciudad de México, este día presentaré de nueva cuenta mi más reciente libro, "La guerra de Dios", ahora en la Casa del Risco. Esto será a las 12 del mediodía. ¡Ahí te espero!... La señora le reclamó a su maduro esposo: "Me dicen que tienes una amante. ¿No te basta con hacer el ridículo conmigo?"... FIN.(MILENIO)