domingo, 1 de febrero de 2015

febrero 01, 2015
Los verdaderos universitarios

Cínico, Incompetente y Desvergonzado (CID) son tan solo algunos de los calificativos con los que la comunidad universitaria y la sociedad en general se refieren a José Williams, actual rector de la Universidad Autónoma de Yucatán. Sin duda, tales calificativos describen la verdadera personalidad de Williams.


Con descomunal cinismo respondió “no lo sé”, a la pregunta planteada por una reportera acerca de cuánto gana, en la conferencia de prensa que se llevó a cabo el pasado viernes 30 de enero. Pero su respuesta parece ser correcta, guiada seguramente por su subconsciente, pues a los más de 213 mil pesos limpios que recibe cada mes hay que sumarle la cuantiosa suma por vales de gasolina; comidas y bebidas caras en restaurantes de lujo, que en su infancia jamás llegó siquiera a imaginar; viajes al extranjero con su séquito familiar, querida, o amantes ocasionales; regalos carísimos para éstas y muchos gastos más que se cargan al presupuesto de la UADY. Tuvo razón entonces al responder no lo sé. Pero lo imperdonable en él es el cinismo con el que oculta el pago de todos esos beneficios hacia su persona y que son financiados por una universidad pública. Cínicamente aplica la ley del embudo: Grandes salarios y prestaciones para el rector y compinches y migajas para la AUTAMUADY. ¿Dónde queda entonces la tan cacareada responsabilidad social universitaria? Habrase visto semejante cinismo. 

Su incompetencia se ha evidenciado a tan solo 15 días de haber tomado el cargo. Salvo en condiciones controladas, no ha dado la cara y recurre a voceros ineptos para tratar de resolver la huelga en la UADY. No ha tenido los pantalones suficientes para reunirse con la directiva de la AUTAMUADY y mucho menos con los trabajadores en las diversas asambleas que éstos han realizado. ¿Acaso es por miedo, además de su incompetencia? Miedo de que le restrieguen en su fea cara su descomunal sueldo y demás gastos ocultos, que su hijo está en la nómina de la UADY, así como su querida y amantes ocasionales.

La huelga nunca debió ocurrir, pero así fue por tener la UADY a un rector incompetente. Incompetente para dialogar, pues le ganan la ira e irracionalidad que siempre lo han caracterizado. Incompetente para analizar que el monto que representa el conceder el aumento solicitado, y a todas luces merecido, por los trabajadores de la AUTAMUADY es menor que el importe de tan solo un día del enorme presupuesto que la UADY tiene asignado este año (2,207 millones de pesos entre 365 representan 6 millones diarios aproximadamente); los hasta ahora 16 días de huelga suman ya casi 100 millones de pesos. Incompetente para gestionar recursos, provengan éstos del gobierno federal o estatal, o mejor aún de la iniciativa privada. ¿Será porque la UADY es la universidad pública más cara de México y ya no le autorizan un peso más para despilfarrar? Podríamos agregar más ejemplos de su incompetencia, pero los dejaremos para una próxima ocasión.

Su desvergüenza no tiene límites, ostenta abierta y descaradamente su enorme salario, su relación sentimental con una funcionaria de la UADY y sus escarceos con académicas de esa misma universidad. Se jacta de que no se le escapa ninguna dama, pero está rotundamente equivocado, pues las mujeres con las que anda distan mucho de serlo. Su falta de moral y escrúpulos lo descalifican e impiden para establecer relación alguna con verdaderas damas. Su última desvergonzada: citar a una rueda de prensa para presentar supuestos incrementos de más del 20%, en vez de hacerlo primero a la AUTAMUADY, sólo quiere desacreditar a este sindicato ante la sociedad; puras patrañas y falta de respeto: desvergüenza pura. Finalmente, ¿cómo llamarle a quien dice que los enormes salarios que se auto asignan los altos funcionarios en la UADY no son de su incumbencia, pues se establecieron en administraciones previas y a él sólo le toca disfrutarlo? Simple y llanamente: desvergonzado.

No cabe duda, Williams es cínico, incompetente y desvergonzado, un verdadero CID universitario.