domingo, 1 de febrero de 2015

febrero 01, 2015
Pedro Echeverría V.

1. Aunque sea representante de los magnates del capital, Peña Nieto es el presidente de México y, como político, tiene que cuidar sus pasos y adoptar acciones de gobierno que no sigan lesionando su imagen ya muy deteriorada en todo el país y a nivel internacional. Los informes publicados sobre encuestas hacen ver que su nivel de aceptación en el país está por los suelos. Sin embargo –aunque sabe él que se está desplomando su gobierno- por las poderosas presiones de empresarios y medios de información, se ha puesto a instrumentar en estos últimos días medidas más represivas y fuertes amenazas contra cualquier movimiento social que aparezca. Quiere apagar el fuego echándole más combustible, en lugar de actuar para que sea creíble.

2. Cerrándose a aceptar la participación del ejército mexicano en los asesinatos –decenas de miles (casi centenas de miles) que se han realizado y publicado en México- el gobierno siempre ha querido limpiar su imagen. Sin embargo olvida el gobierno federal que es el directamente responsable de lo que sucede en toda la nación, que el ejército, la marina, la policía federal, los aparatos de “inteligencia”, están directamente a su servicio. ¿Alguien tontamente ha pensado que los estados y municipios en México son independientes de las órdenes del gobierno federal? El “México presidencialista” aún sigue vigente imponiendo su poder y, ahora con más fuerza, contando con el apoyo de casi todos los partidos políticos.

3. En México, aunque el federalismo derrotó al centralismo desde 1824 y luego los liberales sometieron a los conservadores; aunque de acuerdo a la Constitución los estados de la República son autónomos, la realidad es que en la práctica el centralismo y el conservadurismo han sido los que siempre ha operado en cuanto presupuesto “federal” y fuerzas militares “federales”. Quizá cuatro o cinco estados de la República (Nuevo León, Jalisco, Baja California, Estado de México, DF) sean menos dependientes de la federación porque sus ingresos económicos sean fuertes o suficientes, pero los otros 25 estados deben someterse a los caprichos del gobierno central porque mucho del presupuesto que consumen les llega del centro.

4. Por ejemplo aquí hay una forma de centralismo brutal: los trabajadores de la Universidad de Yucatán (organizados en la AUTAMUADY) en huelga desde hace dos semanas, ha exigido un aumento de 10 por ciento en sus miserables salarios de cuatro a cinco mil pesos al mes. El rector –cuyo salario nominal es de 184 mil pesos al mes- dispuso que sólo se les puede aumentar un 3.4 por ciento en el salario porque es el “tope salarial” que en toda la nación se ha impuesto y que llueva o truene, aunque realicen manifestaciones de protesta, esa cantidad es inamovible. Luego de manera cínica ofreció 40 pesos para despensa y otros 40 pesos para transporte. ¿Qué podrán comprar los trabajadores con cuatro pesos de aumento?

5. Pero no sólo son los trabajadores de la UADY. En todo el país se han incrementado las protestas, marchas y plantones por diversos problemas económicos, políticos, de represión y asesinatos. Por ello como respuesta –en vez de solucionar los problemas- su gobierno –como los anteriores- se ha dedicado a contratar a decenas de miles de campesinos y desempleados para engrosar al ejército, la marina, la policía federal, “la secreta” para hacer más numerosa, fuerte y agresiva a “la perrada” militar y policiaca contra las protestas sociales. Con el entrenamiento y los cursos militares en EEUU, Israel y Colombia, así como con la unidad de todos los bandos, todos son soldados, ejército y de fuerzas especiales: sólo cambian de uniforme de acuerdo a la necesidad.

6. Por ello no se distingue una fuerza armada de otra, pues suelen ser las mismas personas súper entrenadas con diferente disfraz, sirviendo al mismo estado y combatiendo al mismo enemigo: los sectores oprimidos de trabajadores y estudiantes. Así que cuando el gobierno de Peña, Osorio o Murillo, quiere meter las manos para deslindar al ejército para conservar “su limpieza”, resulta ridículo porque las fuerza armadas represivas son varias y la misma bajo el mando federal. Y que conste que la actuación de las fuerzas federales no ha sido solo en Ayotzinapa y Tlatlaya, sino que en todo lo que ha sido la historia de México, por lo menos desde 1910 –año del inicio de la Revolución- esas poderosas fuerzas se han “cubierto de lodo”.

7. Las manifestaciones de protestas nadie podrá pararlas mientras la brutal represión continúe. Podrán encarcelar y asesinar a muchos campesinos, obreros, empleados, estudiantes; pero otros ocuparán sus lugares todos los días. Podrán seguir los grandes empresarios, los corruptos gobiernos y los medios de información a su servicio repitiendo mentiras para que la población deje de protestas y luchar, pero a partir de los asesinatos en Guerrero, Estado de México, Michoacán y otros estados, la gente ha dicho basta y ha decidido salir a la calle en las ciudades y los campos. Por ello el gobierno está creando leyes represivas, contratando más personal de ejército para reprimir y lanza la mayor cantidad de amenazas. (29/1/15)