miércoles, 13 de agosto de 2014

agosto 13, 2014
BERLIN, Alemania, 13 de agosto.- La sonda Rosetta tomó imágenes del comenta 67P/Churuymov-Gerasimenko y en una de ellas se puede ver el perfil de un humano.

El Centro Aeroespacial Alemán (DLR) fue el encargado de descubrir y difundir el rostro.  

Rosetta nos enseñará más sobre los cometas de lo que aprendimos en 50 años.

La nave estudiará el núcleo del 67P de cerca mientras el cometa se acerca al Sol, cuando le surgirá una cola creada por el calor de nuestra estrella

El Cometa 67P tiene agua y podría chocar con el Sol o un planeta, según astrónomos de ESA.



El 6 de agosto, a millones de kilómetros de la Tierra, el lanzamiento de un cohete propulsor marcó el final del viaje de diez años de una nave espacial europea para llegar a su destino final, un cometa.

La nave espacial es Rosetta, y su objetivo es el 67P/Churuymov-Gerasimenko, llamado así por sus descubridores ucranianos. La nave estudiará el núcleo del 67P de cerca mientras el cometa se acerca al Sol, cuando le surgirá una cola creada por el calor de nuestra estrella.

En noviembre del 2014, antes de que los niveles de actividad se eleven demasiado, se lanzará un pequeño módulo de aterrizaje -Philae- para que aterrice en la superficie helada del núcleo. El pico de actividad del cometa será en agosto del 2015, y la misión de Rosetta terminará a fines de ese año.

Este ambicioso proyecto de la Agencia Espacial Europea nació a partir de la primera misión planetaria de Europa, Giotto, que proporcionó una “foto instantánea” en primer plano del cometa Halley en 1986. El éxito rotundo de Giotto provocó un empujón en muchos científicos planetarios europeos para llevar a cabo una misión aún más ambiciosa. Esta es, de lejos, la misión científicamente más competente y ambiciosa.

Los cometas son interesantes para los investigadores del espacio, porque pueden revelar una historia menos entendida sobre el nacimiento del sistema solar. Por lo que se sabe, estos cuerpos congelados representan el material menos procesado de aquella época.

Se cree que en el borde exterior de nuestro sistema planetario hay un vasto reservorio de innumerables cuerpos congelados expulsados durante la formación de los planetas. Estos contienen proporciones variables de polvo y hielo. Estos hielos varían en su composición en función de su lugar de nacimiento en el sistema solar primitivo. Por lo tanto, estudiarlos brinda una idea de las condiciones que prevalecían cuando nació la Tierra junto a los demás planetas.

Cuando la posición de alguno de estos cuerpos resulta perturbada, éste podría empezar a dirigirse hacia el Sol, donde se calienta y libera gases y polvo, creando así la cola del cometa. Sólo unos pocos cometas son visibles a simple vista desde la Tierra. La mayoría, como el 67P, requieren de telescopios para ser observados. Se ha aprendido mucho acerca de los cometas mediante su observación con telescopios, pero las misiones de naves espaciales ya han demostrado que estar cerca de un cometa es vital para entenderlo más.

Rosetta y Philae llevan consigo un equipo completo de instrumentos para estudiar todos los aspectos del cometa. Se tomarán muestras de los gases, el polvo será examinado bajo microscopios, el núcleo se estudiará usando desde microondas a longitudes de onda ultravioleta, y su interior será sondeado por ondas de radio. A partir de estas mediciones, se deducirán los procesos químicos y físicos que sucedan en el núcleo y dentro de la delgada atmósfera del cometa, la coma.

Durante las últimas semanas, la extraña forma del 67P se ha revelado gradualmente. Este se asemeja a una mancuerna muy deforme que mide unos cuatro kilómetros en su parte más larga. Pocos días antes de llegar se resolvió la naturaleza de la superficie. Es una mezcla extraña de terreno ondulado, una dispersión de “peñascos” del tamaño de una casa en llanuras planas, todo aparentemente cubierto de gruesas capas de polvo. Como era de esperar, el recubrimiento de polvo del núcleo refleja muy poco de la luz solar que cae sobre él.

A pesar de llegar a las inmediaciones del 67P, Rosetta por el momento no está orbitando alrededor del cuerpo. Como el campo gravitacional de este cuerpo lleno de bultos no está bien determinado, la nave espacial está trazando caminos triangulares a su alrededor; sus operadores monitorean cuidadosamente las desviaciones de ese camino para deducir la masa y densidad del núcleo. Una vez que se entienda mejor el núcleo, Rosetta estará más cerca de colocarse en órbita.

Los operadores de Rosetta admiten que el aterrizaje en noviembre de Philae sobre un cuerpo tan chico y en forma extraña como el 67P, será un reto. La masa, y por lo tanto la fuerza gravitacional del núcleo, es extremadamente débil, y cuando se está cerca del núcleo, la dirección de “abajo” varía considerablemente en distancias muy cortas. Quedan varios meses de ajetreo hasta finalizar la secuencia de aterrizaje.

Se espera que el conocimiento científico que obtenga Rosetta sea inmenso. Los datos recogidos con la llegada al cometa, aunque su actividad sigue siendo débil, pueden haber sido suficientes como para provocar una revolución en el entendimiento del núcleo de los cometas. Esto es sólo el comienzo. En los próximos 18 meses podremos aprender más acerca de los cometas y el sistema solar que en los últimos 50 años. (Por Geraint Jones es profesor de Ciencias Planetarias en la University College London. Recibe fondos STFC. Es miembro de la Real Sociedad Astronómica. Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation)