lunes, 17 de agosto de 2020

agosto 17, 2020
NUEVA YORK, 17 de agosto de 2020.- Los demócratas apelan a la victoria electoral de Joe Biden, de 77 años, para unificar el país en un momento de máxima división. Deberán empezar por reconciliar sus dos almas internas.

Llegan a su convención, a tenor de lo que dicen unos y otros, con un espíritu de concordia del que carecieron en el 2016. La experiencia del Gobierno de Trump genera una energía para ir todos por la misma senda hasta el 3 de noviembre. Como advierten desde el ala izquierda, es una tregua, no la firma de un tratado de paz.

Cualquier parecido con la realidad es una coincidencia. Hoy arranca la temporada de convenciones menos convencional desde que se inició este ritual en 1831. Empiezan los progresistas, hasta el jueves, con el discurso de aceptación de Biden, y les seguirán los republicanos la próxima semana.

El impacto del coronavirus, que continúa campando por la geografía de Estados Unidos como en ningún otro país rico del mundo, ha obligado a la reinvención. La gran mayoría de actos y discursos serán en remoto.

No habrá lluvia de globos o de confeti como es costumbre cuando se cierran los cuatro días de reunión, aunque esa supuesta fiesta no fuera más que una cortina de hipocresía. Hace cuatro años, en Filadelfia, la ruptura entre el bando de Hillary Clinton y el de Bernie Sanders era evidente. El pirateo de la cuenta de email del Comité Nacional Democrático (DNC) permitió que salieran a la luz las supuestas maquinaciones del establishment para favorecer a Clinton. Seguidores de la “revolución sanderista” dijeron entonces que antes con Trump que con Hillary. Hoy no se perciben las divisiones que había en la anterior cita. Pero esto se debe al impacto del coronavirus y, más que nada, al actual inquilino de la Casa Blanca y el temor de que, si gana un segundo mandato, el daño a las instituciones tendrá un efecto demoledor para el país. Ahora ya saben quién es y de que es capaz.

Muchos apelan a ir a votar contra Trump más que a a favor de Biden. También es cierto que Biden tiene otro cartel. Ha aceptado ampliar su agenda hacia la izquierda con incorporaciones programáticas de Elizabeth Warren o de Sanders, con el que mantiene buena amistad. Otros subrayan que a esta armonía ayuda que no sea una convención en persona, al evitarse espectáculos denigrantes como los de Filadelfia, que, además, dieron munición al rival conservador.

A la convención online no faltarán las grandes nombres del partido, con escasas excepciones. Estarán los Obama, los Clinton, Warren, Sanders e incluso Alexandria Ocasio-Cortez, a la que le han dado un minuto. Es un minuto de oro por su capacidad de influir en los votantes jóvenes, que son los que desconfían de Biden.

Uno de los temas que estarán muy presente es el asalto que Trump está haciendo para bloquear los fondos para el Servicio Postal y hacer inviable el voto por correo. Sin prueba alguna, asegura que es un elemento de corrupción, solo porque considera que le perjudica. Obama expresó su preocupación por la integridad de estos comicios. “Nunca hemos visto antes un presidente que ponga de rodillas al Servicio Postal para desalentar el voto”. Otros demócratas hablan de “atentando contra la democracia”.

“Mi mensaje a nuestros seguidores es que hemos de hacer todo lo posible por derrotar a Donald Trump, al que veo como el presidente más peligroso en la historia de Estados Unidos”, declaró este domingo Sanders en la CNN.

“Y una vez que Joe Biden sea elegido, hemos de trabajar por un país que sea para todos y no para unos pocos”, insistió. Esto evidencian que la discrepancia interna solo se aplaza.

Todos los recursos son buenos para Donald Trump si percibe que dañan al adversario y le facilitan la victoria electoral. Edward Snowden, exanalista de la Agencia de Seguridad Nacional, se encuentra huido. Sobre él pesan cargos criminales por la filtración de documentos oficiales en los que se puso de manifiesto la vigilancia del Gobierno a los ciudadanos. Trump le llamó “traidor” y dijo que no era “más que un espía que merece ser ejecutado”. Ahora corren otros vientos. Los demócratas muestran unidad para echarle del poder y Trump trata de sembrar discordia, puesto que el ala izquierda progresista siempre le ha considerado un héroe. Trump dijo este sábado que sopesa el perdón de Snowden. “Hay mucha gente que piensa que debería ser tratado de forma diferente y otros piensan mal de él. Voy a mirar este asunto”, señaló. (Francesc Peirón / La Vanguardia)

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