miércoles, 1 de octubre de 2014

octubre 01, 2014
Eduardo Ibarra Aguirre / Utopía 1450 / 1-X-14

A lo largo de más de una década aquí se documenta tres veces a la semana que el de réplica es un derecho básico, cuasi sagrado, de los lectores. Y que su ejercicio generalizado cambiaría de raíz al periodismo y los medios. Doy paso, por ello, a los reclamos de Carolina Verduzco:

“¿Solicito aclaración sobre Corre la Voz. Estimado Eduardo: Valoro mucho que te hayas ocupado de contribuir a la difusión de materiales periodísticos relativos a nuestro compañero e indiscutible dirigente Raúl Álvarez Garín y te agradezco que entre ellos hayas incorporado el artículo que me hizo favor de publicar La Jornada, el pasado 27 de septiembre.


“Leí también tu artículo en Utopía, en el que te refieres a cómo conociste a Raúl, a tu relación (con) él y a una parte de su obra. Me llamó la atención que afirmes algo sobre su participación en el semanario que dirigí desde 1989 y que después de casi 14 años nos vimos obligados a suspender. Me refiero al párrafo donde afirmas:


“‘Desde Corre la Voz, periódico que animaba Raúl aunque no apareciera como director, acaso (las negritas son mías: EIA) por ser parte de su estilo personal, el soldado y el editor sentimos, en el momento más necesario, la solidaridad del equipo que hizo posible aquel medio alternativo que podía uno adquirir en cualquier tren del Metro.’

“Desde luego que Raúl animaba la publicación, al igual que animaba los distintos ámbitos en los que se encontrara, pero te pregunto: ¿Qué quisiste decir cuando dices que él no aparecía como director, acaso por su estilo personal? ¿No te parece que con esta afirmación estás insinuando que yo estuve jugando el papel de “Juanito”, o “Juanita”, como suelen denominarse en la jerga política a las personas que se prestan a aparecer, sólo formalmente, como las autoras de lo que en realidad hacen otras? ¿No te parece que si así hubiera sido, eso me caracterizaría como alguien que sin el menor asomo de modestia y con afán de lucimiento fuera tan arrogante como para llegar a mentir con tal exceso? Y peor aún, mucho peor: ¿Si eso hubiera sido un estilo personal de Raúl, no hablaría muy mal de él? Si eso es lo que quisiste decir: ¿En qué te basas, o al menos dime y diles a tus lectores qué te hace suponer que semejante cosa haya ocurrido?

“Debo decirte que entiendo que muchas personas que valoraban positivamente la labor de Corre la Voz, y que además conocían aunque fuera un poco las capacidades de Raúl les resultara muy natural y dieran por hecho que el órgano periodístico en el que militó durante tantos años fuera dirigido por él; que ni siquiera revisaran el directorio, e incluso que habiéndolo revisado se les olvidara, y por ello se refirieran a Raúl como su director; pero eso que pudiera interpretarse como algo relativamente explicable, es muy distinto a afirmar o a sugerir que aunque no apareciera como director, en realidad sí lo fuera.

“Por lo que a mí me toca, y sobre todo, de manera muy especial, por el respeto que le debemos a Raúl y a la honestidad política que siempre lo caracterizó espero tu respuesta y te reitero mi reconocimiento por los materiales que estás difundiendo, no sólo con buena fe, sino también con el cariño que estoy segura le tuviste a nuestro enorme e insustituible dirigente político. Carolina Verduzco”.

Usé el adverbio “acaso” en el párrafo en cuestión y éste “Indica la posibilidad o creencia de que sea cierto algo que se dice, aunque se tienen dudas sobre ello”. Nada más tengo que agregar.

Como el texto de Carolina circuló en internet antes de ser registrado aquí, produjo reacciones de las que vale la pena rescatar la de Alejandro Raúl Álvarez, quien sostiene: “¡Bien dicho, Caro. Pero más todavía: si se cruzan las actividades de Raúl en aquel periodo, también se podrá ver que no hubiera podido andar con todo encima, por muy dirigente que fuera! La retórica sobre las virtudes de un dirigente, cuando se muere, acaban por atribuirle todo a el solito. En el caso de Raúl, qué duda cabe de que se supo acompañar de gente inteligente, trabajadora y creativa, por eso se pudieron hacer tantas cosas con tan poca gente (…)”

Ni en mis tiempos de militancia adolescente, allá por 1966, y hasta 1986, y mucho menos después, atribuí a dirigente político o social alguno, vivo o muerto, extranjero o mexicano, carácter de “indiscutible” y menos aún “de atribuirle todo a el solito”, porque considero que las organizaciones de las izquierdas, comunista y socialista son, entre otras cosas esenciales, obras colectivas de militantes, dirigencias y simpatizantes, por virtuoso y carismático que sea el dirigente principal.

Acuse de recibo

Por el contrario, para la médica familiar del IMSS y colaboradora del Diario de Xalapa, Abigail Bello Gallardo, fue “sorprendente, fuerte y necesaria su utopía 1449. Raúl Álvarez Garín (29-IX-14). Muchas gracias periodista Eduardo Ibarra Aguirre por enseñarnos algo nuevo en cada Utopía. Y en efecto, con Raúl Álvarez Garín, se fue un poco de cada uno de nosotros”.