viernes, 4 de julio de 2014

julio 04, 2014
Historia híper-local

Una muchacha, a quien llamaremos "María", tuvo hace ya algunos meses unas diferencia con un primo suyo ("Juan") y éste, resignado, acabó bloquéandola al ver que no había conciliación posible ni interés de ella por lograr una.

Porque claramente un bloqueo significa que la persona va a seguir en contacto contigo (sarcasmo), María tomó su despedida como excusa para meter cizaña y hacer quedar mal a Juan con otras personas.

Así inició él sus actividades un día, según recuerda, al recibir de la nada un mensaje amenazante del padre de la muchacha quien, resulta, es un conocido ladrón, drogadicto y narcomenudista local, irredimible ante Dios y la sociedad.

Juan, con justísima razón, se sintió atacado y hostigado por María, quien demostró ser no sólo una mala persona sino una inmadura incapaz de manejar las situaciones más elementales, por lo cual la desbloqueó y le reclamó que intentara, sin éxito, perjudicarlo en su vida familiar de manera tan infantil.

Él considera que éste fue el equivalente de acusar a un compañero de primaria con el maestro porque te hizo una mueca o te jaló el pelo, pero a los más de 20 años de edad y sin causa justa.

Durante la acalorada plática ella tomó una actitud burlona y chocante, según recuerda él, por lo cual, en un momento de enojo perfectamente proporcional, decidió revelarle una verdad muy incómoda.

Tras este hecho, Juan volvió a bloquearla y la ha mantenido así desde entonces.

Naturalmente, y para hacerse la víctima, la joven procedió tiempo después a desactivar su cuenta de Facebook, a pesar de que Juan no la ha vuelvo a contactar desde que le dijo que madurara.

Decir la verdad es, en el peor de los casos, una descortesía, pero jamás puede ser visto como un acto inmoral ni mucho menos.

La única intención de Juan era conciliar con esa rama de su familia y mantener buenos términos. Ahora considera como ganancia tenerlos lejos.