martes, 25 de febrero de 2014

febrero 25, 2014
A continuación, reproducimos un artículo publicado por la señora Roxana Peniche Aznar en el Diario de Yucatán el martes 25 de febrero de 2014.

Instalaciones de 100% Natural en la Colonia Gonzalo Guerrero (foto: Google Street View)

A pesar de que dicho medio no incluyó el nombre del restaurante donde se dieron los hechos denunciados por la quejosa, la autora confirmó que se trata del Restaurante "100% Natural" en el muro del caricaturista Tony Peraza:

A las cosas, por su nombre verdadero
Roxana Peniche Aznar (*)
Martes, 25 de febrero de 2014 - Edición impresa En: Editoriales

“Lamentamos su accidente pero no nos sentimos responsables…”

El riesgo es algo que no podemos eliminar, todos los días estamos expuestos al mismo. Lo que sí podemos hacer es compartirlo con una aseguradora para resarcir el daño físico, el perjuicio y el daño moral que podemos ocasionar en forma directa o indirecta a terceros.

Dentro de la amplia gama de seguros, que es extensísima, hay uno llamado “Responsabilidad Civil” el cual es económico, accesible y nos puede evitar muchos problemas en una empresa, en nuestro hogar, al conducir nuestro vehículo, al construir un edificio, al transportar carga, al ejercer una profesión, está inmerso en nuestro entorno. En casa, por ejemplo, al tener personas prestándonos servicios de limpieza y mantenimiento de la misma, servicios de plomería y electricidad, jardinería, tantos servicios que requerimos y por los cuales, mientras estas personas desempeñen el trabajo que les hemos encomendando y durante el tiempo que dure, somos civilmente responsables por los accidentes que puedan sufrir en nuestro hogar en la realización de los mismos.

Todos los que trabajamos por nuestra cuenta también debemos contar con un Seguro de Responsabilidad Civil Profesional, por los errores u omisiones que podamos cometer en el desempeño de nuestra actividad diaria. Médicos, abogados, asesores en seguros, contadores públicos, arquitectos, nadie está exento de cometer un error; precisamente esto último es lo que nos recuerda nuestra calidad humana, que nadie es perfecto pero que si ocurre una eventualidad debemos asumir la responsabilidad que nos corresponde.

Siendo tan importante el seguro de responsabilidad civil, ya que nos compete a todos responder por los daños que podamos ocasionar a terceros por hechos u omisiones no dolosas y que causen la muerte o el menoscabo de la salud de dichos terceros, yo me pregunto ¿cómo es posible que la ley no exija a las empresas contar con un seguro de este tipo?

El 24 de abril de 2013 sufrí un accidente de grandes proporciones en un restaurante del norte de la ciudad. Tenían en el piso indebida y negligentemente una antorcha decorativa junto a la mesa de servicio, cuyo fuego combinado con la corriente de aire que circulaba esa noche, alcanzó mi falda y fue subiendo hasta quemarme las piernas, la derecha la quemó en forma circular y por poco la pierdo. La izquierda, una buena parte. Todo esto ocurrió ante la mirada de asombro de los meseros que permanecieron inmóviles, yo pedía a gritos manteles para arroparme y extinguir el fuego, los cuales nunca llegaron pese a que contaban con los mismos. El accidente pudo ser menor con la ayuda de los manteles, pero eso lamentablemente no sucedió. Ante la desesperación, mi hermana solicitó agua y, aunque ustedes no lo crean, el mesero se presentó con minibotellas de agua purificada, en la presentación más pequeña que existe. Ante la insistencia de mi hermana, finalmente salió el gerente del restaurante con una cubeta de agua helada.

En el restaurante no había hidrantes ni rociadores, pero sobre todo no existía capacitación del personal sobre qué hacer ante un evento de esta naturaleza. ¿Cómo es posible que les permitan operar a los socios de una franquicia en estas condiciones? ¿Qué garantías pueden ofrecer a sus comensales?

¿Dónde quedan la Secretaría del Trabajo y Previsión Social? ¿Salubridad? ¿El Consejo de Protección Civil? ¿Por qué este restaurante opera sin lo básico para extinguir un incendio? Tienen cocina y existe un riesgo latente todo el tiempo.

Hoy los socios-propietarios que operan en Mérida esa franquicia responden en una carta indignante y absurda, fuera de contexto: “Lamentamos su accidente pero no nos sentimos responsables del mismo…”.

¿Desde cuándo las leyes obedecen a sentimientos? Para ejemplos sobran:

Una persona colisiona el vehículo de un tercero ocasionando daños materiales e incluso lesiones personales y… ¿no se siente responsable?

Estalla el tanque de gas o el calentador en una casa-habitación y el fuego se extiende a la casa del vecino, el propietario de la casa donde se originó el fuego le dice al vecino: “Lo lamento pero no me siento responsable..?

Vas a una tienda departamental y rompes un objeto sin querer y dices: ¡Qué pena! Pero no me siento responsable..?

Alguien se intoxica en un restaurante por un alimento que el mismo no tuvo el cuidado que estuviera fresco y… ¿el propietario del restaurante no se siente responsable?

La persona que te ayuda con la limpieza y mantenimiento de tu hogar, resbala en las escaleras y se daña la columna y… ¿no te sientes responsable?

Hay un cortocircuito en tu empresa porque no has tenido el cuidado de darle mantenimiento a las instalaciones eléctricas de la misma, se produce un conato de incendio y quedan llenas de tizne las paredes del local que arrendas, y… ¿no te sientes responsable como arrendatario ante el propietario del edificio?

Si todos pensáramos y actuáramos así, este mundo sería un caos total.

La responsabilidad civil es la obligación que recae sobre una persona de reparar el daño que ha causado a otro, sea en naturaleza o bien por un equivalente monetario, habitualmente mediante el pago de una indemnización de perjuicios. Se considera perjuicio la privación de cualquier ganancia lícita que debiera haberse obtenido en caso de no presentarse el siniestro.

En mi caso hay daño físico, las quemaduras son vastas en las extremidades inferiores, profundas y tienen secuelas, hay perjuicio por el tiempo que estuve sin laborar (estuve internada siete meses y 10 días en la clínica con 59 entradas a quirófano y 23 transfusiones de sangre, entre otras complicaciones) y daño moral, no sólo son las secuelas en mi piel, estuve separada de mi hijo todo el tiempo que estuve internada y hoy mi vida dio un giro de 180 grados y tengo varias limitantes en mi ámbito familiar, personal y laboral.

El término “Responsabilidad” es “la capacidad de dar respuesta”. Insisto:

“Cometer un error nos recuerda nuestra condición humana pero no nos exenta de la responsabilidad que tenemos con un tercero afectado por un siniestro en nuestra empresa”. Señores del restaurante, sean civilmente responsables y paguen la indemnización que me corresponde, no es “un apoyo ni tampoco una ayuda”, hay que llamar a las cosas por su nombre correcto.- Mérida, Yucatán.

rpenichea@gmail.com
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*) Asesor profesional en seguros