jueves, 23 de enero de 2014

enero 23, 2014
Historias de reportero | Carlos Loret de Mola Álvarez | 23-I-14

Cuando presentó su renuncia a la PGR, el zar contra el lavado de dinero en México ya estaba bajo sospecha.

Era el verano de 2008. Sexenio de Felipe Calderón. Eduardo Medina Mora, hoy embajador de México en Estados Unidos, estaba al frente de la Procuraduría General de la República.

José Luis Marmolejo García simplemente siguió el protocolo de la administración pública mexicana: su jefe estaba siendo separado del cargo y él envió su dimisión por escrito antes de que se la pidieran.

Su jefe era ni más ni menos que el titular de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), el zar antidrogas, Noé Ramírez Mandujano quien, tras dejar la PGR y hacer una escala diplomática de meses en Europa, fue arrestado en el marco de la llamada Operación Limpieza, acusado de complicidad con el crimen organizado (cinco años después fue exonerado y está en libertad).

Medina Mora no les tenía confianza.

Marmolejo estuvo al frente de dos operaciones clave y en la PGR circuló que su desempeño no había sido el de un funcionario intachable:

Informalmente, le imputaban que en 2006 “desaparecieron” 50 millones de pesos en efectivo de la incautación en la casa del “chino” Zhenli Ye Gon; y que había suavizado la averiguación previa contra los involucrados en el escándalo de la Casa de Cambio Puebla, que fue boletinada por el gobierno de Estados Unidos y perseguida por la autoridad mexicana bajo la acusación de lavar dinero para el narco (el asunto estalló en 2007 e implicó al poderoso Wachovia Bank ahora propiedad de Wells Fargo).

Las sospechas quedaron en rumores de pasillo policiaco. Marmolejo dejó el servicio público y actuó como representante del consorcio internacional Obses, dedicado a la venta de equipo de interceptación telefónica, espionaje y cómputo.

Con esa tarjeta de presentación regresó al nido, aunque del otro lado del escritorio: se acercó a la PGR —todavía bajo el mando de Medina Mora— para venderle el sistema para vigilancia Finfisher/Finspy y geo-localizadores Punta. La evaluación gubernamental fue que los equipos y el software no eran óptimos.

Un par de años más tarde, cuando la PGR era encabezada por Marisela Morales, regresó… y le compraron los productos.

Hoy Marmolejo está detenido, acusado de haber extorsionado a su jefe en Obses; la compra del equipo está siendo revisada por un posible sobreprecio pagado por la PGR (la operación rondó los 200 millones de pesos, según el expediente); y Marisela Morales está en el exilio dorado del consulado de México en Milán mientras aquí se siguen acumulando preguntas sobre su gestión.

Quizá algunas de ellas podrían ser respondidas, tras las rejas, por José Luis Marmolejo García, si es que decide cooperar con la autoridad.

SACIAMORBOS

Buena química entre los dos cancilleres de cara a la reunión de febrero. Desde allá calificaron al de acá como “muy receptivo” y “ejecutor rápido” de los acuerdos.