miércoles, 28 de diciembre de 2016

diciembre 28, 2016
Pedro Echeverría V.

1. Los trabajadores, los únicos productores de la riqueza que todos consumimos en el mundo, son los que deben derrocar a los gobiernos que no les sirven; pero no sucede. Son los militares de cada país (Haití, Chile, Guatemala, Panamá, Paraguay, etcétera) con el total apoyo de los gobiernos yanquis, los que con toda facilidad lo han hecho. Obviamente, no puede olvidarse que la Rusia y los doce países del Éste (que de socialistas nunca tuvieron nada) se vinieron abajo por la intervención directa de la tríada en 1989: Ronald Reagan, Margaret Thatcher y el siempre “iluminado” Papa Juan Pablo II. Con otros estilos y modos los Clinton, Bush, Obama, no han dejado de usar otras formas de derrocamiento en Venezuela, Brasil, Argentina, Cuba, Bolivia, pero siempre pensando en no errar y ser efectivos.


2. Duele reconocer esa realidad y no poder hacer nada importante para desterrarla porque esa tarea corresponde a los pueblos y sus batallas de masas. ¿Cuánto trabajo político/ideológico hay que hacer y cuántos años más debemos movilizarnos para acortar el tiempo de explotación y opresión? Me llenaría de alegría ver que el gobierno de Trump –buscando imponer otra línea política- ayudara a que se descompongan las cosas en el mundo y contribuyera a dividir y enfrentarse entre sí a las clases dominantes ricas y multimillonarias, pero eso me parece casi imposible. ¿Por qué no enterrar el TLC con EEUU y Canadá si desde 1993 venimos luchando contra él porque sólo ha estado al servicio de los multimillonarios? ¿Qué quiere Trump de la ONU si sólo ha estado al servicio de los EEUU?

3. Parece que la solución de los problemas de México y el mundo no está en Trump y su política, sino en el comportamiento de los pueblos frente a la explotación que sufren. El Canal de Panamá por ejemplo, después de 100 años de explotación, fue devuelto al pueblo panameño por los yanquis; desde 1891, mediante la Enmienda Platt fue impuesta en el territorio de Cuba (hace 125 años) la ocupación de Guantánamo por los yanquis. A México, además de arrebatarle más de la mitad de su territorio en 1847, los EEUU lo convirtieron en el patio trasero. Los cubanos, a pesar de la combatividad del gobierno de Fidel Castro, jamás lograron la devolución de ese extensísimo territorio. ¿Cuánto podremos hacer los mexicanos para lograr que los yanquis tan siquiera nos respeten dejando de tratarnos como si fuéramos sus esclavos o sus títeres? (28/XII/16)

http://pedroecheverriav.wordpress.com

alterar26@gmail.com