jueves, 29 de octubre de 2015

octubre 29, 2015
MÉRIDA, Yucatán, 29 de octubre.- Para recordar a los difuntos, en Yucatán actualmente se celebran tres cosas, la tradición maya del Hanal Pixán (comida de ánimas), el Día de Muertos y el Halloween, pero sin que esto represente que las tres festividades se mezclen o una destituya a las otras, afirmó el investigador Rodrigo Llanes Salazar.


Durante su participación la noche del pasado miércoles en la mesa redonda “Reflexiones sobre los días de finados en Yucatán”, el también presidente del Colegio de Antropólogos del Estado señaló que en el mundo global en el que vivimos debemos aprender a convivir con otras expresiones culturales diferentes a las nuestras y no tratar de descalificarlas.

“Debemos superar la visión de que las costumbres se están perdiendo. Las personas deben analizar y reflexionar cuáles elementos culturales deben prevalecer con el tiempo y cuáles otros deben aceptarse como nuevos”, puntualizó.

Ante un nutrido público que se dio cita en la Biblioteca Pública Central Estatal “Manuel Cepeda Peraza” de esta capital, el especialista aseguró que el Hanal Pixán es una forma de construir un vínculo con los muertos a través de una invitación a la ofrenda, misma que debe representar lo que fueron en vida sus gustos, comida y bebida entre otros enseres.

Llanes Salazar participó en esta mesa junto con las coordinadoras del área de Antropología Social del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Yucatán, Ella Fanny Quintal Avilés, y de la Casa de la Historia de la Educación, Effy Luz Vázquez López, así como el mayista y promotor cultural, Feliciano Sánchez Chan. El ejercicio de diálogo fue coordinado por el jefe del Departamento de Patrimonio Cultural de la Secretaría de la Cultura y las Artes (Sedeculta), Enrique Martín Briceño.

En la exposición, los investigadores coincidieron en que la tradición maya de la comida de ánimas debe promoverse y difundirse entre las nuevas generaciones, pero no a través de concursos que solo fomentan la competencia y refuerzan el sentido de pertenencia a una cultura heredera de una ancestral civilización que sigue maravillando al mundo.

Al respecto, Quintal Avilés sostuvo que el Hanal Pixán es un festejo de culto a las almas que tiene relación con los ciclos de la milpa y, a su vez, es un ritual familiar que muchas veces depende de la situación económica de los practicantes.

“La celebración no debe promoverse como un concurso que fomente la competencia sobre el más estético, sino por el contrario debe impulsar la pertenencia cultural entre las nuevas generaciones”, aseveró.

En ese sentido, Sánchez Chan explicó que la costumbre maya de recordar a los muertos es una práctica de la cual los ancestros se adueñaron y adaptaron a sus usos y costumbres.

“Hoy en día parece que las nuevas generaciones toman a la ligera el significado de los altares, pues hasta se hacen concursos en las escuelas, lo cual no promueve el rescate de las tradiciones, sino por el contrario las tergiversan”, sostuvo.

En su turno, Vázquez López recordó cómo en su infancia el Día de Muertos fomentaba la convivencia familiar y la armonía entre niños, jóvenes, adultos, vecinos e invitados que se reunían para cocinar y compartir los alimentos.

Recuerdo como mis padres salían a comprar los insumos necesarios para el banquete y los niños hacíamos tareas simples como desgranar el espelón y limpiar la hoja de plátano, entre otras actividades con las que nos ganábamos nuestro mucbil pollo, rememoró la coordinadora de la Casa de la Historia de la Educación al subrayar cómo esta tradición contribuye a fortalecer el tejido social. (Boletín)