domingo, 20 de abril de 2014

abril 20, 2014
QUINTANA ROO, México, 20 de abril.- Cancún cumple este domingo 44 años de esplendor y contradicciones, entre el auge de su éxito como centro turístico y los rezagos de una ciudad que alberga a poco más de 800 mil habitantes, procedentes de diferentes entidades de México y otros países del mundo, que reclaman calidad de vida y demandan servicios.


Los festejos comenzaron en la víspera, con las tradicionales “Mañanitas” y continuaron esta mañana con una misa oficiada por el obispo, Pedro Pablo Elizondo.

Después del desayuno con los pioneros, en el Centro de Convenciones, a partir de las 13 horas y hasta las seis de la tarde se montó una exposición de automóviles antiguos, de colección, que realizaron un recorrido por Malecón Tajamar.

Los pioneros recordaron cómo en 1968 nació la iniciativa del gobierno federal para desarrollar el turismo planificado en México. Un año después se creó el INFRATUR y un fideicomiso administrado por el Banco de México para desarrollar los Centros Integralmente Planeados (CIPs).

El primero de dichos CIPs fue Cancún, surgido de la selva en 1970, con base en un meticuloso Plan Maestro de Desarrollo Urbano, diseñado por el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), que contempló un Aeropuerto Internacional, hoteles y un poblado de apoyo, básicamente.

Hoy cuenta con lujosos condominios, que suman poco más de tres mil unidades; centros comerciales de lujo, restaurantes con una amplia oferta gastronómica, museos de reciente creación, como el Museo Maya o el Museo Escultórico Subacuático (Musa); spas marinas, discotecas, bares y, por supuesto, más de 150 hoteles.

Posee 35 mil 087 cuartos hoteleros que dan trabajo directo a 52 mil 630 personas e indirecto a 175 mil, lo que hace un total de 228 mil 065 empleos. Su aeropuerto recibió el año pasado a 14 millones de turistas y al destino arribaron 4.5 millones de vacacionistas.

La ocupación promedio en 2013 fue del 77.2 por ciento, lo que implica que se ocuparon 27 mil 087 habitaciones.

“La derrama económica que estos 35 mil 087 cuartos deja para el estado es de cuatro mil 363 millones 870 mil dólares y si consideramos que un 20 por ciento de estos ingresos se va para sueldos y prestaciones de los empleados, la derrama que le deja a la ciudad es de 872 millones de dólares anuales, haciendo un aproximado de 11 mil 346 millones de pesos en sueldos y prestaciones; aproximadamente 945 millones de pesos mensuales”, refiere el presidente de la Asociación de Hoteles de Cancún (AHC), Roberto Cintrón.

El éxito de Cancún le aporta al gobierno federal, en términos de ganancias, el 16 por ciento del IVA de esos cuatro mil 363 millones 873 mil dólares, expone el empresario.

Otros 610 millones de pesos se van al gobierno de Quintana Roo por el pago del Impuesto al Hospedaje (IH) y otro tres por ciento por concepto de Impuesto a la Nómina, sin contar con los millones que paga al gobierno municipal por el impuesto predial, detalla el empresario, como parte de un análisis que realizó sobre los beneficios del turismo y la hotelería al destino.

El precio de la grandeza mal distribuida

Sin embargo, acompañado de la bonanza, también llegó el rezago, como parte de los desequilibrios en la distribución de la riqueza generada por el Turismo y la presión ejercida por miles de migrantes.

Para los 80’s, en pleno auge, el centro turístico había rebasado toda expectativa. Lo mismo arribaron turistas, que migrantes. Su traza urbana quedó superada y en 10 años, de los 33 mil 273 habitantes que residían en su ciudad, la cifra aumentó a 167 mil 730.

De acuerdo con los censos del INEGI, para el año 2000 sumaban 397 mil 191 habitantes; para el 2005, el número subió a 526 mil 701 pobladores y a 628 mil 306, en 2010.

Actualmente se estima que habitan 850 mil personas en la ciudad, que concentra el 49.9 por ciento de la población de Quintana Roo y se espera que alcance el millón de pobladores en 2020 y el millón y medio en 2030.

 “Aquí aterrizan de todos lados. Cancún ha sido el receptáculo de las aspiraciones de miles de mexicanos y de extranjeros. Imaginando que nadie se hubiera robado ‘la lana’, jamás le hubiera alcanzado a nadie para cubrir las necesidades con la tasa de crecimiento poblacional del 16 y 17 por ciento que alcanzamos en su momento. Es imposible”, indicó Marisol Vanegas, directora de la consultora, Redes Turismo.

Actualmente, de esos 628 mil 306 habitantes, un 31.72 por ciento carece de acceso a servicios de salud, más de la mitad no puede ser acreedora a un crédito para la vivienda y el 28.67 mayores de 15 años, carece de educación básica completa, lo que implica una limitación en la capacidad de desarrollar otras actividades económicas.

“Estos datos reflejan que el turismo sí atrae a una gran cantidad de personas para desarrollar actividades laborales en este sector o relacionado a él, pero los empleos generados presentan una inestabilidad, la cual no permite un desenvolvimiento continuo para el crecimiento económico”, de acuerdo con un diagnóstico elaborado por el Instituto Municipal de Planeación (IMPLAN) en el periodo 2011-2013.

La ciudad padece del aumento de asentamientos irregulares, la inseguridad, la violencia de género, el sexo servicio, el fenómeno de Trata de Personas y el narcomenudeo.

También sufre la pérdida de áreas verdes, la limitada oferta de esparcimiento, la presión sobre el altamente vulnerable recurso hídrico, la contaminación parcial del Sistema Lagunar Nichupté y el efecto erosivo de sus playas, contenido recientemente gracias a un millonario proyecto de restauración ambiental, financiado por el gobierno federal en 2010.

Su ciudad enfrenta además un desordenado sistema de transporte urbano en permanente revisión, pero irresuelto en los hechos; y las recurrentes inundaciones ante la carencia de infraestructura de drenaje pluvial, conforme a ese mismo diagnóstico y otros indicadores del Observatorio de la Violencia de Género, de la Procuraduría de Justicia y de organizaciones como “Ángel ciudadano”.

Los impactos ambientales de la creación de Cancún, han sido “muy graves y muy serios”, afirma el premio latinoamericano en Divulgación Científica, Juan José Morales, quien cita que en la ciudad hay un promedio de 2.4 metros cuadrados de áreas verdes por habitante, cuando lo óptimo son nueve metros cuadrados por habitante, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS)

“La calidad de vida se ha deteriorado; las condiciones ambientales son deprimentes. Es cierto que Cancún tuvo una época de auge y bonanza, pero en 15 años ha experimentado un franco retroceso.

“Empresarios y gobiernos no se han preocupado por satisfacer las condiciones mínimas de la ciudad; no existe fomento al Deporte, porque fomentar el Deporte no es sólo poner canchas. La cultura está desapareciendo, aunque nunca ha sido una prioridad; los parques públicos son basureros, han privado a la gente de las playas y el esparcimiento es mínimo: Cines, antros y plazas comerciales son las opciones”, expresa el investigador.

Para el presidente de la asociación “Fundadores de Cancún”, Ricardo Lujambio, el costo que ha pagado la ciudadanía, por disfrutar del paraíso, ha sido muy alto, pues no existe reciprocidad.

“El desarrollo de Cancún siempre ha sido contradictorio. Llegamos a los 44 años con mucho dinamismo turístico, con un gran atractivo en esa materia, pero el boom no se refleja en la población. El costo social ha sido muy alto”, afirma.

Marisol Vanegas explica que lo anterior es resultado del modelo de desarrollo turístico masivo que se eligió, el cual acarrea diferentes consecuencias.

“Pasa que no había otro; no teníamos otros parámetros; lo que nos diferenció fue la planeación, pero ya dijimos porqué quedó rápidamente rebasada. Ahora la hotelería se redefinió y sabemos que tener más cuartos no es necesario, ni lo mejor, porque los hoteles con menor densidad se venden más caro”, señala.

A futuro –subraya- se requiere de una planeación que integre la mitigación de esos impactos, para los próximos 20 años. (Adriana Varillas para El Universal)