domingo, 20 de abril de 2014

abril 20, 2014
Armando "Catón" Fuentes Aguirre

Dos rancheritos fueron a la ciudad y entraron en un cine que exhibía una película francesa de erotismo. En la primera escena aparecieron un hombre y una mujer en una cama, au naturel, vale decir en cueros, nudos, coritos, en peletier. El tipo empezó a besar a su pareja. La besó en el cabello, en la frente, en los ojos, en las orejas, en la nuca, en el cuello, en los hombros, en el pecho, en la cintura, en el vientre, en... más abajo. Uno de los rancheritos le dio con el codo al otro y le dijo en voz baja: “El tarugo no sabe ni dónde se dan los besos”... La flamante recién casada le sirvió a su maridito el primer almuerzo de su vida de casados. Lo probó él y comentó: “¡Cuánta razón tuvo el sacerdote cuando me dijo que debería acompañarte en la felicidad y en la desgracia! En la luna de miel te acompañé en la felicidad; ahora, después de probar tu comida, sé que deberé  acompañarte también en la desgracia”... Pepito tenía 3 añitos de edad, y su mamá quiso saber cómo andaban su desarrollo mental y su motilidad (que no “motricidad”), facultad de moverse (que no “motricidad”). Así, lo llevó con un pediatra para que lo examinara. “A ver, Pepito -empezó el facultativo-. ¿Dónde está la nariz?”. Pepito, algo extrañado, se llevó el índice a la naricilla. “Y ¿dónde están los ojos?”. Pepito señaló en la misma forma. “Y ¿dónde están las orejas?”. Sin poder contenerse más Pepito se dirigió con impaciencia a su mamá. “Mejor vamos con otro doctor, mami -le dijo-. Este indejo no sabe nada”... El que sigue es un chiste cruel. Las personas que no gusten de leer chistes crueles deben pasarse al siguiente...”¡Mis hijos! -clamó la gallinita con angustia frente al rosticero-. ¿Dónde están mis hijos?”. “No te preocupes -la tranquilizó el dueño de la rosticería-. Andan dando la vuelta”... El tipo estaba con sus amigos en el bar. Se le veía muy preocupado. “¿Qué te sucede?” -le preguntó uno. Contestó el tipo: “Para poder venir con ustedes al bar llamé por teléfono a mi esposa y le dije: ‘Vieja: tengo mucho trabajo en la oficina. Llegaré tarde a la casa’. Y ella me respondió: ‘¿Puedo contar con eso?’”... La señora sorprendió a su marido besando a la criadita hasta en los labios. “¡Afrodisio! -le gritó hecha una furia-. ¿Qué estás haciendo?”. “¡Santo Cielo! -exclamó el individuo al tiempo que le palpaba el rostro a la criadita-. ¿Qué no eres tú, Fredegunda? ¡Ah, te digo que necesito lentes nuevos!” Después de hacer le revisión exhaustiva del restorán “Las esperanza de Leopardi” el inspector de sanidad le dijo al dueño: “Tiene usted aquí demasiadas cucarachas”. “¿De veras?” -preguntó el sujeto-. ¿Cuántas se me permite tener?”... Un tipo llamó a otro por teléfono y lo citó en el Bar Roco. Le dijo con tono de solemnidad: “Somos amigos, y me veo en la penosa necesidad de contarte esto: un cierto pariente mío me pidió 20 mil pesos prestados para escapar de la ciudad con una mujer casada. Le pregunté quién es ella, y resultó que es tu esposa”. “¡No seas malito! -exclamó el otro-. ¡Préstale a tu pariente ese dinero! ¡Yo te lo pago luego!”... ¿Quién canta como un cantante de rock, se mueve como un cantante de rock y maldice como un cantante de rock? Una cantante de rock... El joven oficinista llegó tarde al trabajo. Su jefe, don Algón, le preguntó la causa del retraso. “Me demoré en la ducha, jefe -explicó el muchacho-. Cuando bajé a desayunar ya se había enfriado el desayuno. Me preguntó mi esposa: ‘¿Te caliento?’. Por eso llegué tarde”... La profesora les hizo una exhortación a sus alumnos: “Estudien, buenos niños, y cuando crezcan serán gente importante. Los hombres triunfan por sus sesos”. Pepito alzó la mano: “Si los hombres triunfan por sus ésos, entonces ¿qué caso tiene estudiar?”... Aquel individuo iba a cruzar la frontera con los Estados Unidos. Le pidió el agente de migración: “¿Y su mica?”. “No la traje -responde el  incivil sujeto-. Gasta mucho la changa ésa”... Regresó el señor de un viaje. Le preguntó a su esposa: “Cuando me fui al viaje el compadre estaba enfermo. ¿Cómo se encuentra?”. Antes de que la señora pudiera responder se adelantó a hacerlo su hija pequeñita. “Se encuentra con facilidad, papi. -le dijo-. Nada más abre la puerta del clóset de tu recámara”...