miércoles, 22 de enero de 2014

enero 22, 2014
VILLAHERMOSA, Tabasco, 22 de enero.- El cocodrilo más grande en cautiverio que existía en Tabasco, "Papillón", que junto con la gigantesca cabeza Olmeca era uno de los atractivos del Parque Museo La Venta, murió en el estanque donde vivió por 43 años.

Entre las posibles causas de la muerte del saurio de la especie de río Acutus, que hace 30 años sobrevivió a un ataque a balazos, podría ser su longevidad o el descenso de temperatura que prevalece desde hace un mes en esta zona del trópico húmedo.

Gabriela Marí Vázquez, directora del Instituto de Cultura de Tabasco (ICT), dijo que este miércoles se le practicaría la necropsia para determinar las causas de la muerte de este ejemplar que al momento de morir tenía aproximadamente 80 años, pesaba 450 kilogramos y medía 4.20 metros de longitud.

Papillón, como lo bautizaron porque solía escaparse como el célebre reo francés Henri Charrière, del mismo apodo, había sobrevivido a un ataque a balazos; además unos albañiles le sacaron un ojo.

El ICT mantiene estrecha colaboración con personal de la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente (Profepa) y la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), para la realización de la autopsia al gigantesco reptil.


Marí Vázquez recordó que el saurio, que pereció a las 10:00 horas del martes, fue capturado en la década de los años 60 en la poza de San Felipe, ubicada en el municipio de Comalcalco, y posteriormente fue donado al parque por el alemán Otto Wolter Peralta.

La funcionaria dijo que "por la importancia histórica de Papillón dentro de la cultura tabasqueña, se buscarán además alternativas para su conservación dentro de la taxidermia, con el objetivo de que la ciudadanía pueda continuar admirando a este ejemplar e imborrable personaje que fue bautizado con este nombre, en honor a un personaje cinematográfico francés de la película de 1973 "El Gran Escape". Aunque el cocodrilo fue bautizado con el apodo del personaje, el reptil era hembra, aunque le quedó bien en la traducción al español "Mariposa".

El cocodrilo, que era alimentado cada semana con 8 kilos de carne de pollo, en el transcurso de las últimas semanas había disminuido la cantidad de alimento que ingería, lo que sus cuidadores atribuyeron a la edad del reptil.

"Alcanzó una edad suficiente considerada dentro de la esperanza de vida de un cocodrilo de esta especie en cautiverio, que va de los 90 a los 100 años", precisó la directora del IEC, quien subrayó que posiblemente las bajas temperaturas que se han registrado en el territorio tabasqueño derivadas de los frentes fríos de la temporada invernal pudieron haber incidido en la decadencia del ejemplar.

El Parque Museo La Venta, creado hace 56 años por el poeta Carlos Pellicer, atesora las más importantes colecciones de piezas de la Cultura Olmeca, cuyo rescate encabezó el propio Pellicer del sitio de La Venta, Huimanguillo, donde Pemex construyó un complejo petroquímico y tendió una red de ductos.

En agosto del 2010, Juan José Saiz Zarza, quien fuera el primer veterinario del cocodrilo hoy fallecido, recordó a EL UNIVERSAL que paradójicamente este ejemplar de la especie Acutus reinaba en una tierra donde la población de cocodrilos es de la especie del lagarto de pantano o cocodrilo Moreletti, cotizado por su piel.

Las poblaciones de Acutus se encuentran más en las entidades del Pacífico mexicano.

Saiz Zarza, quien fuera durante muchos años su médico de cabecera y hace 37 años le salvara la vida a Papillón, relató en la entrevista la odisea de este saurio, que se escapó en tres ocasiones de su estanque en el Museo La Venta.

"Por las fugas que realizó el reptil -recordó -, el pueblo lo bautizó con el apodo del célebre reo francés  Henri Charrière, alias Papillón, que se hizo famoso en la película dirigida por Franklin K y Schaffy en 1973, interpretada por Steve McQueen y Dustin Hoffman".

El agua de la pileta donde vivía el impresionante lagarto estaba conectada con la Laguna de las Ilusiones de manera subterránea, y el saurio escarbó, salió hacia ese cuerpo de agua y se liberó de su cautiverio. Nadie lo había notado, pues estos animales permanecen mucho tiempo bajo el agua encuevados.

Tardó perdido hasta que unos policías lo avistaron en un extremo lejano de la laguna, atrapado en una red para pescar y herido con unos balazos en la zona del cuello. Y lo regresaron al Museo La Venta, relató en esa ocasión Saiz Zarza.

"El entonces gobernador Mario Trujillo me llamó para curar al lagarto. Estaba en un estado lastimoso y casi no se movía por el esfuerzo que había hecho para librarse en la red en el que se enredó".

En aquella ocasión, para curar a Papillón de las heridas de balas, lo inmovilizaron amarrándole la boca con una venda, luego le sujetaron un largo palo a lo largo del dorso, desde la boca hasta la cola, para inmovilizarlo totalmente, tanto del cuerpo como de las patas.

"Lo movíamos entre seis personas cargado. Y así se le curaba sin ningún peligro para nadie. Le sacamos dos balas que estaban alojadas subcutáneamente en la zona del cuello".

Luego volvió a ser lesionado adentro de su estanque. El lagarto cuando se asolea, al secarse toman un color gris mate, se quedan inmóviles y la gente cree que es una figura de cemento y le avientan piedras para espantarlo.

Es por eso que unos albañiles que realizaban la remodelación del Parque Museo le aventaban varillas para ver si se movía el saurio, con la desgracia de que le sacaron un ojo y quedó tuerto. Después de ese percance se puso vigilancia continua para Papillón durante las horas de visita.

"Lo bueno que el cocodrilo es un animal fuerte y posee resistencia a las infecciones", rememoró.

Este ejemplar de Acutus estuvo tres meses sin comer, pero al quitarle las ramas que le daban sombra a su estanque para que le diera el sol, empezó a comer. "Cuando comió, lo vimos contento", recuerda.

Se han reportado casos de cocodrilos que pueden dejar de comer hasta dos años y medio, viviendo de las reservas que guardan en la grasa de la cola.

Hasta hace 30 años a Papillón, para alimentarlo, le compraban tortugas en el mercado público, quelonios que luego fueron decretados en peligro de extinción y por eso decidieron alimentarlo con pollo. (El Universal)