jueves, 17 de abril de 2014

abril 17, 2014
ROMA, Italia, 17 de abril.- El Papa Francisco lavó los pies a 12 ancianos e incapacitados el jueves, entre ellos mujeres y no católicos, en un ritual previo a la Pascua destinado a manifestar la disposición del pontífice a servir humildemente al prójimo. 

(clic a las imágenes de AP, ansa, lapresse)

La decisión de Francisco en el 2013 de efectuar el ritual con mujeres y presos musulmanes en un centro de detención juvenil ayudó a definir su papado apenas dos semanas después de su elección. Disgustó a católicos tradicionalistas que recordaron las propias regulaciones del Vaticano de que el ritual debe ser efectuado solo con varones, por los 12 apóstoles de Jesús.


Pero cuando era arzobispo de Buenos Aires, el entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio efectuaba frecuentemente el ritual con mujeres, práctica que parece mantener ahora que es la cabeza de la Iglesia.


Este año, Francisco acudió a un centro para ancianos e incapacitados en Roma. El Papa se arrodilló, lavó, secó y besó los pies de una docena de personas, algunas en silla de ruedas, algunas con pies hinchados y desfigurados.


Los doce, según indicó una nota de la fundación Don Gnocchi, eran Osvaldinho, de 16 años y originario de Cabo Verde, paralizado después de un clavado en el mar; Orietta, romana de 51 años, que sufre desde niña encefalitis; Samuele, de 66 años y originario de L'Aquila, que sufrió cuando era niño la polio que lo dejó parcialmente paralizado; Marco, de 19 años y oriundo de Sabaudia, enfermo de neoplasia cerebral;  Angélica, de 86 años y originaria de Maenza, en rehabilitación por algunas fracturas; Daria, de 39 años y que sufre de tetraparesis espasmódica neonatal; Pietro, de 86 años, que con la edad desarrolló una deficiencia en el equilibrio y en la deambulación; Gianluca, de 36 años, que ha sido operado diferentes veces por meningitis; Stefano, de 49 años, oligofrénico grave; Hamed, de 75 años y originario de Libia, de religión musulmana, en rehabilitación después de un accidente automovilístico; Giordana, de 27 años y originaria de Etiopía, que sufre parálisis cerebral desde que era niña y epilepsia; y Walter, de 59 años, con síndrome de Down. 


Francisco dijo a los fieles que efectuaba el ritual para recordarse a sí mismo cómo servir al prójimo, al igual que hizo Jesús cuando lavó los pies de sus apóstoles.


Bergoglio se arrodilló ante los doce discapacitados, con la ayuda de los ceremonieros, y les lavó y besó los pies.Papa Francisco llegó poco antes de las 17, en el Ford Focus azul, al Centro que se encuentra en la periferia noroeste de Roma. El Centro ya había recibido las visitas de Pablo VI y Juan Pablo II. Estaban presentes el sustituto de la Secretaría de Estado, Giovanni Angelo Becciu, el cardenal vicario de Roma, Agostino Vallini, el presidente de la Fundación Don Gnocchi, Angelo Bazzari, además del comandante de los gendarmes vaticanos, Domenico Giani, y el vocero vaticano, el jesuita Federico Lombardi.


El pontífice comenzó al Jueves Santo presidiendo la misa en la basílica de San Pedro que celebra el sacerdocio, el comienzo de cuatro días activos de conmemoración de la Semana Santa y los preparativos para la canonización la semana próxima de los papas Juan Pablo II y Juan XXIII.


Durante su homilía matutina, Francisco instó a los sacerdotes a manifestar alegría, aunque admitió que él mismo ha padecido "momentos de desasosiego y aburrimiento que a veces nos abruman en nuestra vida sacerdotal".


Los doce discapacitados a los que Papa Francisco lavó los pies, de diferentes edades, etnias y confesiones religiosas, representaban a todos los pacientes que reciben asistencia en los 29 centros operativos en Italia de la Fundación que se inspira en el sacerdote de los “mutiladitos”.


El año pasado, en la cárcel de menores de Casal del Marmo; este año en el Centro para discapacitados Santa María de la Providencia, administrado por la fundación Don Carlo Gnocchi. Fiel a la costumbre que tenía cuando era arzobispo de Buenos Aires, Papa Francisco presidió la Misa “in Coena Domini” del Jueves Santo, y llevó a cabo el ritual del lavatorio de pies, entre los últimos de la sociedad.


“Hemos escuchado lo que hizo Jesús en la última cena”, dijo Jorge Mario Bergoglio en una breve homilía: “Es un gesto de despedida, es como la herencia que nos deja. Él es Dios y se hizo siervo, nuestro servidor. Esta es la herencia: también ustedes tienen que ser servidores los unos de los otros, Él recorrio este camino por amor, y ustedes también deben amarse, ser servidores en el amor. Esta es la verdad que nos deja Jesús”, explicó Papa Francisco, subrayando que el lavatorio de pies “es un gesto simbólico, lo hacían los esclavos, los siervos: la gente que venía a comer o a cenar, porque en ese entonces los caminos eran de tierra, cuando entraban a la casa tenían que lavarse los pies. Jesús hace un gesto, un trabajo, un servicio de esclavo, de siervo, y esto es lo que nos deja como herencia a nosotros”.


Nosotros, repitió el Pontífice, “debemos ser servidores los unos de los otros”. Y por este motivo, “la Iglesia, el día de hoy”, recuerda la última Cena, “cuando Jesús instituyó la Eucaristía”, y recuerda “este gesto de lavar los pies que nos recuerda que debemos ser siervos los unos de los otros. Ahora yo haré este gesto, y todos nosotros, en nuestros corazónes, debemos pensar en los demás, pensemos en el amor que Jesucristo nos dice que tenemos que tener con los demás, y pensemos también cómo podemos servir a los demás, porque es lo que quiso Jesús de nosotros”. (La Stampa / AP)