jueves, 17 de abril de 2014

abril 17, 2014
MÉRIDA, Yucatán, 17 de abril.- Reproducimos a continuación dos anécdotas del libro De cuando Vargas Llosa noqueó a Gabo, de Luis Fernández Zaurín:

1- VARGAS LLOSA 1 - GARCÍA MÁRQUEZ, 0


'En 1976, los dos autores más famosos del boom de la literatura latinoamericana, asistían a la proyección en México de la película La odisea de los Andes.

Al concluir la película, García Márquez se acercó a su colega peruano para saludarlo y lo que recibió fue un puñetazo en el mentón que lo dejó tirado sin sentido en la alfombra del teatro.


Ese estupendo directo que amorató el ojo de Gabo, creó, desde entonces, docenas de airados debates sobre el origen del encontronazo.

El escritor Francisco Higartua, que asistió al evento, explica en sus memorias, Huellas de un desierto, haber traído un bistec para bajarle la hinchazón al colombiano: "Yo estaba presente. Fue terrible. Cuando nos dimos cuenta, Gabriel estaba sentado y Mario se había ido. Fui yo quien trajo el bistec para bajarle la hinchazón al ojo de Gabo".

Antes de noquear a Gabo, Vargas Llosa si parece demostrado que afirmó: "¿Cómo te atreves a querer abrazarme después de lo que hiciste a Patricia en Barcelona?".

Patricia era, claro está, la esposa de Vargas Llosa.

Algunos cronistas explican que Vargas Llosa había abandonado a su familia para perseguir a una modelo norteamericana por allá los años setenta. Y García Márquez, tratando de consolar a Patricia, le aconsejó pedir el divorcio y tomar acciones legales por abandono de hogar.

Sobre el tema y en la presentación de su novela La fiesta del chivo, preguntado por el suceso, el peruano dijo que era mejor dejar el tema para los historiadores'.

20. GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ:
¿POR QUÉ NO ERES ACADÉMICO?

Arsenio Escolar (Torresandino, 1957), periodista y director del diario 20 Minutos explica en su blog que, hará ahora unos 10 años, cuando era subdirector de El País y responsable máximo "de lo que iba al periódico los domingos", recibió un texto del autor de El amor en los tiempos del cólera.  Era un fragmento de su libro de memorias, Vivir para contarla, que en aquel momento aún no se había publicado, 15 o 20 páginas donde el Nobel usaba mal cinco veces el verbo "deber", confundiendo "deber + infinitivo" (que denota "obligación"), con "deber de + infinitivo", que indica probabilidad o suposición. Según Escolar, al escritor lo encontraron en Cartagena de Indias; cuenta Arsenio que el diálogo fue el siguiente:

-Gabo, te llamo de El País, desde Madrid. Quería consultarte un asunto sobre el texto que nos has hecho llegar para el domingo. ¿Lo tienes a mano?

-Me lo sé de memoria -me contestó, muy seco.

-Verás: en la línea tal del folio tal usas mal el verbo deber. Y en tal otra, y en esta más, y en una cuarta y una quinta. Te llamaba por si quieres que te lo arregle…

A mi osadía le siguió un silencio de varios segundos, uno de esos silencios en los que no sabes si tu interlocutor enmudece o si es la línea transoceánica la que demora la conversación.

-¿Y Grijelmo qué dice de esto? -replicó al cabo el Nobel.

Álex Grijelmo (hoy presidente de Efe y un experto en lenguaje periodístico) era el autor del Libro de Estilo de El País y mi segundo en el periódico en aquella época, y asistía a la conversación en mi despacho.

-Álex, que es de Burgos, como yo, dice lo mismo. Que usas mal el verbo “deber”.

-¿Y tú por qué no eres académico, en vez de periodista? -me espetó despreciativo García Márquez tras otra pausa.

-Todo se andará, Gabo -le repliqué sin inmutarme-. ¿Pero hoy qué hacemos de tu texto?

-Pues arréglame el primer error para que se sepa que sé usarlo y deja los otros cuatro porque se me pone en los cojones -concluyó Márquez, elevando el tono de la voz.

Y colgó.