jueves, 17 de abril de 2014

abril 17, 2014
ESTADOS UNIDOS, 17 de abril.- La saga de los Buendía y la saga de los Clinton. Los segundos todavía no van para 100 años, pero ya llevan un cuarto de siglo marcando, con cierto realismo mágico la realidad política de Estados Unidos. Y este jueves, en la fecha de la muerte de Gabriel García Márquez, volvieron a hacerse presentes.

Foto: ansa

Esta vez el turno le correspondió a Chelsea, la hija del ex presidente y de la ex secretaria de Estado. Justo al final de un evento de la Fundación Clinton en Nueva York, en el que también participaba su madre, Chelsea se arrancó con un "Marc y yo estamos muy contentos porque vamos a tener a nuestro primer hijo, que llegará este año". 'Marc' es Marc Mezvinsky, el financiero con el que Chelsea se casó hace casi cuatro años.

Si los Clinton son los Buendía, los Mezvinsky son los Moscote (o sea, de la clase dirigente de Macondo y EEUU, aunque en este caso ambas familias comparten ideales políticos): el padre y la madre de Marc han sido congresistas demócratas. Los Mezvinsky son judíos ortodoxos, y los Clinton, protestantes, con lo que su boda fue una ceremonia especial abierta a todas las creencias. En la tradición hebrea, el linaje se transmite por la madre, de modo que el vástago no será, al menos en teoría, judío.

Chelsea hizo el anuncio bajo la benevolente mirada de su madre, Hillary, como una Úrsula Iguarán satisfecha en su papel de matriarca y abuela. Quien no estaba allí era el patriarca, Bill, que, aparentemente, se enteró por Twitter. "Muy contento de añadir una línea a mi biografía en Twitter: ¡futuro abuelo!", escribió poco después. Bill, previsiblemente, estaba más atento a las cuestiones del mundo, como los hombres de Macondo, que andan con el laboratorio de alquimia, o con la guerra, o con los sindicatos, o con Petra Cotes, o con los pececillos de oro, o con los pergaminos de Melquíades... pero nunca con la familia.

Prueba de ello es que el ex presidente emitió un comunicado de pésame... por el fallecimiento de García Márquez. 'Cien años de soledad' "captura el dolor y la alegría de la vida humana en escenarios tanto reales como mágicos", dijo Clinton, que se declaró "honrado de haber sido amigo" del escritor.

Chelsea, ajena a las desventuras de las estirpes que no tienen una segunda oportunidad sobre la Tierra, dijo que "ciertamente nos da igual que sea niño o niña". Conociendo la familia, casi mejor lo segundo. No sea que salga al abuelo, que es de ésos que "al principio se crían muy bien, son obedientes y formales y parecen incapaces de matar una mosca, y apenas les sale la barba se tiran a la perdición", como dijo Úrsula de Aureliano José y, probablemente, podría decir Hillary de Bill. (Pablo Pardo para El Mundo)