lunes, 17 de marzo de 2014

marzo 17, 2014
Bajo Reserva | Periodistas EL UNIVERSAL | 17-III-14

DOS TEMAS movilizaban las redacciones de diarios y medios de comunicación al menos una vez por semana en los últimos meses. El primero, cuando se decía que habían detenido o matado a Joaquín El Chapo Guzmán. El segundo, cuando se comentaba que el comisionado nacional de Seguridad Pública, Manuel Mondragón y Kalb, había renunciado o lo habían cesado. El primer caso se hizo realidad el sábado 22 de febrero cuando marinos capturaron en Mazatlán al jefe del cártel de Sinaloa.


El segundo caso se dará este martes cuando se haga oficial el anuncio de la dimisión de don Manuel a su cargo, que entre otras responsabilidades entraña la de dirigir la Policía Federal y la aún inacabada Gendarmería Nacional. Desde hace más de siete meses se venía anunciando —una semana sí y otra también— la salida de Mondragón. Argumentos había muchos: razones de salud, proyectos personales, diferencias con miembros del gabinete y gobernadores y varias más. Lo cierto es que ayer en el gobierno federal no confirmaron las razones de su renuncia, sólo dijeron que saldrá por la puerta grande y con reconocimiento, aunque algunos otros recordaron que su salida se da en el contexto de dos errores: el anuncio de que la PF dio muerte a un presunto criminal, el cual la propia corporación había dado por muerto meses antes, y la vergonzosa fuga de cinco internos del Centro Federal de Readaptación Social 9 en Ciudad Juárez. Curiosas ironías. La última fuga de un penal federal fue, precisamente, la de El Chapo.


VARIOS SON los nombres que ayer comenzaron a manejarse como posibles sustitutos en la Comisión Nacional de Seguridad. Algunos priístas decían que el senador Omar Fayad y Eugenio Ímaz, actual director del Cisen, eran los candidatos del grupo Hidalgo, que encabeza el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, para hacerse cargo de la Comisión. Sin embargo, nos comentan, ayer en el gobierno federal todavía no se había tomado la decisión final. Incluso, mencionaron, se valoraba la llegada de un militar.

AÚN PERDURA el mal sabor de boca que dejaron los comentarios del coordinador de los senadores del PAN, Jorge Luis Preciado, quien aseguró que su compañero de partido y ex presidente de México Felipe Calderón hizo “el ridículo” en 2010 al dar por muerto al capo Nazario Moreno. Pese a ello, este martes la presidenta nacional de ese instituto político, Cecilia Romero, lo ratificará en la coordinación. Aunque muchos piensan como don Jorge Luis, están en desacuerdo con sus declaraciones públicas, pues dicen que afectan al partido. Algunos otros, los calderonistas en particular, de plano repudiaron lo dicho por el senador. En fin, la jefa del partido no tendrá una reunión fácil, pero al final del día, nos dicen, hará valer su prerrogativa estatutaria y mantendrá en el cargo a Preciado.

EL GOBIERNO del presidente Barack Obama sigue de cerca a las autodefensas de Michoacán y está dispuesto a proporcionar información de algunos de sus miembros que tienen antecedentes penales o que han estado bajo sospecha de ser criminales. Nos aseguran que Washington tiene expedientes que incluyen registros financieros, entre otras cosas, de un buen número de miembros de estos grupos armados y de sus presuntos nexos con la delincuencia organizada. La pregunta que se hacen es si en estos momentos el gobierno mexicano quiere conocer esta información.

COMO EN LOS TOROS, la Línea 12 del Metro se está convirtiendo en la estocada que Los Chuchos, comandados por Jesús Ortega y Jesús Zambrano, necesitan contra el ex jefe de gobierno del DF, Marcelo Ebrard. En esta tribu perredista se dice que con el escándalo don Marcelo perdió la posibilidad de dirigir al sol azteca. Pero aún viene la puntilla, anticipan, pues buscan que el tema siga creciendo e impida que don Marcelo busque convertirse en coordinador parlamentario de los amarillos en la siguiente legislatura. Nos comentan que desde las altas esferas del PRD no hay intención de dar la cara por Ebrard en el tema del Metro, por lo que se alistan para ver desde la barrera la faena. El problema es que la sangre del escándalo pude salpicar a todo el perredismo.