miércoles, 22 de octubre de 2014

octubre 22, 2014

El administrador y propietario de un diario liberal (que además era Diputado) y cierto Vicecónsul de España se encontraron una vez en una céntrica calle de esta ciudad; como tenían sus cuentas pendientes, se cambiaron cinco tiros avanzando... y sin novedad. Al cruzarse, ya con las pistolas vacías, se miraron olímpicamente y siguieron su camino.

Por este hecho de armas, el Vicecónsul de referencia recibió de su gobierno la cruz de Isabel la Católica. Una canción de Chan Cil perpetuó el recuerdo de este lance.