martes, 8 de abril de 2014

abril 08, 2014



Hubo en Mérida cierto Maestro Cauich que tenía su taller de barbería en la calle 62 y cuya historia era por demás romántica e interesante.

"Yo -nos contaba- fui hecho prisionero entre los rebeldes de Chan Santa Cruz en el año de 1852, contando apenas diez y seis. Por no fusilarme, el Gobernador Barbachano me exportó para La Habana y lo que para otros fue dura esclavitud, para mí fue suerte y regeneración. Fui a parar a poder de un barbero español que, más que amo, fue padre para mí: me enseñó su oficio y me hizo hombre civilizado. Muerto mi protector, sentí la nostalgia de mi Patria y aquí me tienen Uds. Para servirles".

Este indio maya de raza pura vestía siempre de saco, chaleco y pantalón de casimir y, a los cincuenta y cuatro años, tenía el pelo enteramente blanco.