sábado, 2 de enero de 2016

enero 02, 2016
TEHERÁN, Irán, 2 de febrero.- La embajada saudita en Teherán fue atacada este sábado por la noche por varias personas y según testigos algunas partes del edificio se incendiaron, mientras que otras fueron destruidas.

La agencia de noticias iraní Tasnim informó que "un grupo de iraníes enfurecidos" atacó la embajada en protesta contra la ejecución en Arabia Saudita del religioso chiíta Nimr al Nimr. La policía intenta controlar actualmente la situación.

Los bomberos se encuentran en el lugar para apagar el incendio.

La agencia de noticias iraní Tasnim informó que "un grupo de iraníes enfurecidos" atacó la embajada en protesta contra la ejecución en Arabia Saudita del religioso chiíta Nimr al Nimr. Irán -rival chiíta de Arabia Saudita, que es sunita- reaccionó con indignación a la ejecución del clérigo, que fue ultimado hoy junto a otras 46 personas.


"En lugar de ocuparse de los terroristas (del Estado Islámico), que ponen en peligro a la región y al mundo entero, los sauditas ejecutan a una figura como Al Nimr", dijo hoy previamente el portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Yaber Ansari.

Una de las fotografías, que han circulado por Internet en las últimas horas - no verificadas por este medio -, mostraba una muchedumbre arremolinada en torno a la sede diplomática, en llamas. En otra de las imágenes se apreciaba el interior del edificio, con mobiliario destrozado. A primera hora de la madrugada del domingo, hora local, la policía desalojó a los asaltantes del edificio.

De acuerdo con la web de noticias Entejab, el Ministerio de Asuntos Exteriores ha llamado a la calma después de la violenta protesta teheraní, que ha tenido réplicas en otras localidades de Irán como la religiosa Qom. En Irak, de mayoría chiíta como Irán, y donde justo recientemente Arabia Saudí había abierto su embajada tras cerrarla hace 25 años, las protestas también se han prodigado.

Riad anunció este sábado la ejecución de 47 reos por "terrorismo". Entre ellos estaba el jeque Nimr al Nimr, un popular líder religioso de la minoría chiíta residente en Arabia Saudí. Se le acusaba de alentar las protestas de la pequeña 'primavera árabe' saudí contra el clan dirigente de los Saúd en 2011. Pese a que el clérigo rechazaba la violencia, un juez lo acusó de llamar a las armas.

Tras saberse del ajusticiamiento, hecho mediante decapitación de acuerdo con la medievalista ley religiosa que rige Arabia Saudí, Irán ha convocado al delegado diplomático saudí en su capital. Dirigentes y ayatolás iraníes han manifestado, durante el sábado, un torrente de ira contra su competidor regional y rival de la rama islámica suní. El mensaje ha sido: "Vais a pagarlo caro".

Después de las protestas habidas, Arabia Saudí ha convocado al embajador de Irán en Riad. El reino wahabita - término referido a la interpretación islámica suní medievalista que preconiza ese país - ha expresado su "completo rechazo a estos comunicados agresivos", que ha considerado "una flagrante interferencia en los asuntos del reino".

Los encaramientos entre la República Islámica de Irán y el Reino de Arabia Saudita son recurrentes, dado el interés de ambas potencias en asentar su hegemonía regional. En Siria y Yemen unos y otros respaldan a bandos beligerantes opuestos. En Bahrein, donde la minoría chiita lleva años reprimida por sus monarcas, Riad apoya al gobierno ante las protestas de Irán.

La peor consecuencia de la disputa entre Teherán y Riad es la intensificación de la brecha sectaria entre suníes y chiíes, que amenaza con dificultar, todavía más, la convivencia en países como Irak y Yemen. Lo ha advertido la responsable de Política Exterior de la UE, Federica Mogherini, que ha advertido este sábado de "consecuencias peligrosas", de inflamarse las tensiones sectarias.

EEUU, habitualmente reticente a criticar a Arabia Saudí por su condición de aliado regional, ha objetado el domingo por la madrugada. El portavoz del Departamento de Estado, John Kirby, ha instado a los saudíes, en un comunicado, a garantizar procesos judiciales justos y permitir la expresión libre de disensiones, además de trabajar con líderes comunitarios para rebajar tensiones. (DPA / Lluís Miquel Hurtado / El Mundo)