lunes, 20 de mayo de 2019

mayo 20, 2019
El espectáculo del derribamiento de una gran ceiba, de la visión de “todas las cosas que le hicieron los hombres” al árbol indefenso, despertó en Anahí Haizel de la Cruz Martin la indignación y al mismo tiempo su vocación a la fotografía.

Autodidacta desde hace año y medio, la joven Haizel de la Cruz (Ticul, 1993) admite que adolece de pericia técnica pero ello no la amedrenta.

Con fotografías publicadas en diferentes revistas y alguna exposición colectiva en la capital yucateca, Haizel de la Cruz hace camino al andar. En realidad, cuenta a elchilambalam.com, hasta ahora “las fotos que he tomado simplemente se dan. Es decir, no es que las busque, no es que las estudie”.

¿Hacia dónde va? No lo tiene muy en claro todavía, pero por ahora está muy satisfecha con el trabajo de documentación de la resistencia del pueblo maya, en las luchas legales por conservar sus territorios que están en riesgo de ser arrasados y colocados ahí cientos de hectáreas de paneles solares y parques eólicos.


Vuelve a la imagen de la ceiba que vio derribar en el terreno vecino, en su natal Ticul, al sur de Yucatán, cuando estudiaba el tercer año en Psicología en una universidad local. “Parece que el arrendador de las viviendas iba a construir nuevas piezas y la ceiba era una amenaza por sus raíces que rompe el piso”, recuerda en conversación telefónica. “Los hombres que llegaron para tirar el árbol hicieron un sinfín de artilugios para hacerlo caer porque el árbol se resistía”, cuenta.

Para Haizel de la Cruz esta escena –y las subiguientes– no es más que una metáfora de nuestra cultura maya, una cultura que se niega a morir, una cultura que resiste las embestidas del capitalismo que sólo quiere ganancias, pasando incluso sobre los derechos humanos de los pueblos originarios.

Fue a partir de esta experiencia dramática de ver derribar al árbol que Haizel de la Cruz comenzó a fijarse mejor en los árboles, en sus colores y en sus formas, en las texturas de la corteza. “Pienso que la situación que esté pasando la naturaleza es una expresión de la sociedad”, afirma.

No obstante, si la depredación de la naturaleza parece imparable y desesperanzado, la misma ceiba habla y deja su mensaje. En el tronco mutilado, dice Haziel de la Cruz, la ceiba comenzó a retoñar, las pequeñas hojas comenzaron a brotar, demostrando la esperanza del pueblo maya que se levanta una vez caído.

Primera fotografía de Haizel de la Cruz, publicada por la Revista sinfín

Como integrante del colectivo para la defensa del territorio Múuch’ Xíinbal, Haizel de la Cruz acompaña y documenta procesos de lucha por la reivindicación de la lengua y cultura maya. 

Ha hecho fotografía en relativamente poco tiempo, pero sus logros están a la vista. Tiene publicaciones en la Revista sin fin, en las revistas La Ojarasca y en la italiana La macchina sognante. El 7 de marzo de 2018 participó en la colectiva “Mujeres. Movimiento y perspectiva”, invitada por el Centro Estatal de Bellas Artes (CEBA), en el marco del Día Internacional de la Mujer.

Asimismo, ha participado en dos ocasiones en las Compartidas de la agencia de fotografía y editora Cuartoscuro (dinámica que se realiza a través de facebook).

Hace año y medio que comenzó a hacer fotos Haizel de la Cruz. Sus primera imágenes, la del derribo de la ceiba, fueron hechas con un teléfono celular Lanix LT500 y dos de éstas fueron publicadas en la Revista sinfín, en noviembre de 2016, inaugurando un historial que suman en la actualidad 14 fotografías en seis ediciones bimestrales.

De Ticul, que está al sur, emigró al Buctzotz, que está al oriente de Yucatán, y ahí sus ojos descubrieron el monte alto, las milpas, los frutos de la tierra. “Por el momento sigo en un proceso de búsqueda”, afirma. “Y mientras tanto subsano mis deficiencias técnicas mirando tutoriales en Youtube, mirando documentales sobre fotografía… ”

Su primera cámara la tuvo en noviembre de 2017, una Lumix F235, y fue cuando pudo comenzar a hacer fotografías más profesionales. Hoy día Haizel de la Cruz utiliza una Canon Revel T6 y continúa preparándose mientras registra las luchas presentes de los pueblos mayas que hacen sonar los tunkules ante una veintena de megaproyectos energéticos que amenazan trastornar su territorio y modo de vidas. (José Natividad Ic Xec / El Chilam Balam)

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