domingo, 10 de abril de 2016

abril 10, 2016
Patrícia Campos Mello, enviada especial de Folha de S.Paulo

RIMELAN, Siria, 3 de abril.- "El bombardeo de la Coalición (liderada por Estados Unidos) ha debilitado mucho al Estado islámico (EI, IS, ISIS, ISIL o Daesh).

Ya no podemos movilizarnos nosotros, y nuestros campos petroleros y refinerías han sido bombardeados. Mientras la Coalición continúe atacando nuestro califato en Siria e Irak, promoveremos ataques en Europa".

Ahmad Derwish, de 29 años, habla en voz baja, mirando fijamente a la reportera de Folha y al traductor del árabe.

Combatiente del Estado Islámico, llega a la sala de la policía siria con los ojos vendados,  esposas y sandalias anaranjadas. Tiene una barba larga, característica de los extremistas islámicos.

Fue capturado hace cerca de un mes durante la ofensiva de Shaddadi, en la que las fuerzas democráticas de Siria, que reúnen a soldados kurdos, árabes y turcomanos, recuperaron una de las fortalezas de la facción en el país.

La Coalición liderada por Estados Unidos lanzó 86 ataques aéreos durante el enfrentamiento. Más de 500 personas murieron, entre ellas, 400 militantes del EI.

Enlace a fotografías en fotofolha.

Derwish tiene quemada toda la mano izquierda, todo el brazo derecho envuelto en una gasa y heridas con sangre seca en la cabeza. Era emir (comandante) en la región de Shaddadi, ciudad estratégica que está en medio de la ruta entre las dos capitales del Estado Islámico, Raqqa, en Siria, y Mosul, en Irak.

Para la entrevista con Folha, Derwish fue traído de una prisión secreta en el noreste de Siria, donde pasa sus días en régimen de aislamiento. El soldado que lo traslada lleva una máscara, porque teme represalias.

Derwish cuenta de que el EI está en crisis y redujo los salarios. A mediados del año pasado, los soldados recibían 150 dólares por mes. Con la caída de las ventas del petróleo y la disminución general de los precios del crudo, las ganancias cayeron a 50 dólares. También disminuyó mucho el flujo de combatientes islámicos extranjeros que entraban por Turquía para unirse a la facción terrorista, dice.

Antes de Shaddadi, Derwish fue viceemir en Sinjar, ciudad iraquí donde el EI esclavizaba sexualmente a más de 2,000 mujeres de la minoría yazidi.

Al preguntarle qué sería de mí si entrase en cualquiera de las áreas dominadas por el Estado Islámico, responde: "Usted tendría que convertirse al Islam o se convertiría en esclava. Si estuviese vestida como lo está, sin niqab (velo que sólo deja ver los ojos), le darían de latigazos".

Soy periodista y soy cristiana, le informo. ¿Sería aceptable para usted decapitarme como se hizo con muchos periodistas? "No, porque puede pagar la jizya", dice Derwish, citando el impuesto cobrado a los cristianos.

"Además, yo no decapito a nadie, mi papel en el EI es luchar, estoy en el frente de batalla y mato con balas, no corto las cabezas de las personas.

Afirma que no tuvo ninguna esclava sexual, porque está casado, pero "regaló" mujeres yazidís a varios soldados. Una mujer hermosa, de alrededor de 18 años, se puede vender en 3,000 dólares, dice.

"Las yazidis son kafir (infieles), de acuerdo con el Corán es legítimo utilizar a estas mujeres".

¿Son legítimos los ataques como los cometidos por el EI en Bruselas el 22 de marzo, en los que 32 personas murieron? "Es preferible que los infieles mueran en el frente de batalla", dice Derwish." Pero siempre es legítimo matar a los que no siguen la sharia (la ley islámica)".

Él afirma que ha matado a 15 o 20 personas, "más o menos", y no se arrepiente. "Yo estaba defendiendo mi religión."

Wahabismo

Derwish nació en Homs, Siria, ciudad a 160 km de Damasco. Cuando era niño, se trasladó a Arabia Saudí con su padre, que era mecánico.

Fue allí que se radicalizó. Arabia Saudí es la cuna del wahabismo, vertiente fundamentalista del islam sunita que quiere rescatar la religión "pura", tal como se practicaba en los primeros días.

El wahabismo afirma que las mujeres adúlteras deben ser lapidadas hasta la muerte y que el sexo fuera del matrimonio es castigado con la decapitación (a menos que sea con una esclava sexual).

Derwish fue a Ucrania a estudiar farmacia en la Universidad y luego regresó a Arabia Saudita, donde trabajó como mecánico. Cuando empezaron las protestas contra el dictador Bashar al Assad, en 2011, y la guerra estalló, decidió regresar a Siria.

Assad es alauita, la vertiente del Islam alineada con la minoría chiíta en el mundo, y condenada por los fundamentalistas sunitas (los chiíes y suníes se dividieron a partir de una cuestión sobre la línea sucesoria del profeta Mahoma).

Assad es apoyado por Irán, el mayor país chiíta, Rusia y la milicia radical libanesa Hezbolá.

Varios familiares de Derwish fueron detenidos y desaparecidos durante el cerco a Baba Amr, en Homs, en 2012. Su tío, hermano de su padre, fue muerto por el ejército del régimen.

Derwish se unió al Ejército Libre de Siria, milicia formada originalmente por desertores del ejército sirio, que recibía armas de Arabia Saudita y Turquía y apoyo de Estados Unidos y Europa.

Entonces se unió al Estado Islámico y pasó dos años y nueve meses como miembro de la facción terrorista.

"Pensé que derrocar a Assad resolvería todos los problemas, pero acabé entendiendo que las cosas no eran tan simples, que había varias milicias y muchas personas querían tomar el poder", dice.

Casi 500,000 personas han muerto en la guerra en Siria desde 2011, según el Centro Sirio para la Investigación Política. La mayoría murió en enfrentamientos con las fuerzas de Assad. Más de 1.9 millones de personas resultaron heridas. La esperanza de vida en el país cayó de 70 años en 2010 a 55.4 en 2015.

Futbol brasileiro

Derwish hace una pausa y pide un cigarrillo. ¿Pero el EI no prohíbe fumar? ¿Quien sea sorprendido fumando no va preso?

"Fumo en secreto, en secreto", dice, riendo.

El yihadista se disculpa por no dominar el inglés, pero dice que habla ruso y pregunta si entiendo el idioma. "No, soy de Brasil, ¿ha oído?"

"¡Sí! Rivaldo, Ronaldo, Roberto Carlos," dice, referindose a los jugadores.

Es aficionado al fútbol. Pero últimamente, no podía ver los partidos. Les era permitido ver solamente las noticias, e incluso entonces, sólo aquellos noticiarios que no tenían mujeres  reporteras o presentadoras.

Derwish nunca vio al líder del EI, Abu Bakr al-Baghdadi, otro admirador del fútbol. Pero dice que no tiene ninguna duda de que Baghdadi está vivo. "Nosotros lo obedecemos a él, hacemos lo que él nos ordena, porque él es el califa ".

Aún así, Derwish dice que es un poco pesimista acerca de la perspectiva para la lucha contra los infieles.

"Antes, había muchas personas dispuestas a sacrificarse por la causa, a hacer todo lo posible para el EI, hoy en día ya no", dice.

"Hubo muchos errores, hay una radicalización excesiva y gente que vende información sobre mí y la facción".

La milicia kurda YPG, que forma parte de las Fuerzas Democráticas de Siria, afirman que todos los prisioneros serán juzgados, pero no se sabe cuándo y no está determinan por qué tipo de delitos. Probablemente, los pocos militantes del EI que no fueron muertos en combate, morirán en prisión, dijo un funcionario.

Derwish dice no saber qué espera del futuro.

"No quiero pelear más, no sé lo que es verdad aquí en el enfrentamiento en Siria, tengo muchas dudas".

Pide ayuda para levantarse la camisa y muestra los dos disparos que recibió en el pecho durante el enfrentamiento.

"Está escrito en el Corán, todos vamos a morir, pero Alá nos prometió el paraíso porque matamos a los infieles".