martes, 30 de septiembre de 2014

septiembre 30, 2014
Sureste peligroso

29 de septiembre de 2014

Un informe de Inteligencia militar revela la situación en que verdaderamente se encuentra el estado que más recursos aporta al PIB gracias al turismo. El cártel de Los Zetas se dividió cuando Heriberto Lazcano El Lazca y Miguel Ángel Trevino El zeta 40 rompieron lanzas y comenzaron la batalla por Cancún y la Riviera Maya, sede de uno de los aeropuertos más porosos del país. El informe integra más de 38 nombres de quienes a partir de las muertes o aprehensiones de sus jefes, ascendieron hasta convertirse en las cabezas de grupos de crimen organizado dedicados a trasiego y venta de drogas, trata de personas y explotación sexual comercial; así como extorsión de empresas grandes y pequeñas. Claramente esto no avanzaría sin el aval del gobierno estatal.

Dos grupos antagónicos de zetas se disputan la plaza y hay gran inseguridad. La autoridad local, según el informe, cobra cuotas a los grupos generando más inestabilidad social. Por su parte los miembros del Cártel del Golfo (CdeG) controlan la mayor parte de Cancún y Los Zetas mantienen el control total de Playa del Carmen, Tulum y Majahual. Agentes de migración revelaron a Sedena que el nuevo delegado del INM cobra cuotas a los cárteles, esto, según Sedena, le arrebató el monopolio de la zona norte al CdeG.

En julio de 2014 llegaron desde argentina un grupo de hombres chinos, dos de ellos están en la lista NO FLY de Estados Unidos, relacionados con poderosas mafias; las autoridades no han podido dar con estos sujetos que se internaron a Quintana Roo gracias a la corrupción de agentes de migración y la Policía Federal. El informe revela que los órganos de inteligencia temen que, debido a la incapacidad e inestabilidad del gobierno estatal, Quintana Roo entre en una espiral que conduzca a la violencia e inseguridad que hoy tiene Acapulco. También dejan ver que el gobierno estatal se niega a colaborar con las autoridades federales para detener el empoderamiento de los grupos delictivos.

Por otro lado la marginación y la pobreza de la Zona Maya (Felipe Carillo Puerto y Othón P. Blanco) se incrementa peligrosamente. Cerca de 240 mil hombres, mujeres, niñas y niños pertenecen a la población maya de Quintana Roo, que ha sido empujada al aislamiento por discriminación y manipulación política. En la última década, en el contexto del boom económico del estado, se agudizó la pobreza y explotación en casi 700 comunidades de la Zona Maya. Ochenta mil 829 indígenas mayas mayores de 15 años no saben leer ni escribir: Felipe Carrillo Puerto es la zona que concentra el mayor número de analfabetas. En 15 localidades mayas persiste la desnutrición severa y ninguno de sus habitantes se encuentra afiliado a un instituto de seguridad social, mientras que cerca de 60 poblaciones no tienen servicios de salud efectivos. El gobierno del estado ha perseguido y encarcelado al periodista maya Pedro Canché, dedicado a evidenciar esta grave situación, mientras los narcos operan libremente de la mano de las policías estatales y municipales. La persecución de quienes denuncian todos estos flagelos es innegable, fue el vocero del gobernador quien interpuso la demanda penal por sabotaje contra Canché para que esté hoy preso. Un experto en Inteligencia a quien entrevisté para elaborar esta columna me asegura que Quintana Roo y su frontera entre Chetumal y Belice son hoy por hoy el punto de mayor preocupación para expertos en delincuencia organizada. La economía de la zona podría entrar en picada si se desatan las violencias que los expertos prevén. El norte ya nos dio una dolorosa lección con un costo monumental para toda la sociedad.

Peña Nieto perdió la elección en Quintana Roo, a pesar del acarreo y la compra de votos; Borge sigue acumulando mayor oposición contra el PRI y todo lo que éste partido representa a partir de cómo gobierna. No sólo son la prensa y la sociedad civil quienes denuncian la crisis del sureste, Sedena y Segob también lo tienen claro. Sobre advertencia no hay engaño, dicen por allí. 

Despedida: EL UNIVERSAL, que ha sido mi casa editorial durante casi 9 años, ha tomado decisiones que me impiden seguir como columnista en sus páginas. Agradezco la hospitalidad de sus propietarios y de mis colegas. Me despido afectuosamente de mis lectores en este diario.