sábado, 19 de diciembre de 2015

diciembre 19, 2015
Petitte Lizarraga

He trabajado en el turismo desde hace 35 años.

Me duele Chichén Itzá, me duele la poca falta de conciencia de las personas encargadas de vigilar que nuestro patrimonio se conserve, me duele que hubieran personas que a través de trabajo y diferentes acciones hayan logrado convertir hace tan sólo hace 8 años (7 de julio de 2011) ya que la zona arqueológica de Chichén Itzá fue inscrita en la lista del Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1988 y hasta El 7 de julio de 2007, el Templo de Kukulcán, ubicado en Chichén Itzá, fue reconocido como una de las Las nuevas siete maravillas del mundo. moderno. 


Me duele que se haya invertido millones de pesos en el nuevo espectáculo de Luz y Sonido Noches de Kukulkán para tener un motivo más para gozar de esta joya arqueológica y me pregunto ¿por qué me duele? 

Me duele porque tener estas distinciones mundiales no cualquiera, ¿cuántos países en el mundo quisieran tener una distinción así, que te haga diferente de otros destinos turísticos? 

Me duele que no le den la importancia debida, me duele la falta de capacidad para solucionar este conflicto que lleva años y que con el paso del tiempo ha crecido en proporciones gigantescas. Me duele la falta de personas capaces de lograr negociaciones que redunden en beneficios para los turistas y para los vendedores. 

Me duele que en mi estado Yucatán, haya preferencias, que unos puedan ser vendedores ambulantes y otros que ni lo intenten en medio día los están levantando. 

Las noticias vuelan y así como Chichén Itzá se vistió de gala con estos nombramientos, hoy a nivel mundial, esta noticia expone a este Patrimonio Arqueológico a perder el interés de conocerlo. Porque ir a un lugar que no puedes visitar tranquilo porque miles de vendedores te atosigan, desde la entrada la imagen visual que recibes es terrible. 

Me duele ser noticia mundial por esta situación.

Los yucatecos debemos despertar ante esta situación, del turismo viven miles de familias y gracias a este centro arqueológico millones de turistas de Quintana Roo llegan a Mérida. 

Me duele que existan cámaras, asociaciones, comités, y un sin fin de figuras que exponen su capacidad para lograr y exigir que esta situación se termine.

Me pregunto ¿Hasta cuándo? ¿Qué hay detrás de este conflicto? ¿Qué tan difícil es? Seguramente necesito conocer más para entender qué sucede ¿por qué no logran resolverlo?

Con estas palabras no pretendo sólo criticar esta situación, pretendo despertar conciencias, pretendo que retomen este asunto y pretendo ayudar en lo que necesiten.