domingo, 4 de febrero de 2018

febrero 04, 2018
BOGOTÁ, 4 de febrero de 2018.- El diputado y cantante evangélico Fabricio Alvarado lideraba las elecciones del domingo en Costa Rica, pero sin la ventaja suficiente para evitar una segunda vuelta en la que se enfrentaría con el candidato oficialista de izquierda.

Con el 75,1 por ciento de las mesas escrutadas, Alvarado encabezaba las preferencias con un 24,9 por ciento de los votos, seguido por el izquierdista Carlos Alvarado con el 21,4 por ciento.

El empresario bananero Antonio Álvarez Desanti había subido al segundo lugar en los primeros resultados, pero fue cediendo su ventaja ante Alvarado y, con el 18,9 por ciento de los votos, reconoció su derrota.

Porcentajes de los candidatos. (La Nación)

"La democracia lo ha colocado (a Carlos Alvarado) en esta segunda ronda", dijo Álvarez Desanti en un discurso ante sus seguidores. "El pueblo ha tomado una decisión que no nos es favorable y debemos respetarla".

De mantenerse la tendencia, será la tercera vez en su historia que Costa Rica, la democracia más antigua de América Latina, elegirá presidente en una segunda vuelta, luego de que el voto se atomizara entre 13 candidatos tras una reñida campaña centrada en el matrimonio igualitario.

Fabricio Alvarado, cantante de música cristiana y expresentador de televisión de 43 años, llegó como favorito con su promesa de oponerse a una resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que obliga al país a legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo.

El diputado galvanizó, así, gran parte del voto de la creciente población evangélica del país, un 15 por ciento de los casi 5 millones de habitantes. Alvarado, electo en 2014 como único diputado del partido Restauración Nacional, conforma con otros legisladores evangélicos un frente común en la Asamblea que se opone a la agenda progresista del presidente Luis Guillermo Solís en temas como la diversidad sexual, fecundación in vitro o el aborto.

Casado y con dos hijas, el salmista ha destacado en los debates por sus mensajes bien articulados y su dominio del medio, sacando rédito de su carisma artístico y su experiencia como presentador de televisión.

Su plan de gobierno incluye medidas de austeridad en el gasto público, anticorrupción y creación de empleo con inversión extranjera. Pero no ha precisado acciones económicas concretas. Aunque su programa electoral reconoce la necesidad urgente de una reforma fiscal para fortalecer las cada vez más debilitadas arcas públicas, el candidato ha asegurado en varias entrevistas durante la campaña que no subirá los impuestos, un tema ampliamente rechazado por los costarricenses.(El Tiempo)

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