domingo, 12 de agosto de 2018

agosto 12, 2018
MADRID, 12 de agosto de 2018.- En 2016 China dio el histórico paso de acabar con la «política del hijo único» y permitir a todas las parejas tener hasta dos vástagos, pero la medida no parece haber bastado para resolver los problemas demográficos, y Pekín ya considera dar un paso más y aprobar la libertad total en el número de hijos.

Por paradójico que pueda parecer, China, el país más poblado del mundo, tiene un creciente problema de escasez de mano de obra debido al rápido envejecimiento de su población, que se esperaba frenar con el gran cambio de 2016.

De acuerdo con la Comisión Nacional de Salud de China, los chinos en la tercera edad, que actualmente representan un 17,3 % de la población, subirán al 34,9 % en 2050 (487 millones), lo que puede plantear gravísimos problemas para el futuro del país.

Familia china de dos hijos.

Al régimen, que en la última década ha dado pasos para restablecer un sistema de seguridad social universal abandonado con el desarrollismo de los 80, no le salen las cuentas sobre cómo pagar los enormes gastos médicos y de pensiones que supondría una China en la que más de la tercera parte de la población sea anciana.

Para colmo, se publicó en julio pasado una preocupante cifra: tras un aumento de nacimientos en China en 2016, coincidiendo con el fin de la política del hijo único, en 2017 se registraron 630.000 menos (17,23 millones).

Décadas de promoción de la idea de que la «familia perfecta» era de tres, unida al alto coste de criar un niño y la discriminación que muchas empresas chinas ejercen sobre las mujeres embarazadas han contrarrestado la medida tomada hace dos años: muchos jóvenes siguen queriendo tener solo un bebé, o ninguno.

Fomentar la natalidad

«Vamos a tener dos hijos porque emigramos a Australia, pero si me quedara en China ni me lo plantearía», cuenta a Efe Cui Hongbo, un joven de 31 años recién casado; «es caro si encima hay que pagar hipoteca, y el Gobierno no ayuda en nada».

Autoridades, familias y expertos parecen coincidir en que el cambio de 2016 fue puramente cosmético y poco efectivo, por lo que está ganando cada vez más fuerza la idea de que Pekín permita a las familias chinas tener los hijos que quieran, e incluso que les incentive para ello con ayudas económicas.

«Va a aprobarse en poco tiempo, quizá incluso el año que viene», vaticina a Efe Lu Jiehua, catedrático de Sociología de la Universidad de Pekín, quien subraya que «se observará durante un periodo si con esa total libertad pueden aliviarse los problemas, y si no se tomarán más medidas para fomentar la maternidad». (ABC)

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