domingo, 1 de marzo de 2015

marzo 01, 2015
MÉRIDA, Yucatán, 1 de marzo.- El Mtro. Alfonso Miranda Márquez, Director General del Museo Soumaya, impartió este viernes la conferencia Rodin y la Modernidad, durante la cual recordó las principales obras del escultor galo en el contexto de las transformaciones sociales y culturales de la Francia del Siglo XIX.

Alfonso Miranda es licenciado en Historia y Maestro en Arte con especialidad en decodificación de la imagen. Actualmente es columnista de las revistas Contenido y Museo Soumaya y curador académico en la Fundación Carlos Slim desde el 2003, además de miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte (fotos: JMRM)

Durante su ponencia, de hora y media de duración, el historiador indicó que una nueva generación de artistas, entre quienes se encuentra Rodin, florecieron durante La Bella Época, que marcó un cambio en la tradición de cómo hacer arte.


"Vemos que antes se pintaba en honor al rey, en honor a la Iglesia... los propios motivos comienzan a ser diferentes, el arte puede venir de cualquier lado, de lo cotidiano", dijo.

"Ahí también puede haber algo de grandeza, y no necesariamente investido por la fe o por el Estado. También el formato comenzará a achicarse, y es que tenemos un nuevo cliente. Ya no el clero y ya no el gobernante, sino el burgués", explicó.

"Ese espíritu mercantilista hizo que la burguesía cobrara un peso y ahora poder incluso comerciar o dedicarnos a un nuevo prestigio. Si no me lo daba el título nobiliario o no me lo bendecía Roma, yo me podía forjar mi destino y amasar fortunas, lo cual también implicaba amasar crédito público", agregó.

Entre las obras de Rodin, Miranda destacó "La puerta del infierno", contraparte a las "Puertas del Paraíso" de Lorenzo Ghiberti, proyecto del cual salieron las piezas más famosas de su colección.

Indicó que el talento de Rodin, quien encabezó uno de los talleres de arte más importantes de la histora, fue tal que fue llevado a juicio tras presentar una réplica del cuerpo humano realizada con tal exactitud que los jurados pensaron que había matado al modelo para realizarla.

También hizo mención de las esculturas de los Burgueses de Calais, seis hombres acomodados quienes entregaron las llaves de la ciudad a los ingleses y estaban dispuestos a morir para salvar a su ciudad durante la Guerra de los Cien Años. Aunque fueron indultados al final, su sacrificio heroico fue exaltado en la obra de Rodin.

Entre otras obras destacadas, mencionó las esculturas de Víctor Hugo y Honoré de Balzac, requiriendo 7 años para completar esta última, que es considerada la primera obra moderna reconocida por la crítica, un parteaguas.

Respecto a El Pensador, comentó:

"Nos suena El Pensador. Esta imagen, aunque no supiéramos que había sido de Rodin, la habíamos visto. Y es una suma de valores lo que crea la novedad, y la modernidad. No la invención desde cero. No se crean las cosas con una hoja en blanco, sino con todos los capítulos anteriores para que esa hoja en blanco fuera llenada", dijo, destacando que la obra ha sido replicada en todas las latitudes.

"Es el pensamiento libre, sin ataduras éticas o morales. Un icono de la democracia. Ser incluyentes implica escuchar a la otra edad, a quien piensa, tiene, siente de una manera distinta, respetar. Sea ese respeto hacia una mujer, hacia alguien que tiene una preferencia sexual, hacia alguien quien tiene medios económicos diferentes que los míos... es entendernos que somos un mosaico pluriétnico, pluricultural donde, si no entendemos esa pluralidad solamente vamos a seguir gobernando para unos cuantos, trabajando para unos cuantos, teniendo para unos cuantos", explicó.

"¿De qué sirve tanto pensar? seguramente no vamos a resolver nada pensando. El siguiente paso que no vio Rodin era la acción. Hay que pensar pero ser congruente para que ese pensamiento que derivó de una exacerbada forma de entender la realidad nos lleve, con conciencia y con inconsciencia, a que el siguiente paso sea firme, propositivo y plural. De otra forma, seguiremos viendo el arte de Rodin como una mirada simplemente del pasado, cuando lo que nos está invitando es a repensarnos hoy".

"De nada sirve que estén 50 piezas de los más grandes maestros, que todas son auténticas, que todas tienen procesos espectaculares de entendimiento, si no la vamos a ver. Y ya que la vimos, de nada sirve que nada más la aplaudamos o que nos enojemos, tiene que hacernos pensar", opinó.

"Sobre el cuerpo nada puede ser indigno. Ni un tatuaje, ni un piercing o una perforación. Eso simplemente es la elección del aderezo... en la medida que ustedes acudan y vean arte vibrarán, se sentirán a veces identificados y otras no. El gusto se vale y se lo quedan ustedes, pero no se vale decir "esto es una porquería porque no lo entiendo". Ésa es la diferencia", expresó.

Finalmente, el historiador invitó a los asistentes a disfrutar la exposición del Museo Soumaya en el Centro Cultural Olimpo, que estará abierta al público hasta el viernes 24 de abril.

En ésta, se encuentra en exhibición la obra "Pequeña mártir número 5" (Petite martyre numéro 5), esculpida por Rodin en la década de 1880.

De nada sirve tener encerrado el conocimiento

"Los artistas contemporáneos siguen viendo en Rodin una fuente de inspiración y los espectadores nos seguimos emocionando y entusiasmando con este artista que si bien pareciera muy lejano y es francés, sus formas de hacer escultura y crear arte siguen siendo vigentes, siguen siendo realmente vívidas en nuestro acontecer", expresó Miranda en entrevista a los medios de comunicación momentos antes de la plática.

El invitado elogió al Centro Cultural Olimpo, recinto que alberga la exhibición, remarcando:

"Tiene todas las condiciones de seguridad, de temperatura y humedad controladas para que de pronto otros espacios, como en este caso el Museo Soumaya, confíe y pueda traer a artistas de este nivel y que puedan ser compartidos con diferentes públicos".

Miranda expresó la esperanza de traer nuevas exposiciones a esta capital y establecer un mayor contacto con la comunidad, recordando que el Museo Soumaya tiene una tradición de dos décadas en la escena latinoamericana y brinda al público la oportunidad de descubrir gratuitamente a artistas de talla mundial.

"Nuestra intención con esta colección tan grande... es romper con esta hegemonía que de pronto ha tenido la capital mexicana en centralizar formas de conocimiento y de cultura. Los estados tenemos una tradición valiosísima, pero no basta simplemente tener las puertas abiertas", expresó.

El Museo Soumaya abre sus puertas de manera completamente gratuita los 365 días del año. Desde el 2000, comenzó a itinerar y llevar sus exposiciones por distintos estados de la República.

"De nada sirve estar encerrando el conocimiento, tenerlo simplemente para unos pocos. Es como escribir un libro que no se lee, ahí no hay conocimiento", añadió.

La colección escultórica de Rodín en las dos sedes del Museo Soumaya, en la capital del país, es la más grande fuera de Francia, con más de 350 piezas elaboradas con mármol, terracota y bronce, además de dibujos y fotografías.

El evento también contó con la presencia del Dr. Irving Berlín Villafaña, titular de la Dirección de Cultura del Ayuntamiento de Mérida. (JMRM)