sábado, 6 de diciembre de 2014

diciembre 06, 2014
CIUDAD DE MÉXICO, 6 de diciembre.- Pese a ser considerado uno de los edificios más altos e importantes de la historia mexicana, el yucateco Silvio Zavala (1909-2014) fue despedido el viernes en el Panteón Francés en un ambiente desolado y abandonado por las autoridades culturales del país. Quizás porque esta semana estuvo impregnada por el olor de la muerte: el miércoles fue el escritor Vicente Leñero y ayer también el músico Luis Herrera de la Fuente.


Zavala no fue cualquier historiador. Él cambió la forma de hacer historia en México al profesionalizarla a través de un rigor científico y documental sin precedentes, afirma en entrevista el presidente del Colegio de México, Javier Garciadiego, quien se dio cita en el funeral, al cual acudieron pocas figuras intelectuales, ya que todos se encontraban en la FIL de Guadalajara.

"Se fue de la manera más linda. Se acostó y se durmió. Su corazón se detuvo. Nos inculcó a todos el ejemplo del sabor del estudio y el rigor de los datos, tanto así que todos alcanzamos el nivel del doctorado, pero también nos enseñó la importancia del trabajo", dijo triste María Eugenia Zavala, la mayor de sus cuatro hijos.

El profesionalismo y exigencia de Silvio Zavala siempre fue su sello, su garantía. “Fue el primer historiador científico con énfasis. Su trabajo tuvo una inteligencia y una madurez sin igual. Antes de él hubo muchos historiadores prolíficos, pero siempre atados y divididos por ideologías. En este sentido, don Silvio fue el primero en liberarse de todas esas ataduras y hacer historia independiente de toda doctrina o religión. Podemos decir que con él nace la historia profesional”, señaló Garciadiego.

Los representantes de instituciones como el INBA, el Conaculta y el INAH sólo enviaron coronas fúnebres para despedir a Zavala Vallado, quien sería cremado este sábado a las 10:00 horas. Nula atención para quien fue uno de los pilares de la historia nacional.

Silvio Zavala fundó el Centro de Estudios Históricos de El Colegio de México y fue su director de 1940 a 1956. “Su importancia en la institución es igual de importante que la de Daniel Cosío Villegas y Alfonso Reyes. El legado que nos deja es sagrado, ya que fue él quien internacionalizó al Colegio. De ese tamaño es el gigante que se nos fue”, apunta Garciadiego.

La madurez de la historia

El presidente de El Colegio de México asegura que  la “madurez para interpretar la historia” de Zavala fue única. "Analizó la Conquista desde una perspectiva mucho más amplia, a nivel intercontinental. En su obra siempre hace referencias comparativas. Para darnos una idea de su gran visión histórica, hay que mencionar que él estudió lo que ahora llamamos derechos humanos, pero desde el siglo XVI, durante el proceso de colonización”.

En La encomienda indiana (1935) y Los esclavos indios de la Nueva España (1968), Zavala estudió las formas de explotación más relevantes en el primer periodo de la colonización. Sobre ello, Rodrigo Martínez Baracs sostiene en su ensayo El aporte histórico central de Silvio Zavala que la obra del yucateco “demostró que la historia de la Conquista fue llevada a cabo no sólo por la voluntad de los reyes, encarnaciones mágicas y divinas de la nación, sino por la libre actuación de personas, en un marco jurídico y económico de interacción”.

Garciadiego asevera que el trabajo de Zavala también estuvo orientado hacia la “importantísima tarea” de historiar las instituciones (de ahí proviene también su profesión de jurista).

“Zavala es uno de los primeros en interesarse por las instituciones. Esto se debió a las enseñanzas que recibió de Rafael Altamira. A partir de ahí, Silvio se convierte en un historiador del derecho, algo que hace muchísima falta en un país como el nuestro. Nunca hay que olvidar que las naciones se construyen a través de sus instituciones”, sostiene.

Siempre preocupado por “los problemas troncales” que aquejaban a México, Silvio Zavala deberá ser recordado por el gremio intelectual como “un parteaguas” de la vida nacional, cuya obra tendrá que ser retomada por las nuevas generaciones de historiadores, sostuvo Garciadiego. (Eduardo Bautista / Sandra Aguilar /El Financiero/Excélsior)