SEÚL, Corea del Sur, 15 de agosto.- En el segundo día de su visita a Corea del Sur, el Papa Francisco exhortó a los jóvenes que participan en la VI Jornada de la Juventud Asiática a llevar a Cristo a este mundo donde se quiere robar la esperanza. En su discurso –en cuya parte final dejó de lado el texto oficial- alentó a los jóvenes a confiar siempre en la misericordia de Dios y pidió por la unidad de la península coreana.
Francisco visitó la casa de San Andrés Kim Tae-gon (el santuario de Solmoe). (Foto ansa) |
A continuación, el discurso completo. La parte en letras cursivas pertenece a las palabras espontáneas del Pontífice:
Queridos jóvenes amigos:
«¡Qué bueno es que estemos aquí!». Estas palabras fueron pronunciadas por san Pedro en el Monte Tabor ante Jesús transfigurado en gloria. En verdad es bueno para nosotros estar aquí juntos, en este Santuario de los mártires coreanos, en los que la gloria del Señor se reveló en los albores de la Iglesia en este país. En esta gran asamblea, que reúne a jóvenes cristianos de toda Asia, casi podemos sentir la gloria de Jesús presente entre de nosotros, presente en su Iglesia, que abarca toda lengua, pueblo y nación, presente con el poder de su Espíritu Santo, que hace nuevas, jóvenes y vivas todas las cosas.
La firma de Papa Francisco en el libro de visitas. (AP) |
Les doy las gracias por su calurosa bienvenida y por el don de su entusiasmo, sus canciones alegres, sus testimonios de fe y las bellas manifestaciones de sus variadas y ricas culturas.
Gracias, especialmente, a los tres jóvenes que han compartido sus esperanzas, inquietudes y preocupaciones; las he escuchado con atención, y no las olvidaré. Agradezco a monseñor Lazzaro You Heung-sik sus palabras de introducción y les saludo a todos ustedes desde lo más hondo del corazón.
Esta tarde quisiera reflexionar con ustedes sobre un aspecto del lema de esta Sexta Jornada de la Juventud Asiática: «La gloria de los mártires brilla sobre ti».
(ansa) |
Así como el Señor hizo brillar su gloria en el heroico testimonio de los mártires, también quiere que resplandezca en sus vidas y que, a través de ustedes, ilumine la vida de este vasto Continente. Hoy, Cristo llama a la puerta de sus corazones. Él les llama a despertar, a estar bien despejados y atentos, a ver las cosas que realmente importan en la vida. Y, más aún, les pide que vayan por los caminos y senderos de este mundo, llamando a las puertas de los corazones de los otros, invitándolos a acogerlo en sus vidas.