miércoles, 2 de abril de 2014

abril 02, 2014
Jorge Pérez, estudiante de la Facultad de Química

Cuando yo pienso en un cambio de casa me imagino la emoción de sus miembros por estrenar un edificio nuevo con todas las instalaciones relucientes y en óptimas condiciones por ser nuevas, sin embargo como estudiante de esta Facultad le diré que no hay tal emoción ni regocijo, a pesar de que el cambio se inició en agosto pasado, cuando se llevaron sillas y sistemas de cómputo y red a la “nueva Facultad” para iniciar las clases del semestre agosto diciembre en ese edificio.

Foto de la Dra. Zulema Osiris Cantillo Ciau, Directora de la Facultad, con Adán Salazar, actual Presidente de la Sociedad de Alumnos.

Pues resultó que a última hora y con más de una semana de retraso en el inicio de los cursos, se nos notificó que siempre no nos cambiábamos y que el semestre se impartiría en la antigua a partir del 26 de agosto (15 días atrasados) y que durante todo ese semestre se realizarían adecuaciones y programación para el traslado, para que en enero 2014 se iniciaran, ahora sí, las clases en el nuevo edificio. En ese entonces los alumnos pensamos “qué buena decisión” porque así cuando iniciemos va a estar todo listo, porque las autoridades tendrían un semestre entero para adecuar las instalaciones. 

Pero ¡qué desilusión! cuando iniciamos en enero se notó la ineptitud (el semestre anterior pudo haber sido inexperiencia, ¿pero ya el siguiente?) del cuerpo directivo para la elaboración de los horarios, pues aquellos de varios profesores coincidían en un mismo salón o el salón programado no tenía ni sillas y no se podían tomar las clases o un alumno tenía que estar en dos salones al mismo tiempo, además de que también se inició el semestre atrasado.

Pero además, hasta la fecha, estas instalaciones que promueven con tanta desvergüenza (muy bella la foto presentada por ustedes en nota de prensa donde la “honorable” directora y la “afable” secretaria académica muestran el cambio de sede de nuestra facultad), los proyectores de cañón siguen medio o mal instalados, los salones no tienen cortinas persianas o sistema alguno para oscurecerlos un poco y se puedan ver las proyecciones, los laboratorios o “peceras” como les decimos, dadas sus paredes de vidrio, están muy mal habilitados e improvisados (¿qué hicieron todo el semestre anterior para ponerlos a funcionar así? ) y en donde empezamos a tener clase hasta finales de enero.

También da coraje que se hicieron muchos gastos estúpidos en los salones para dotarlos a todos de unos bonitos plafones para que parecieran de universidad de primer mundo y finalmente se hizo un hueco para poder instalar los salones porque el plafón impedía la instalación de los proyectores.

No tenemos áreas habilitadas para nosotros. La verdad es difícil decidir estar entre el polvo y la grava de las obras que aún se realizan o entre las máquinas de construcción o disfrutar del escándalo que se escucha día con día de éstas. ¿Por qué no protestamos?, pues por las amenazas y porque nuestros líderes están vendidos, baste ver el abrazo de la directora y el presidente de la Sociedad de Alumnos y en donde los chismes de pasillo dicen que les han dado mucho dinero por su silencio.

Impreso de pantalla de la respuesta del Secretario Administrativo a las quejas de los estudiantes.

El ultimo suceso en esta contienda se dio el viernes 21 de marzo, en donde a través del Facebook de la Facultad de Química pedimos cortinas para los salones y en donde solamente se destacó el poco compromiso y la ineptitud del Secretario Administrativo de esta Facultad, Amílcar González, al echarle la culpa a la UADY (¿para quien trabaja él?) en lugar de comprometerse y buscar alternativas de solución y en donde muerde la mano que le da de comer y habla de injusticias cuando él día con día las comete a diestra y siniestra.

Otra muestra de ineptitud de toda la directiva está en hermosa instantánea presentada por ustedes en la nota de prensa “la Facultad de Química se cambia de casa” y en donde se nota que ni siquiera se tomaron la molestia de mirar la foto publicada de la Facultad en la pagina web de la misma y en donde se muestra el lugar destinado para poner el nombre al edificio y el cual las autoridades lo han colocado sólo para salir en la foto del artículo.

Qué gran cambio. Pasamos de un edificio pequeño y limpio a uno grande lleno de polvo, con máquinas construyendo todo el día y en donde algunas de las autoridades se la pasan encerradas en sus despachos comiendo salbutes, panuchos y polcanes y otras están en el despacho de “ciertas” maestras platicando todo el día sin hacer nada.